Menor oferta de vivienda disponible y fomento de los pagos sin declarar, entre los efectos de los que alerta un estudio publicado por Fedea
Limitar el precio del alquiler, ¿si o no? El debate está abierto, y más si tenemos en cuenta los datos de uno de los últimos informes del Banco de España que cifra en un 50% la subida de los alquileres desde el año 2013, un porcentaje muy superior al incremento del precio de venta de las viviendas, un 6,8%.
A este respecto, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que acaba de publicar un completo estudio que analiza las diferentes formas de limitar el precio del alquiler y sus principales efectos, considera que podrían ser negativas, ya que reduciría la oferta de vivienda disponible y podría dar lugar a trasvases de vivienda de alquiler a propiedad. En concreto, tal y como señala el autor del informe y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Miguel Ángel López, los propietarios podrían optar por vender ante los alquileres congelados.
Otro de los efectos es que podría frenar la movilidad del trabajo, generar desajustes o fomentar pagos sin declarar. El estudio, en líneas generales, establece que existen tres controles de alquileres. De primera generación, en los que los precios estarían totalmente congelados. De segunda generación, donde habría cierto grado de flexibilidad. De tercera generación, que están controlados durante la tenencia del inmueble por un inquilino, pero que pueden variar entre inquilinos una vez se formalice un nuevo contrato con un arrendatario diferente.
Además, el control del alquiler podría conllevar un deterioro progresivo de la calidad de las viviendas ya construidas, al tiempo que pueden reducirse los incentivos a invertir en nuevas viviendas destinadas al alquiler.
En opinión del autor, el control del alquiler transfiere renta de los propietarios a los inquilinos, a corto plazo, y proporciona incentivos para reconvertir las viviendas en alquiler y así dirigirlas al mercado en propiedad. Sin embargo, a largo plazo, elimina los incentivos a construir nueva vivienda de alquiler al mantener los precios y los beneficios se situarían por debajo de los niveles de mercado.