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Manuela Berrocal, colores y viajes
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Entrevista a la autora

Manuela Berrocal, colores y viajes

Actualizado 17/11/2019
Charo Alonso

La escritora salmantina presentará en la librería Víctor Jara el martes 19 de noviembre su nuevo libro Viajes de mil colores de la mano de la poeta y periodista Charo Ruano

Tiene Manuela Berrocal la misma calma sonriente, cálida, con la que aborda sus viajes sin mapa, sus viajes sin brújula, su periplo vital por el mundo ancho que no le es ajeno. Y en esta tarde fría, gris y melancólica, es calor lo que desprende su voz pausada, en la novedad blanca, recién estrenada de la nueva sede de la librería Víctor Jara. Viernes quieto para viajar lejos.

Charo Alonso: La presentación de tu libro será la primera en este nuevo espacio de la librería Víctor Jara. Y el tuyo es un libro de viajes?

Manuela Berrocal: Lo sé, es un honor. Este es un espacio de toda la vida. Y sí, escribo libros de viajes, este es el segundo, nosotros viajamos mucho y yo soy la que lo va apuntando todo. Pero los libros de viajes ahora son un asunto conflictivo, porque las redes sociales te lo cuentan todo, te hacen las fotos más bonitas del mundo, entonces ¿Para qué voy a ir allí si está todo contado?

Ch.A.: Eso ¿Para qué? Pero el tuyo no es un libro de viajes al uso, con rutas, fechas, datos, es más bien como impresiones y paisajes?

M.B.: Hay que escribir lo que te gusta y a la vez, lo que no está en las redes sociales. Esos pequeños detalles que he visto yo. Así empecé a hacer el libro, basándome en las pequeñas cositas que descubrimos en el camino. Yo soy de las que viajo con un cuaderno y lo voy apuntando todo, absolutamente todo, qué día tomamos un autobús, a qué hora, incluso la matrícula. Pero cuando regreso el cuaderno lo escondo porque creo que me va a alterar la cabeza, eso sí, a veces los escondo tanto que siguen escondidos. Luego los recupero y siento que son muy aburridos, pero a partir de ahí empiezo a escribir cosas que, precisamente, no he apuntado.

Ch.A.: Dices en el prólogo que le das más importancia a la percepción?

M.B.: Sí, porque son impresiones, sentimientos, te das cuenta cuando vas leyéndolo. Al principio, cuando me pongo, lo escribo todo, y luego voy retirando y queda lo que yo quiero escribir. Por ejemplo, en los textos sobre India, que ya es casi mi casa y forma parte de nosotros por las veces que hemos ido allí, son textos muy sentidos.

Ch.A.: Hay un turismo muy destructivo, masificado ¿Cómo viajas tú?

M.B.: Nosotros nunca sabemos dónde vamos a ir. Una vez organizamos tanto un viaje que nos salió muy mal. Tenemos el billete y no sabemos dónde vamos air, cuándo vamos a volver. Y ahora hemos descubierto un mundo nuevo que es el mar, tenemos un barquito velero y viajamos en él. Una vez nos fuimos los tres, mi marido, mi hijo y yo y sentí mucho miedo, pensé que era una locura, sin embargo luego alucinaba porque era una experiencia increíble tener doce metros cuadrados para los tres y todo aquel mar, aquella experiencia en la que no sabías qué iba a suceder al día siguiente.

Ch.A.: Yo me hubiera tirado por la borda?

M.B.: Nosotros descubrimos muchas cosas, descubrimos la magia y el miedo en un territorio sin fronteras.

Ch.A.: Tu libro es muy original porque mezclas viajes exóticos, a lugares lejanos como el Himalaya, India con espacios cercanos como la Sierra salmantina.

M.B.: Es que los viajes cuentan una historia, y la historia de la Reina Quilama es una historia de amor, como lo es la historia de las Negras, en Almería, un pueblo al que no se puede entrar en coche, ahora de gente alternativa. Se trata de contar historias, no tanto viajes. Intento tomar el espacio y sacar el sentimiento, la magia que tiene este lugar, y da igual que esté cerca o lejos, que sea la Kumari o la Reina Quilama.

Ch.A.: ¿Puedes vivir sin viajar?

M.B.: No, aunque es cierto que hay muchas formas de viajar, puedes viajar hacia dentro. Y no es que esté en contra de los viajes organizados, pero no me gustan. Lo que cuento de El Cairo, no puedes verlo en un viaje así, esa sensación horrenda de que te tocan por todas partes, del contraste entre la cultura que has estudiado, que amas y el mundo real suyo, que es terrible, con esa visión terrible de la mujer?

Ch.A.: ¿Hay algún lugar al que no volverías?

M.B.: Yo creo que no. En todos los sitios tiene que haber magia, todo tiene su punto de maravilla, tanto cerca como lejos, porque la magia la tiene la gente.

Ch.A.: Es un libro muy especial con maravillosas ilustraciones y una portada preciosa.

M.B.: Este libro surgió pensando en que las redes sociales han hecho que evolucione mucho el relato de viajes. Quería que ilustraciones y literatura fueran unidas. Laura Lucas, la ilustradora, recibía mis textos y ella me hacía el trabajo hasta que su vida se complicó y busqué a otros ilustradores que son tan importantes para el libro como los textos. Fueron imágenes muy buscadas, muy elegidas con mucho ahínco. Tienen una unión especial.

Ch.A.: ¿Se siguen leyendo los libros de viajes?

M.B.: Sí se leen, se leen por parte de gente que quiere saber más del viaje que no sea solo la información de las guías o redes sociales sobre viajes, es una literatura muy atractiva para el lector y para el viajero.

Ch.A: Tu primer libro es del 2012, Nueve viajes alrededor del mundo al que le unes este tan especial? ¿Cuál es tu próximo trayecto?

M.B.: Yo quiero seguir moviéndome. Ahora pienso en un libro que hable de la salida al mar, aunque esto está en el libro de los viajes de colores. En nuestro viaje con el velero llegamos a Ibiza y volvimos y ese trayecto hay que contarlo, y sobre todo, continuarlo. Los viajes aparecen.

Ch.A.: Y tu relato de los viajes también, porque son diferentes, distintos?

M.B.: La gente me ha dicho que miro mucho a las mujeres en estos escritos. Y es verdad, hay una complicidad tremenda entre las mujeres, sobre todo en algunos países como en India. Las mujeres, sin hablar la lengua, en español, en hindi, nos entendemos. Yo sólo con la expresión entendía a la mujer marroquí que me hacía la henna en las manos, por ejemplo. Y en India, donde hemos vivido en una casa, la vecina venía y me decía que había entrado un mono en mi cocina y se estaba comiendo la fruta, y bueno, lo mejor era que en Ganges, lavando la ropa, las mujeres me decían que no tenía que frotarla, sino darle golpes, que no se lavaba así como yo lo hacía. Es muy atractiva la cohesión que se establece entre una mujer y otra. Y va más allá cuando cuento que al ver a la diosa niña, a la Kumari, la veo, le grito mi nombre y esa cara, que era como de piedra, se vuelve y me mira cambiando la expresión.

Ch.A.: ¿Qué buscas? ¿Qué buscamos cuando iniciamos un viaje?

M.B.: Hay que sabe iniciarlo, saber que no tienes que llevar nada. Cuando sales no puedes hacerlo para olvidar cosas o para huir de cosas, los problemas se van a hacer más grandes. Cuando sales de un viaje lo tienes que dejar todo atado, zanjado y salir con la mente abierta. Yo busco cariño, sensaciones, espiritualidad. Cuando viajas te encuentras a gente que sabes que nunca vas a volver a ver y les cuentas lo que no le puedes contar a nadie.

Ch.A.: Pero ahora viajamos casi por obligación, en manada, destruyendo?

M.B.: Sí, se ha perdido ese sentimiento de sorpresa. Vamos a ver cosas marcadas y una tras otra, al final ¡Qué pelotón tenemos en la cabeza! Todo lo olvidamos. Hay que ir despacio, dejar que las cosas te lleguen. No hay prisa. Nosotros hemos viajado en moto y eso también es muy atractivo porque viajas desnudo, casi sin equipaje. El coche y el bus te protegen, pero en moto no llevas nada que te ampare, lo llevas todo dentro, como cuento en el capítulo dedicado al Himalaya.

Ch.A.: ¿Cómo inicias un viaje? ¿Te ata algo antes de salir?

M.B.: Me cuesta salir, no duermo, aunque con el amanecer me empieza a embrujar el viaje y el deseo de salir. Ahora voy a viajar de otra forma porque nuestro hijo es mayor y ya va por su cuenta, como le hemos enseñado, es independiente. Y mi madre, que siempre me abrazaba y se despedía diciéndome "Sé feliz" ahora no está. Ella me reclamaba volver, y ahora, la forma de vivir el viaje será diferente. Como dice Armada, "No sé si viajo para vivir o vivo para viajar".

Ch.A.: Tu próximo viaje es a los asiduos de Víctor Jara ¿Y adónde más?

M.B.: Esta es una librería de toda la vida y es importante para mí y para todos su existencia. Y nuestro siguiente viaje será a Mauritania, le hemos puesto una cama a un coche y vamos al sur, hasta donde lleguemos sin ruta fija. A viajar y a seguir escribiendo cuadernos. Yo se los dejaba a un amigo que me dijo ¿Por qué cuentas estas cosas si estas cosas ya están contadas? Me dijo que quitara todo y dejara los sentimientos, y eso es lo que he intentado con todos los que han hecho las ilustraciones. Es un libro de mucha gente que nos lleva a ese viaje con mucho tiempo lleno de detalles que, con la prisa cotidiana no ves. Pero no solo en el viaje, sino en la vida diaria, los detalles se pierden, sin embargo, si los vives, empiezan a formar parte de ti.

Afuera, la tarde se pone con ese gris otoñal frío que nos empuja a la lectura. Al viaje interior a través del libro, alrededor de este mundo que contiene la librería. Brújula y mapa, carta de navegación y libro de bitácora. Manuela sonríe dispuesta a emprender el viaje. Sin despedirse, dejando un rastro de colores, un cartel que nos anuncia su trayecto el martes 19 en Víctor Jara a las 20:00 horas.

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