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“La pobreza hay que trabajarla en todas las dimensiones”
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CARMEN CALZADA, DIRECTORA DE CÁRITAS

“La pobreza hay que trabajarla en todas las dimensiones”

Actualizado 09/12/2019
Redacción

"Tenemos que hacer una sociedad más humana y crear unas condiciones de vida con otros valores", subraya Carmen Calzada, "en la que el ser humano cuente no por lo que tiene sino por lo que es"

Cáritas Diocesana de Salamanca trabaja desde hace muchos años en la ciudad de Salamanca con el objetivo de dar respuesta a las personas que sufren pobreza y exclusión social para que puedan reinsertarse en la sociedad. Lo hace a través de sus diferentes programas, centros y servicios dirigidos a grupos con especiales dificultades, como drogodependientes, personas sin hogar, sin trabajo, enfermos, inmigrantes y niños, jóvenes y mujeres en riesgo de exclusión social.

En 2018 la entidad atendió a 12.725 personas y su acción benefició a un total de 20.417, entre las que se incluyen las familias de los participantes que reciben la ayuda de forma directa por parte de la institución. Desde el área de Inserción Laboral se atendió a 1.696 personas y más de 400 encontraron empleo. Además, se acogió a 2.424 familias y ayudó a 1.440 hogares en gastos de vivienda y de primera necesidad, beneficiando, en total a más de 7.000 personas.

Hay que empezar por felicitar a Cáritas Diocesana de Salamanca, Medalla de Oro de la Ciudad 2019, sin duda uno de los mayores reconocimientos a la labor que desarrolla día a día.

Agradecimientos mil al Ayuntamiento de Salamanca, dar la enhorabuena a la otra entidad a la que se ha concedido (Centro de Estudios Salmantinos), pero para nosotros es una responsabilidad, la responsabilidad de seguir trabajando para ayudar a las personas que más lo necesitan. Al mismo tiempo, agradecer a todos los colaboradores, socios, voluntarios, donantes, personal técnico que trabaja y se esfuerza cada día en atender lo mejor posible. También es otra oportunidad de hacer una llamada a las instituciones y a la sociedad en general que la responsabilidad de hacer una sociedad más habitable, no sólo en el clima, también en las condiciones humanas, es de todos. Es una responsabilidad también individual y tenemos que tomar conciencia de que esa responsabilidad no se puede dejar para otro. Cada uno tenemos que poner nuestro granito de arena para ir revirtiendo cosas que de todos es conocido que no están bien.

¿Ahora más que nunca la pobreza es mucho más que la falta de recursos económicos?

Siempre lo ha sido, pero ahora más que nunca, en una sociedad tan individualista, fragmentada. Los recursos económicos son imprescindibles para llevar una vida con dignidad, pero no es lo fundamental. La persona tiene que tener medios para vivir, por sí misma y familiarmente, pero no es la única problemática. La pobreza es un problema de no participación, de exclusión cuando es más severa, de vulnerabilidad, de baja autoestima, de problemas familiares, de niños que están un poco al margen de la normalidad del barrio, y eso es lo que hay que atacar.

La falta de empleo, en una ciudad como Salamanca, ¿está detrás de gran parte de las situaciones de vulnerabilidad?

Hay una causa gorda, por decirlo de alguna manera, es la falta de trabajo o tener un trabajo muy precario. Estar entrando y saliendo del mercado laboral crea incluso una inestabilidad psicológica y una falta de esperanza en el futuro.

En Cáritas Diocesana el lema es que nadie se queda sin atender.

En la medida de nuestras posibilidades, así es.

¿Puede hablarse de un perfil de usuario más habitual?

En Cáritas atendemos a todo el mundo, porque no es solo la falta de recursos económicos, aunque también. Estamos en contacto con la realidad del territorio, y nuestra apuesta es ayudar a las personas a integrarse, cultivando la formación de la persona. La pobreza no se combate solo con ayudar económicamente, la persona tiene que participar y partícipe de la solución de los problemas en los que se ha sentido inmerso.

Hemos acuñado incluso un término, aporafobia. ¿Tendemos a mirar cada vez más para otro lado ante las situaciones de pobreza?

Vivimos cada día más en una sociedad que se está volviendo indiferente a la problemática general, pero también hay mucha gente consciente y la prueba evidente es que Cáritas no podría responder como lo hace si no hubiera personas que comparten su tiempo, sus bienes económicos, incluso haciendo un esfuerzo y reduciendo gastos para compartir con los demás, y es que todos tenemos responsabilidad de compartir.

¿Deberíamos ser más conscientes de la importancia de devolver a la sociedad parte de lo que nos da?

Tenemos que hacer una sociedad más humana, que el ser humano cuente no por lo que tiene sino por lo que es, y crear unas condiciones de vida con otros valores. Si no se revierte y la persona no tiene sentido en la vida, unos valores humanos y espirituales, cada uno con sus creencias, es muy difícil que la sociedad no se convierta en un 'sálvese quien pueda'.

En la recta final del año, ¿cómo ha sido 2019 para Cáritas Salamanca?

Es verdad que si tienes más recursos puedes ayudar más. Ha ido bien, pero con preocupación, buscando recursos. Es mucho el volumen de atención. El año pasado, más de 12.000 personas, individualmente consideradas.

Desde Cáritas Salamanca, y atendiendo a las cifras de personas atendidas, ¿la situación ha vuelto a empeorar o tiene visos de hacerlo?

La situación había mejorado, se había generado empleo, eso es verdad, pero el trabajo que se ha creado es muy precario en líneas generales, y eso tiene consecuencias económicas, pero también afecta al desarrollo de la persona a nivel de salud, autoestima. Nosotros intentamos ayudar y comprender a la persona. La pobreza hay que trabajarla en todas las dimensiones.

'Operación Vivienda' es uno de los programas más importantes de Cáritas.

Es muy importante y es un gran esfuerzo, el año pasado fueron más de mil familias.

¿Qué le pide la directora de Cáritas Salamanca al 2020?

Que todos nos demos cuenta que la participación para revertir esta situación es necesaria, y nos tenemos que comprometer individualmente y colectivamente.

Echando la vista atrás, y al frente de Cáritas Salamanca desde el año 2000. ¿Qué ha cambiado en estos años?

Lo que ha cambiado es la complejidad de la problemática. Antes, primero era menor y podías solucionar el problema con una ayuda económica, ahora no solucionas el bienestar y la familia con cubrir una necesidad. Y luego la problemática de las personas sin hogar, el 'sinhogarismo', no es igual ahora que hace unos años. El modelo de intervención ha cambiado, se centra en la persona, que tiene unos derechos. En Cáritas una de las dimensiones a trabajar es la justicia y el derecho, por eso estamos intentado que todos nos demos cuenta del valor sagrado de la persona humana.

El voluntariado es un pilar esencial de Cáritas.

No solo por la ayuda que te presta desde sus propios conocimientos, que sin ellos sería imposible llegar donde se ha llegado, sino porque supone que se está comprometiendo gente para revertir una situación, entregar su tiempo, compartir, y eso va dando un giro en el tema de la desigualdad y los derechos.

¿Quiénes se pueden considerar hoy en hoy más vulnerable?

En una sociedad tan fragmentada como la actual, todos, siempre hay grupos más sensibles a una determinada problemática, y una de las cosas que a nosotros nos preocupa, y por lo que estamos haciendo un grandísimo esfuerzo, es la falta de preparación, un bagaje cultural permite reaccionar. Cuando te encuentras con personas adultas con la mínima preparación cultural, hay que armarles y apoyarles.

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