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A más edad, menos hijos: ¿Por qué retrasan las mujeres la edad de maternidad?
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DATOS SOBRE NATALIDAD

A más edad, menos hijos: ¿Por qué retrasan las mujeres la edad de maternidad?

Actualizado 04/12/2019
Redacción

Los nacimientos en mujeres menores de 30 años caen a la mitad desde 1990, mientras que se duplican en mujeres de entre 35 y 44 años

La caída de la natalidad y la fecundidad guarda una estrecha relación con el aplazamiento de la maternidad en España. La creciente participación de la mujer en el mercado de trabajo y el elevado nivel educativo que han ido alcanzando, tal y como subraya el informe de la Fundación BBVA sobre la evolución de la natalidad en las regiones y municipios españoles., han retrasado la decisión de ser madres a edades más avanzadas. Es una tendencia presente en todas las sociedades desarrolladas y que ya se denomina 'síndrome del retraso'.

La tasa de fecundidad española, nacidos por cada mil mujeres en edad fértil, ha caído de manera progresiva. Los nacimientos en mujeres menores de 30 años caen a la mitad desde 1990, mientras que se duplican en mujeres de entre 35 y 44 años. Si bien la tasa global de fecundidad en mujeres de más de 45 años es la más baja, se ha multiplicado por 4 desde 1990 y por 2 desde 2007. Por tanto, se tienen menos hijos y a mayor edad.

La mayor tasa global de fecundidad en España se sitúa entre los 30 y los 34 años de edad, con 86 nacimientos por cada mil mujeres fértiles. Las mayores tasas en esta franja de edad se dan Guipúzcoa (115), Ceuta (103) y Navarra (100), y las más bajas en Las Palmas y Ourense (59) y Tenerife (61).

En lo que respecto al retraso de la edad de maternidad, si bien es una característica generalizada en todas las mujeres españolas, son aquellas con estudios superiores las que más tarde tienen a su primer hijo. El 42% de las mujeres con estudios superiores dan a luz por primera vez entre los 30 y los 34 años de edad, reduciéndose al 24,6% en mujeres con secundaria de segundo ciclo y al 16,3% en aquellas con hasta secundaria de primer ciclo. Por lo tanto, como concluye el informe, en nuestro país el nivel educativo de la madre también condiciona el número medio de hijos y el momento de iniciarse en la maternidad.

Las implicaciones económicas y sociales que tienen la natalidad y fecundidad las convierten en factores críticos de análisis. Es importante, recoge el informe, diseñar políticas que incentiven la natalidad, cuyo papel es determinante para garantizar el bienestar de la población y el relevo generacional. La efectividad de dichas políticas, concluye, puede mejorar si se pone el foco en la conciliación familiar y laboral más que en solo incentivos económicos. Como muchos otros fenómenos demográficos, atañe a toda Europa y debería considerar se dentro de las políticas comunitarias más importantes.

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