El psicólogo salmantino José González Guerras destaca la importancia de "reconocer y valorar a los hijos, porque la anulación y la invalidación de la persona hacen que aumenten los problemas mentales"
Cada 13 enero se celebra cada año el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, una enfermedad frecuente que afecta a 350 millones de personas en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el grupo de edad de 15 a 44 años, la depresión mayor es la primera causa de discapacidad en el mundo.
Los datos de la OMS sitúan a España como el cuarto país de Europa con más casos, llegando a afectar a más de 2,5 millones de personas, con una prevalencia mayor en las mujeres. Otro dato destacado es que un 50 por ciento los trastornos depresivos no recibe tratamiento o no recibe el tratamiento adecuado.
La depresión es un trastorno mental frecuente que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. "No hay que confundir la depresión con la tristeza", asegura José González Guerras, psicólogo sanitario y psicoterapeuta relacional del Centro Psicológico Self de Salamanca.
"No es lo mismo estar triste que tener una depresión", explica, ya que ante la tristeza puede haber circunstancias y acontecimientos puntuales que nos llevan a ella, como un duelo, la separación de pareja, haber perdido el trabajo, una enfermedad o no haber conseguido las metas y objetivos. "Esto es algo normal, pero hoy en día hay muchas emociones que no toleramos y ese es el problema".
González Guerras señala también que "hay acontecimientos que te pueden entristecer pero dependiendo de la vulnerabilidad de la persona puedes entrar en una depresión" y en este punto intervienen tres factores: la biología, el contexto familiar y el contexto-sociocultural, pero sobre todo "la interacción entre ellos". "Lo más importante, desde mi punto de vista, es el contexto familiar en el que nacemos, vivimos y aprendemos, la capacidad de los padres y cuidadores de reconocer, valorar y validar a los hijos, porque la anulación y la invalidación de la persona hacen que aumenten la depresión y los problemas mentales".
El experto apunta que vivimos en una sociedad de la inmediatez y de las prisas, "del lo quiero y lo quiero ya", y que tanto el actual sistema consumista como la imagen distorsionada de la realidad que se proyecta en plataformas como Facebook, Instagram, YouTube o Twitter son culpables de muchos episodios depresivos. Las redes sociales junto con la televisión "realzan únicamente los buenos momentos o celebra estilos de vida lujosos que están fuera del alcance de la mayoría de muchos", apunta un informe. En este sentido, González Guerras subraya que este hecho nos crea "sentimientos de vacío y de frustración al no poder vivir como la gente que vemos en las redes sociales".
Gestionar las emociones negativas
Sentir las emociones es lo que nos conecta con la realidad, pero "en la sociedad actual solo queremos sentir emociones positivas, alegría, paz, y no sabemos cómo actuar cuando sentimos tristeza, ansiedad o rabia por no poder conseguir algo", indica González Guerras, quien añade que "conectar con esas emociones negativas es lo que nos ayuda a aprender a calmarlas y convivir con ellas". Como destaca, "las emociones negativas nos construyen como persona, porque nos conectan con nosotros mismos. El mundo está lleno de frustraciones pero hay que conocerlas y superarlas".
Lo que nos ayuda a aprender a manejar las emociones es el contacto y el vínculo con un otro, pero el móvil se ha convertido en un refugio para todo. "En vez de sentir mi tristeza, voy al móvil y eso no te ayuda a aceptar y superar la situación que estás viviendo".
Además, el psicólogo asegura que en la actualidad se sobreprotege en exceso a los hijos, "se les quiere dar todo hecho y quitar todos los obstáculos y así los menores no aprenden a obtener los recursos para enfrentarse a una situación difícil ni a realizar el esfuerzo necesario para conseguir las cosas".
¿Es posible prevenir la depresión?
Sí es posible. Para ello es importante tener y sentir que estamos en un entorno que nos apoya y que comparte con nosotros nuestras emociones y sentimientos. "También es crucial que nosotros tengamos la capacidad para afrontar los estados emocionales negativos, lo cual tiene que ver con nuestra autoestima y/o valoración personal y con nuestra resiliencia", afirma el director del Centro Psicológico Self de Salamanca.
"Si hemos vivido en un entorno que nos ha apoyado y además ha fomentado nuestra capacidad de afrontar las angustias, sentimientos y emociones negativas, como decíamos antes, interiorizamos la capacidad para aceptar y afrontar estas vivencias saliendo fortalecidos cuando sobrevienen periodos de crisis por cualquier circunstancia. Digamos que nos convertimos en personas resilientes, no solo capaces de aceptar y afrontar las situaciones, sino que además podemos salir fortalecidos de ellas", explica José González Guerras.
Por tanto, para prevenir la depresión es muy importante nuestro entorno primario (nuestra familia) y que el entorno actual también sea un entorno que nos apoya. "En este entorno es donde aprendemos nuestras fortalezas y capacidades para que las situaciones difíciles no nos hagan entrar en depresión", concluye.