España, pese a su fama internacional por la dieta mediterránea, no se libra del sobrepeso

El sobrepeso es un problema de salud que afecta no solo a las personas que lo padecen, sino a toda la sociedad en general. En efecto, se trata de una enfermedad que perjudica en lo económico, pues supone una sobrecarga en los gastos de sanidad y afecta la productividad laboral y escolar. Así lo sostiene la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe titulado 'La pesada carga de la obesidad'.

El organismo se ha centrado este año en concienciar sobre los efectos del sobrepeso y la obesidad en un aspecto que preocupa y afecta a todos: el bolsillo. La advertencia es bastante clara: la obesidad genera una alarmante carga en los individuos, sociedades y economías de todos los países.

Se trata de un tema que sí llama la atención de todas las personas, aún de quienes no han hecho caso hasta ahora a los esfuerzos que realiza cada país para disminuir estos índices. España no es ajena a esta situación, pues pese a su conocida dieta mediterránea, se estima que más de la mitad de su población tiene sobrepeso, lo que les resta resta 2,6 años de vida.

Aunque dicha tasa se encuentra dentro de la media de la OCDE, España supera a muchos miembros del organismo en lo que se refiere a gastos en sanidad. La obesidad supone una carga media del 8,4 % en los gastos de sanidad, mientras en España esta cifra alcanza el 9,7 %. Solo es superada por Canadá, Alemania (11% respectivamente) y Estados Unidos (14%).

En suma, el sobrepeso reduce el PIB español en un 2,9 %. Para cubrir este déficit, cada ciudadano español paga 265 euros adicionales en impuestos al año. Pese a las advertencias, la tasa de obesidad ha aumentado en los últimos años. Desde 2010 a 2016, la tasa media de obesidad ha pasado de 21 a 24 %. Hoy en día tenemos a 50 millones de personas obesas más, según la OCDE.

Por otra parte, el sobrepeso produce en los niños un menor rendimiento laboral y mayor absentismo. Como consecuencia, se reducen las posibilidades de acceder a una educación superior y se van condenando a tener bajos salarios. La desigualdad se acentúa cada vez más.

Para contrarrestar la situación, los gobiernos realizan esfuerzos para concienciar a la población y promover una alimentación baja en calorías, azúcar y grasas saturadas. Asimismo, hay proteínas y suplementos que se hacen necesarios en aquellas personas que les resulta difícil perder peso. Los lactobacilos gasseri disminuyen la absorción de grasas y favorecen la pérdida de peso. Otros suplementos como la L-carnitina envían ácidos grasos a las mitocondria para evitar que se almacene demasiada grasa.

Una buena alimentación y la actividad física ayudan en gran medida a la reducción de peso, pero advertencias como las consecuencias de estos problemas se hacen necesarias para que la población tome conciencia.