¿Cómo prevenir y detectar la diabetes? 

La diabetes es una enfermedad que no hay que banalizar, ya que puede acarrear serias consecuencias para la salud. Tal y como subrayan desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) hay que desterrar la frase "tengo un poquito de azúcar". El 50% de los casos de diabetes tipo 2, según señalan desde FEDE, se pueden prevenir y el 80% de los relacionados con eventos cardiovasculares se pueden evitar adoptando hábitos de vida saludable.

En el caso de la diabetes tipo 2, buena parte de los factores de riesgo asociados con su aparición están relacionados con hábitos de vida modificables, por ejemplo, el exceso de peso, el sedentarismo o el tabaco. Por ello, realizar los cambios adecuados en el estilo de vida puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Otros factores como la edad, los antecedentes familiares o padecer síndrome de ovario poliquístico no pueden evitarse.

Las personas tienen mayor probabilidad de padecer diabetes tipo 2 si cumplen una o varias de las estas características:

• Padecer sobrepeso u obesidad.
• Llevar un estilo de vida sedentario.
• Tener más de 45 años.
• Tener familiares cercanos con diabetes.
• Tensión arterial alta.
• Tener altos los niveles de colesterol o triglicéridos en sangre.
• Tener antecedentes de diabetes gestacional.
• Padecer depresión.
• Tener síndrome de ovario poliquístico.
• Padecer prediabetes.

Diabetes: síntomas

La diabetes tiene la particularidad de que puede pasar desapercibida en sus fases iniciales, o sus síntomas ser tan sutiles que no les prestamos la debida atención. Hay unas señales que nos pueden alertar de que quizá tengamos diabetes. Estas son algunas:

• Dificultades o alteraciones de la visión (visión doble o borrosa, luces o manchas en el campo visual) o la aparición de un dolor o presión en los ojos.
• Sensibilidad repentina a la luz.
• Grietas, callos o fisuras en los pies que no sanan y, en ocasiones, duelen (los niveles altos de glucosa afectan a la circulación y a los nervios).
• Sed excesiva.
• Secesidad frecuente de orinar.
• Sensación de hambre constante.
• Pérdida de peso sin causa aparente.