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Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal
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CIUDAD RODRIGO , RELIGIÓN

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal

Actualizado 16/10/2019
Nicolás Martín

Ofrecemos de forma íntegra el informe que ha preparado Nicolás Martín como guía para las visitas al lugar

1.- Presentación general

* En la portada

El Palacio Episcopal de Ciudad Rodrigo es conocido también como Obispado de Ciudad Rodrigo. Es un inmueble muy amplio: 3.354 m2, incluyendo patios y huerta. Además de la residencia episcopal contiene otros muchos servicios diocesanos: Oficinas, Archivo Diocesano y catedralicio, salones de reuniones, despachos de movimientos apostólicos y caritativos, etc. Estamos en la fachada principal, la más artística y señorial de sillería bien labrada y rejuntada, construida en piedra caliza de la localidad como otros muchos edificios de la ciudad, levantada en 1790, como consta en el balcón central, por el que fuera entonces el obispo Fray Benito Uría y Valdés, benedictino, natural de Cangas de Tineo (Asturias), que rigió la diócesis civitatense durante 25 años (1785-1810). La fachada sigue claramente líneas neoclásicas, con portada adintelada, adornando la parte superior del balcón central con dos pequeñas pirámides rematadas con bolas, entre las que se muestra el escudo del obispo que promovió la construcción.

*Bajo la bóveda de entrada:

Tenemos aquí el mapa de la diócesis, con los siete arciprestazgos que la componen, y el cartel que anunció el 850 aniversario de su fundación, en 2011. A Ciudad Rodrigo se la puede señalar como una de sus notas identificativas el ser sede de la Diócesis Civitatense. No son muchas las poblaciones con residencia episcopal sin ser capital de provincia. En su tarea repobladora el Rey Fernando II de León (1157-1188) puso interés especial para que Ciudad Rodrigo tuviera la debida importancia y consistencia, constituyéndola como punto de apoyo para defender y ampliar las fronteras con Portugal, al oeste, y con los dominios de los árabes, al sur. Así, la antigua Mirobriga Vettonum, denominada ya entonces como Civitas Roderici, en conmemoración del nombre del conde Rodrigo Gonzáles Girón, que promovió otra repoblación en la primera mitad del siglo XII sin el fruto deseado, queda dotada por Fernando II de los elementos propios de una población relevante. El monumento dedicado a este Rey en la puerta de Amayuelas de la muralla presenta estas características: el Rey está entregando fueros propios a los pobladores, los tres estamentos propios en las repoblaciones, representados por un guerrero, el estamento militar (bellatores); por un fraile, el estamento religioso, depositario de la cultura (oratores); y por un campesino, los cultivadores de los campo (laboratores). La creación de una diócesis no era sólo determinar un territorio, sino que interesan más las personas y el objetivo propuesto; se señalan como factores constituyentes: a) una porción del Pueblo de Dios; b) Encomendada a un obispo; c) Congregada para el anuncio del Evangelio y la celebración de la Eucaristía.

Los límites diocesanos se irán fijando por diversas concordias con las diócesis vecinas. Desde el principio formó parte de la Diócesis de Ciudad Rodrigo un amplio territorio portugués, en la zona de Sabugal, del que fue privado en el siglo XIV, perdiendo 45 parroquias. en 1874, al suprimirse los territorios exentos de las Órdenes Militares, se unieron a Ciudad Rodrigo 10 parroquias pertenecientes a la Orden de Santiago en la comarca de Barruecopardo, pero no se cumplió la normativa establecida respecto al monasterio de la Peña de Francia, que pasó indebidamente a la Diócesis de Salamanca. La última modificación de límites tuvo lugar en 1958, pasando a la Diócesis de Coria-Cáceres 6 parroquias que Ciudad Rodrigo tenía el norte de la provincia cacereña y pasando a Ciudad Rodrigo varias parroquias de Salamanca. Actualmente la Diócesis tiene 4.264 Km2, dividida en 121 parroquias, con unos 35.000 habitantes.

*El episcopologio civitatense

Consta que el 13 de febrero de 1161, el Rey Fernando II encomienda al Arzobispo de Compostela establecer Obispo en Ciudad Rodrigo, creando su diócesis con el territorio circundante. Hubo una serie de circunstancias que retrasaron el cumplimiento del proyecto real, no encontrándose designación de obispo de Ciudad Rodrigo hasta el 10 de junio de 1168. En esa fecha aparece por primera vez, como confirmante de un acta real la firma de Episcopus Dominicus electus Civitatis Roderici. La bula de Alejandro III, de 25 de mayo de 1175, constituyó el reconocimiento oficial de Roma, admitiendo lo realizado anteriormente. Y desde aquel Don Domingo de 1168 hasta Don Jesús García Burillo, el Obispo Administrador Apostólico de hoy, se ha hecho una lista larga de 93 prelados que ha regido la Diócesis de Ciudad Rodrigo. El Obispo es un factor constituyente en la vida de la Diócesis: "Porción del Pueblo de Dios encomendada a un Obispo?". El Obispo será la cabeza visible de unidad en la propia iglesia particular encomendada, y será también el vínculo de enlace con la Iglesia universal, haciendo visible el ministerio apostólico y confiriéndole la autenticidad de verdadera iglesia del Señor.

Algunos obispos destacaron especialmente con sus posteriores nombramientos como sucedió en el siglo XVI con Juan Pardo Tavera y Pedro Pacheco, que fueron Arzobispos de Toledo y Cardenales de la Santa Iglesia, o por realizar una relevante labor en Ciudad Rodrigo, como el Obispo Mazarrasa, en el final del siglo XIX y principios del XX, de cuyo nombre se hace memoria en este lugar, al designar con él el salón de reuniones, donde ese obispo creó al año siguiente de llegar a Ciudad Rodrigo una escuela de artes y oficios. En la parte superior d ela puerta de ese salón hay un dintel plateresco.

Hubo un momento largo de crisis en la sucesión episcopal en Ciudad Rodrigo. A esto hace relación esta lápida de la izquierda, que habla de "normalización". El Concordato de 1851 entre la Santa Sede y el Gobierno de Isabel II disponía que algunas diócesis, entre ellas Ciudad Rodrigo, quedaran unidas a otra, en nuestro caso a Salamanca. Esto hizo que durante 115 años (1835-1950) no se diera propiamente el título de Obispo de Ciudad Rodrigo, manteniéndose la situación de sede vacante. De 1843 a 1867 fue regida por Vicarios Capitulares; de 1867 a 1885 estuvo encomendado su régimen a los Obispos de Salamanca como Administradores Apostólicos de Ciudad Rodrigo, pasando desde ese año hasta 1950 a tener Administradores Apostólicos propios con dignidad episcopal, pero con título de otra diócesis "in partibus infidelium". La recuperación de la normalidad tuvo lugar con Mons. D. Jesús Enciso Viana y le han seguido los que figuran en la lápida.

2.- El exterior de la residencia episcopal

Los Obispos civitatenses han residido en este lugar desde el siglo XV. Anteriormente se tienen noticias de otros lugares de residencia. Parece ser que los primeros obispos del siglo XII y XIII tuvieron su residencia en la parte del claustro de la Catedral, junto a la muralla; incluso el historiador Sánchez Cabañas, habla de que Fernando II trajo 10 benedictinos que serían una especie de Cabildo, con los que convivía el Obispo. Consta que el Obispo Alonso de Robles, fallecido en 1382, vivió en una de las casas que existían en la actual plaza de Herrasti, sin poder asegurar que fuera residencia habitual.

El primer obispo que edificó residencia en este lugar fue Don Diego de Muros (1485-1491), ampliándolo con un cuarto algo el obispo Fray Francisco Ruiz entre 1511 y 1514. Fue ampliado posteriormente por el obispo aragonés Don Clemente Comenge (1738-1747). El mismo obispo que creó el Seminario Diocesano en 1769, Mons. Cayetano Cuadrillego /1763-1777), reconstruyó también la actual nave oriental en 1770, con la dirección del arquitecto Juan de Sagarvinaga, con una planta de semisótano, donde está hoy el salón Obispo Mazarrasa, con una segunda planta utilizada hoy en gran parte por las oficinas del Obispado, y una planta superior dedicada principalmente a vivienda episcopal. En la nave occidental, se destina hoy la plana baja, además de a otros servicios, al servicio de las Conferencias de San Vicente de Paúl, asociación caracterizada por la atención de los pobres. En la planta media, se contiene el archivo diocesano y catedralicio, con gran riqueza documental; y en la parte superior se encuentran dependencias episcopales, sin uso ordinario.

La parte que tenemos al frente fue obra realizada en el pontificado de D. José Bascuñana Llópez (1955-1964), uniendo las dos naves existentes por lo edificado sobre los arcos y dando así cierre y forma cuadrada al patio, que antes tenía forma de U. Ha quedado su escudo episcopal en la añadidura, dedicada a habitaciones de la vivienda. Otro escudo episcopal se conserva en el edificio del fondo, que es el muro del cine diocesano; anteriormente era salón de reuniones y juegos para movimientos juveniles. Es el escudo del obispo agustino Fray Francisco Manuel de Zúñiga y Sotomayor (1695-1712). Aquí, muy cerca se ha colocado el escudo de D. Raúl Berzosa. Ya dijimos que la fachada principal tiene la fecha de 1790 en la cornisa del balcón, fecha de su construcción. Es la parte que vamos a visitar.

En su interior, todo el palacio episcopal recibió una notable mejora en el pontificado de D. Jesús Enciso Viana (1950-1955): escalera de subida, distribución de habitaciones, escayolas de los techos, puertas, pisos, capilla, etc. También en el pontificado de D. Raúl Berzosa (2011-2019), ha experimentado numerosos detalles de mejora y adaptación. El árbol que preside el patio es un hermoso cedro, con un gran número de años. No hace muchos años han sido recortadas notablemente sus ramas para no perjudicar los tejados.

3.- Visita a las dependencias

Vamos a subir a lo que podía llamarse "parte noble" del palacio episcopal. Es escalera de madera, muy bien conservada. Actualmente en la planta baja se da acceso, por la izquierda a los servicios, y por la derecha, a dependencias utilizadas por Manos Unidas. En la segunda planta, por la derecha, nos encontramos la entrada a los Archivos Diocesano y Catedralicio, que están bien preparados y catalogados, y por la izquierda, la sala de investigadores con otra sala adjunta de depósito de fondos archivísticos. Finalmente, en la parte superior, nos encontraremos, como entrada, con una elegante puerta de madera y cristal, protegidos por una rejería, que en su parte interior tiene un pequeño escudo metálico de Mons. Bascuñana Llópez (1955-1964)

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 1Galería

Visitaremos cada una de las dependencias. Admiramos en esta amplia galería, en primer lugar, la alfombra. Llaman la atención sus dimensiones, su colorido y su calidad; es de la época del Obispo D. José Bascuñana Llópez, entre 1955 y 1964.

*- A un lado y a otro se encuentran dos relojes antiguos, que posiblemente no funciones, ya que llevan muchos años sin hacerlo. El reloj de pie tiene talla sencilla de madera. Proceden de la herencia de D. Anacleto Galache, de Fuenteliante, que dejó su herencia a la Diócesis de Ciudad Rodrigo en época de Mons. Mansilla (1964-1988); se conserva en el pueblo su casa que dejó y sobre parte de sus posesiones se ha levantado la Residencia de Ancianos, que atienden las Hermana de Marta y María, procedentes de Guatemala.

*- Hay dos jamugas antiguas con cuero repujado y con madera tallada.

*- Colgados en la pared de la derecha y al fondo, se encuentran varios grabados de tema geográfico, con mapas en color representados a escala, sin valor artístico. Son láminas litografiadas de Emilio Valverde Álvarez (1848-1894), célebre militar y geógrafo español, que vivió en la segunda mitad del siglo XIX. Entre sus obras dejó el "Atlas geográfico descriptivo de la Península Ibérica, Islas Baleares, Canarias y posesiones de Ultramar", editado en 1880 y que consta de 60 láminas. Se refieren, por orden, a los siguientes territorios:

a) Provincia Tras Os Montes, en territorio portugués, aunque incluye pueblos de las provincias vecinas (Orense, Zamora, Salamanca?)

b) Provincia de Beira Alta y Baja, en tierras de Portugal

c) Provincia de Ávila

d) Provincia de Cáceres

e) Provincia de León

f) Provincia de Burgos, ya en la pared de enfrente.

* A la izquierda, tenemos un cuadro representando a la Virgen Dolorosa, de óleo sobre lienzo, de 68 x 88 cm. Es de autor anónimo, de finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII. Presenta en un fondo oscuro, la figura de María de medio cuerpo, con gran perfección de líneas, que vista una túnica ocre con manto azul y un pañuelo entre las manos apretadas, significando el llanto y el dolor. Lleva una espada clavada en el pecho que pudiera ser un repinte añadido con posterioridad, rememorando el anuncio del anciano Simeón: "Una espada atravesará tu alma". No consta su procedencia.

* Grabado de los siete Fundadores de las Siervas de la Bienaventurada Virgen María, que fueron canonizados por el Papa León XIII en 1888. Fundaron la asociación religiosa con el título de "Ordo Servorum Mariae" en 1233; se designan frecuentemente con la denominación de "los servitas". Son unos 800 miembros.

* En la parte de la izquierda hay un cuadro de 95 x 115 cm., anónimo, óleo sobre lienzo, del siglo XVIII. Sobresale sobre fondo oscuro la figura de Santa Teresa de Jesús (1515-1582) con el hábito propio de carmelita, sentada en una mesa con un libro y una pluma, simbolizando la actitud de escritora que desarrolló en su vida. La figura de la paloma sobre su cabeza significa la asistencia del Espíritu Santo en sus escritos, que ha merecido ser declarada Doctora de la Iglesia. En el ángulo izquierdo superior del cuadro figura una frase de la santa de Ávila: "O morir o padecer". Nos resulta conocida su imagen y su vida.

* Cuadro estampa grabada recordando la beatificación de cinco mártires dominicos, uno de ellos obispo. Fueron martirizados entre 1747 y 1748 y fueron beatificados por el Papa León XIII en 1893.

* A lo largo del lado derecho se encuentras 3 muebles antiguos, posiblemente del siglo XIX, que podemos identificar como "cómoda-escritorio". Son muy sencillos, sin adornos, con una parte inferior formada por tres cajones granes, apropiados para guardar ropa, y una parte superior que permite ser abierta y convertirlo en mesa escritorio, con un frente ocupado por varios cajoncitos en la parte abierta.

También hay cuatro sillas tapizadas en rosa, que pertenecen al grupo que veremos en el interior, en el salón del trono, donde hay otras doce. Son muy finas y elegantes. Entre ellas un banco con asiento y respaldo de cuero repujado.

* En la izquierda, un cuadro en papel estampa que representa a San Alonso Rodríguez (1532-1617), padre de familia, jesuita y portero. Fue comerciante en Segovia, se casó y tuvo una hija y su esposa falleció al tener a su segundo hijo. Murió también su hija muy pronto y no tardó mucho en llegar la muerte de su hijo. Al quedar solo solicitó entrar en la Compañía de Jesús. Tuvo dificultades en ser admitido por tener ya 39 años. Fue admitido como hermano lego y trabajó como portero en el colegio de Palma de Mallorca. Escribió numerosas obras, que no fueron publicadas hasta 1885; la más conocida "Ejercicio de perfección y virtudes cristianas". Fue canonizado por el Papa León XIII en 1888.

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 2* Al final de la galería se muestra un cuadro con el mapa de la Diócesis de Ciudad Rodrigo. Es anterior a la última reforma de límites de 1958. Incluye las 6 parroquias que Ciudad Rodrigo perdió en el norte de la provincia de Cáceres y no están incluidas las que pasaron de Salamanca a Ciudad Rodrigo.

4.- Pasillo hacia la capilla

Solamente es reseñable un armario muy grande, acomodado al hueco entre las paredes, con grandes bisagras. En otros tiempos, contenía los ornamentos y los utensilios necesarios para la celebración de la Eucaristía. Los obispos celebraban muchos días en la capilla que veremos; cuando la misa era en latín, sin intervención del pueblo, solía venir un seminarista como acólito.

Actualmente se ha preparado junto a las oficinas de la curia, una especie de oratorio, pequeño, con el Santísimo reservado y con una mesa de altar en que puede celebrar la Eucaristía el Obispo.

5.- Hall de entrada a la Capilla

Se han colocado aquí, aunque no sea el sitio más apropiado, dos lavabos antiguos, de mármol.

6.- Habitación del secretario particular del Obispo

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 3Esta fue tradicionalmente la finalidad de esta habitación con su alcoba, aunque podía dársele otro destino o estar en desuso como ahora. Se puede observar dos lámparas de bronce sobre dos mesillas de noche, sin que sea este el lugar apropiado.

Hay un apostolado, en escayola, con el detalle de estar representados los apóstoles de dos en dos. No sé si es reproducción de alguna obra artística o es mera imaginación del autor. En el evangelio se dice que Jesús envió a sus discípulos de dos en dos.

Resulta interesante el relieve, también en escayola, de cuadro pequeño que representa la escena del descendimiento de la cruz. Están las figuras de María y de San Juan, juntamente con las de José de Arimatea y Nicodemo, que realizan el trabajo de quitar el clavo de los pies con unas tenazas y de recoger el cuerpo muerto de Jesús, como habían pedido a Pilatos.

Hay otro cuadro pequeño, sin valor artístico, representando las Hilanderas de Velázquez.

En el medio de la habitación se muestra un brasero de metal dorado, colocado en una caja circular de madera de nogal. Completan el mobiliario dos sillones frailunos, elegantes y bien conservados.

En la alcoba hay una cama con catres antiguos, formados por pináculos torneados en las esquinas; en la pared cuelga un cuadro estampa representando el Cristo de Velázquez.

Existe además una lámpara metálica y varios adornos sin importancia, entre los que se encuentran dos palmatorias propias del servicio litúrgico.

7.- Capilla

Fue preparada en este lugar por D. Jesús Enciso Viana, que rigió la Diócesis de Ciudad Rodrigo entre 1950 y 1965; este obispo fue trasladado a Mallorca y murió en 1964, a los 58 años de edad. Fue un gran defensor del uso de las imágenes artísticas, de talla, en lugar de las imágenes de Olot, que se habían introducido en los años anteriores. El techo de escayola, a cuatro aguas, tiene clara elegancia.

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 4El retablo

* Preside la capilla un pequeño retablo, al que está adosado el altar, sin haberse realizado la normativa del Concilio Vaticano II; es relativamente moderno, de finales del siglo XIX, con una rica talla y un dorado bueno, bien conservado, con dos cuerpos y tres calles. Gómez Moreno lo encontró en el edificio que denomina "la cárcel" en 1900 y lo cita en el "Catálogo Monumental de España. Provincia de Salamanca". Se puede decir que sigue las líneas del barroco o churrigueresco por la profusión de adornos, enmarcando 6 tablas con pinturas muy buenas del siglo XVI, procedentes del antiguo Convento de Franciscanas Descalzas, situado en lo que hoy es la residencia geriátrica Obispo Téllez; estuvo habitado este convento por las monjas hasta 1869.

Con ocasión de la desamortización el convento pasó a pertenecer al Gobierno, estuvo destinado a cárcel pública, pasando después a utilidad del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo; en una parte del edificio estuvieron localizados los juzgados de primera y segunda instancia, destinando la iglesia a almacén, por la facilidad de acceso. El obispo D. Jesús Enciso realizó los trámites necesarios para que la acción desamortizadora de Mendizábal quedara anulada y el convento pasara a ser posesión del Obispado de Ciudad Rodrigo. Este retablo había sido mandado hacer por el Ayuntamiento, complementado con 6 cuadros artísticos tomados de los retablos del antiguo convento de Franciscanas Descalzas. Se utilizaba exponiéndolo en la procesión del Corpus Christi, colocándolo en los soportales de la casa consistorial; sobre el altar que se le adjuntaba al retablo se ponía el Santísimo, para incensación y bendición. El retablo se guardaba después durante todo el año en la capilla del antiguo convento. Al concederse la propiedad del convento desamortizado a la Diócesis, Mons. Enciso pidió al Ayuntamiento que se le concediera el retablo, ya que los cuadros que ostentaba, que era lo que le daba valor especial, pertenecían ahora al Obispado. No hubo dificultad por parte del Ayuntamiento en conceder la propiedad, destinándolo el obispo a la capilla del palacio y aportándole una notable belleza. El frontal del altar es de tela con abundantes bordados.

* El sagrario es probablemente de la Casa Granda, adquirido en el año de reforma de la citada capilla (1950), mostrando en esmalte el Sagrado Corazón en la parte superior de la puerta. La misma puerta del sagrario representa en relieve la escena de la Ascensión de Jesús, con las figuras de algunos apóstoles, que quedan sorprendidos "mirando al cielo" (Hch. 1, 11). El interior se encuentra también adornado con relieves de escenas evangélicas.

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 5* La parte central del primer cuerpo del retablo está ocupada por el cuadro de "Cristo atado a la columna", de Luis de Morales (1510-1585). Procede del convento de Franciscanas Descalzas, donde lo estudió el crítico de arte Gómez Moreno, en 1900, y no dudó en atribuirlo al Divino Morales como algo de lo "bueno" de este pintor, aunque no estaba catalogado entre sus obras. Sobre un fondo oscuro, al que queda unida su cabellera, se destaca el cuerpo de Jesús. Es un óleo sobre tabla de 70 x 50 cm., que representa a Jesús atado a la columna de fuste alto, sujetado con la soga en el cuello y en las manos, con la cabeza ligeramente inclinada hacia el hombro derecho, con abundante cabellera dividida en dos parte, con los ojos semicerrados con algunas lágrimas y la boca casi cerrada ("no abría la boca" Is. 53, 7), con expresión de una gran tristeza, más moral que física. El cuadro se encuentra perfectamente conservado y ha sido llevado a varias exposiciones.

* A la derecha del Cristo de Morales, hay una tabla de 26 x 70 cm., de principios del siglo XVI; se trata de una figura de un obispo, con capa, mitra y báculo, con un libro en la mano izquierda, y es de calidad indiscutible. La ficha del patrimonio diocesano, siguiendo la información de Gómez Moreno, lo identifica con San Nicolás, del s. III y IV, Obispo de Mira, trasladados sus restos a Bari en 1087, aunque no se perciben ninguno de los símbolos identificativos de este santo (tres bolsas de oro sobre el libro de los evangelios o tres niños emergiendo de un recipiente (saladero) como carne humana para animales), que, por otra parte, en occidente, se le presenta con barba y de avanzada edad.

* A la izquierda del Cristo, se presenta al Apóstol Santiago a caballo, con armadura de guerrero, levantando la espada en la mano derecha, apareciendo en el suelo los cadáveres decapitados de los enemigos. Es la representación designada como Santiago Matamoros, siguiendo las narraciones medievales de la protección del apóstol al ejército cristiano en la batalla de Clavijo en el 844. El cuadro, de 26 x 70 cm., es anónimo, de valor artístico y refleja en la parte superior la imagen de una ciudad en nebulosa.

* En el centro del cuerpo superior se encuentra un bello cuadro, anónimo, de 49 x 71 cm., representando la Sagrada Familia, en óleo sobre tabla, de la segunda mitad del siglo XVI. La escena se desarrolla en un interior, con cortinaje y un arco que permite ver por una esquina un paisaje flamenco. Presenta en primer plano la imagen de María, cercana a los modelos italianos, sentada sobre un banco, y a su lado un búcaro de azucenas, mostrando sobre un paño blanco al niño Jesús, con rostro delgado y cuerpo musculoso, que sostiene una fruta en su mano derecha. El artista ha tenido la curiosidad de representar la figura de San José con hábito franciscano, haciendo alusión a la familia religiosa para la que fue pintado. Complementa el cuadro la figura de un ángel, de vestidura blanca, que sostiene en sus manos un cesto de frutas y verduras.

* A los dos lados del cuadro de la Sagrada Familia se muestran dos tablas semejantes, representando a dos santas que son interpretadas en el patrimonio diocesano como Santa Águeda y Santa Catalina de Alejandría, siguiendo el criterio de Gómez Moreno, que las conoció en el antiguo convento de Franciscanas Descalzas en 1900. Las dos tablas tienen una medida de 21 x 50 cm., y son de mediados del siglo XVI.

- Santa Águeda está situada a la derecha, con traje de la época, de color oscuro y manto rojo. Descansa su mano izquierda sobre un libro, sosteniendo una pluma, mientras la mano derecha está colocada sobre el pecho, resaltando la parte corporal destaca en su martirio. De su vida se escribe textualmente que el tirano, después de otros suplicios martiriales, mandó "que quemaran los pechos de la virgen y los cortasen después con unas tenazas". Se trata de una santa, virgen y mártir, nacida en Catania, en Sicilia, en el sur de Italia, martirizada en el año 251. Adquirió fama y renombre desde antiguo, invocando su nombre en la primera plegaria eucarística. Sigue gozando de gran popularidad.

- Santa Catalina de Alejandría es la representación de la tabla del lado izquierdo. Es una mártir cristiana del siglo IV. Muestra un vestido de la época, de color rojo y un manto oscuro. Lleva en la mano izquierda un libro abierto y en la derecha una espada invertida, que es uno de los signos utilizados para identificar a esta santa. Se destaca de su vida las discusiones doctrinales que tuvo con los filósofos paganos, saliendo victoriosa e incluso logrando su conversión.

Otros objetos en la capilla

* A la derecha del retablo, está el cuadro de Cristo atado a la columna; fue un cuadro desconocido hasta el año 2000, en que el Obispo Mons. Julián López rescató esta tabla de los trasteros del Obispado y logró que fuera restaurada, rejuntando las dos tablas que forman el tablero, procediendo a la limpieza general y a la consolidación y fijación pictórica. Se trata de un cuadro de calidad, de 64 x 65 cm., que figuró y se estudió en la exposición de las Edades del Hombre de Ciudad Rodrigo en 2006. Sobre un fondo muy obscuro, se percibe a Jesús, de medio cuerpo, atado a una esbelta columna, con las manos a la espalda, sin que se vean en el cuadro, y aparece el cuerpo con hematomas producidos por los latigazos. Llama la atención la notable forma torcida del cuerpo (escoliosis), explicable por el hecho de que el atado de las manos a la columna es forzado.

El rostro presenta formas suaves; el cabello, peinado a raya, cae en una parte sobre el hombro derecho, mientras que la otra parte se confunde con el fondo obscuro, los ojos entornados con algunas lágrimas en las mejillas. Algunos de los estudiosos de esta obra dice que podría atribuirse a la escuela de Morales y suponerse que haya venido del convento de las Franciscanas Descalzas, de donde proceden también las tablas del retablo.

* Sacras metálicas. Se usaron estos objetos en otra época sobre el altar, cuando toda la misa, incluso las lecturas, era en latín, para ayudar la memoria del celebrante. Algunas veces eran objetos artísticos. Sobre la mesa de altar hay un relicario, pobre, procedente del Convento de la Caridad. En la parte posterior tiene escrito y sellado por el obispo: "Relicario procedente del convento de la Caridad y recogido en lastimoso estado, por la Santa Visita Pastoral, de la Sacristía parroquial de Pedrotoro; fue trasladado al Palacio Episcopal en 1918". Tiene añadido a continuación: "Lo restauró Mons. Cecilio Rául Berzosa en 2011". Hay también otras dos pequeñas reliquias sobre al altar.

* Junto al altar, en el lado del evangelio, en la pared, está colocado un crucifijo. La ficha del Patrimonio Diocesano lo califica como imagen de madera tallada, anónimo, del siglo XVIII, brazos caídos, la cabeza con pequeña inclinación, con ojos y boca entreabiertos, con una anatomía de formas suaves, con paño de pureza corto, con corona y clavos de metal.

* Las dos credencias son apropiadas y encajan bien con el retablo por las formas y el dorado. Según su finalidad, para colocar las cosas necesarias para el culto. En la de la derecha hay dos campanillas, palmatoria, vaso purificador, acetre con cuatro caras y el correspondiente hisopo, metálicos, con una decoración muy abundante en las dos piezas.

* Vara procesional, metálica, con el anagrama de Jesucristo, entrelazando las letras griegas: la "ji" y la "ro".

* Báculo sencillo de plata, desmontable, utilizado frecuentemente por los obispos, al menos por Mon. Mansilla Reoyo, para celebrar la confirmación en los pueblos.

* Imagen pequeña de la Virgen María, de tipo conocido con el nombre común de Maris Stela. Es talla de madera del siglo XVII, de 38 x 18 x 12 cm. La Virgen viste túnica ocre con manto azul, que le cubre la cabeza; sostiene en sus brazos al Niño con túnica roja, que se muestra de frente al espectador. Aunque es buena la calidad de la imagen, es notable el estado de deterioro con pérdida de parte de los dedos y con varios desconchados en la policromía.

* El reclinatorio y el sillón tienen unas tallas de madera muy marcadas. El sillón tiene el asiento de cuero repujado, con dibujos. En el espaldar está marcado el escudo episcopal del obispo D. José Bascuñana Llópez. Completan el mobiliario de la capilla otro sillón más sencillo, reclinatorios y algunas sillas y bancos muy ordinarios.

* Cuadro de Jesús Resucitado, óleo sobre tabla, de pequeñas dimensiones (33 x 53 cm.). La parte central era la puerta de un sagrario (la parte de la cerradura está bajo el marco) y se le ha adaptado el enmarcado. Es una obra de calidad, anónima, del siglo XVI, restaurada, representando a Jesús resucitado saliendo del sepulcro. Se significa la victoria sobre la muerte con la mano derecha levantada y ondeando el manto rojo suelto al viento, rompiendo entre las nubes rodeado de un triángulo luminoso. Se puede sospechar fácilmente que su procedencia es el convento desamortizado de Franciscanas Descalzas. Junto a este Cristo resucitado hay un cuadro estampa, sin valor artístico, representando la imagen de San José. Actualmente se encuentra en la exposición sobre los 250 años del Seminario Diocesano.

* Imagen de San José. Es una pequeña imagen, pero con un punto de referencia interesante. Es la maqueta que el destacado escultor Antonio Muñoz León (1907-1991), de Huelva, preparó como modelo para la talla que el Obispo de Ciudad Rodrigo entre 1955 y 1964, D. José Bascuñana Llópez, le había encargado para la capilla del Seminario. La talla del Seminario, de grandes dimensiones, figuró en la exposición del Museo Provincial de Huelva dedicó en 1996 al escultor. Actualmente se encuentra en la exposición sobre los 250 años del Seminario Diocesano.

* En la pared trasera de la capilla tenemos dos cuadros estampas de San Antonio de Padua y de la Sagrada Familia. La puerta de tres hojas que comunica con el salón del trono está en previsión de poder abrirla para participar desde el salón si fuera necesario en ciertas ocasiones, como órdenes sagradas, velatorio de cadáver del obispo?

* En la parte de atrás se encuentran una imagen pequeña de Santa Teresa; es el recuerdo de la celebración de los 125 años de la fundación del Colegio de la Compañía de Santa Teresa de Jesús. Fue creado en 1887 con una colaboración muy decidida del Obispo Mazarrasa. Hay también una pequeña imagen de San Teotonio, con sotana, roquete y muceta. Se trata de un santo portugués del siglo XII, fundador del Monasterio de Canónigos Regulares de Santa Cruz de Coimbra; fue elegido obispo de Viseu y después de Coimbra, negándose a aceptar en las dos ocasiones. También un cuadro pequeño, con imagen de la Virgen, sin valor artístico. Presenta la inscripción: "Tota pulchra et inmaculata". En la trasera figura que fue adquirido en el comercio de Vda. De Joaquín Sánchez, Ciudad Rodrigo.

8.- El salón del trono

* Es un salón amplio y elegante, pero que prácticamente está en desuso. No era así antiguamente. El Obispo recibía corporaciones oficiales o había saludos y desfiles multitudinarios en este espacio. La última vez que se usó fue como velatorio del cadáver de D. Demetrio Mansilla Reoyo, en 1998. Anteriormente, en 1989, se utilizó para la recepción de una cofradía andaluza de Alcalá la Real que organizó una visita solemne al obispo D. Antonio Ceballos, nacido en aquel pueblo. Presenta cuatro accesos con puertas grandes de doble hoja, de castaño, de estilo castellano en las dos caras. Llama la atención la amplitud y la calidad de la alfombra que muestra, en la parte central, el escudo del obispo D. José Bascuñala, con su lema episcopal: "Caritate fraternitatis invicem diligente" ("amándoos mutuamente como hermanos"). Resulta grandioso también el techo, con formas curvas de escayola, y la lámpara elegante de cristal con brazos y adornos muy complicados, con tres planos de luz con 26 puntos de luz.

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 6* En el centro, sobre una tarima junto a la pared que da a la calle, está el sillón con tallas muy marcada. Muestra un escudo, con signos episcopales: capelo episcopal y 6 borlas a cada lado. El trono queda destacado con un dosel rojo, como se acostumbraba en otros tiempos en la sede de la Catedral. Hoy las normas litúrgicas prohíben colocar ese tipo de distintivo. Existen 12 sillas y 2 sillones, de estilo sencillo, pero elegantes, en color rosa fuerte. Los cortinones de los ventanales complementen la elegancia y el colorido.

* Podemos destacar dos muebles de madera, colocados en simetría sobre las paredes laterales opuestas del salón. Llama la atención el calado de la madera con que se adornan sus frentes, añadiendo además varias representaciones zoomórficas, pequeñas y llenas de expresividad, semejantes a algunos de los adornos que se pueden ver en el coro de la Catedral. Proceden de la donación que hicieron las primas de D. Benedicto Nieto (sacerdote diocesano, profesor e inspector de Enseñanza Media, fallecido en Asturias). Ellas los habían recibido de su primo y, cuando murió, hicieron con ellos algo semejante a los que había hecho D. Benedicto con su valiosa biblioteca, donándose al Seminario. Estos muebles son obra de artistas destacados, los Guimaráis, que trabajaron en Ciudad Rodrigo hacia los años 40 del siglo pasado y dejaron varias obras artísticas en madera en este estilo. Uno de los muebles es la cajonería. Se pueden contar 18 cajoncitos de distintas formas y medidas. La estructura del mueble, con cierta semejanza a un bargueño, se apoya sobre patas, elevándolo y facilitando el manejo de los cajones y su contenido. El otro mueble, colocado al lado contrario, es un arcón con el mismo estilo. Sobre este mueble arcón hay un cofre antiguo en forma de arqueta.

* Admiramos dos cuadros muy grandes, copia de pinturas de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682), del que se conoce su profunda religiosidad personal. Dejó muchas obras sobre temas bíblicos y religiosos. En el primer cuadro se nos presenta la copia de uno de los dedicados a la escena de la Adoración de los Pastores. Se conservan varias versiones sobre este mismo tema. En el lienzo figura expresamente: "Enrique Luis. Orihuela, 1959". Debió ser un buen pintor de aquella localidad, con el que tuvo relación Mons. José Bascuñala Llópez, nacido también en Orihuela, donde recibió la ordenación episcopal para venir a regir la Diócesis de Ciudad Rodrigo en 1955. Es una copia fiel, de calidad, óleo sobre lienzo, de 2,12 x 1,63 cm., dimensiones considerables y apropiadas para este salón, superando las medidas del original, que se conserva en el Museo del Prado (107 x 171 cm.). Destaca la luz sobre el Niño Jesús desnudo sobre un paño blanco, sostenido por la mano de la Virgen y las tablas del pesebre, y sobre el cordero con las patas atadas, que el pintor quiere resaltar, no solo por ser ofrenda material, sino por el símbolo del ofrecimiento sacrificial de Cristo, que será anunciado como "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Es manifiesta la intención del pintor por mostrar variedad de personajes y de colorido: además de María y José, que muestran agradecidos al niño aparecen un pastor joven, de rodillas, y otro mayor con clara calvicie y un niño, con una gallina en sus brazos, que está custodiado por una mujer que lleva un cesto con frutos para ofrecerlo. Deja casi oculta la figura del buey y de la mula en la izquierda, pero destaca el paisaje que se percibe por el ángulo derecho.

El otro cuadro, de iguales dimensiones y características que el anterior, es también copia del original de Murillo, depositado en el museo del Prado, conocido como "Rebeca y Ezequiel", y tiene los mismos detalles de identificación en el ángulo inferior derecho. Representa la escena de la narración bíblica del c. 24 del Génesis: Abraham, ya anciano, envía a su criado Eliezer para que vaya a Ur de Caldea (Mesopotamia), la tierra de donde salió, a buscar esposa para su hijo Isaac, prometiéndole la ayuda de Dios. Le prohíbe que sea una mujer de Canaán. El criado emprendió el viaje con 10 camellos y la comitiva correspondiente. En un momento determinado del camino se detiene junto a un pozo y reza al Dios de Abraham para que le conceda una señal que le permita conocer la mujer que debe ser elegida para esposa de Isaac. Le pide a Dios que la mujer a la que Eliezer diga: "Por favor, inclíname tu cántaro para que pueda beber" y le responda: "Toma y también daré de beber a tus camellos", esa será la mujer elegida. Inmediatamente llegó Rebeca, a la que Eliezer pidió de beber y accedió con toda generosidad. El criado Eliezer pide también hospedarse en su casa. El hermano de Rebeca, Labán, presta la colaboración para el hospedaje y dar de comer a los camellos. Eliezer propone el objetivo de su viaje y la familia accede a que Rebeca se vaya con él a casa de Isaac, acompañada de sus criadas.

El cuadro recoge el momento en que Rebeca da de beber a Eliezer. Es la escena más representada por los artistas sobre este tema. Murillo ha imaginado una escena muy popular. Cuatro mujeres con sus cántaros junto al pozo y a Eliezer bebiendo del cubo que le presenta Rebeca. Al fondo, en un plano lejano, se perciben los camellos y un grupo de personas.

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 7*En el ángulo último derecho del salón hay dos cuadros, pequeños, con firma de autor famoso: Sorolla. Fueron donación de Dña. Marcelina Rodríguez a la Diócesis de Ciudad Rodrigo en tiempo del obispo Mons. Julián López Martín. El obispo se los enseñó al profesor de la Universidad de Salamanca, Eduardo Azofra, pidiéndole su juicio sobre los cuadros. Azofra le indicó que no figuraban en el catálogo de obras de Sorolla y que había que tener en cuenta que es muy frecuente falsificar la firma de Sorolla. Pasados varios años, el Obispo D. Rául Berzosa tuvo ocasión de mostrar los cuadros a unos familiares del pintor, que tenían los medios apropiados para comprobar la autenticidad de la firma. Realizada la investigación, científica pertinente, resultó lo contrario de lo que se podía pensar, comprobándose que es auténtica la firma del cuadro que representa un retrato y no era auténtica la firma del cuadro que representa una escena de mar. A Joaquín Sorolla (1863-1923) que dejó una producción de más de 2000 cuadros, se le conoce como el pintor de la luz mediterránea, con abundantes obras sobre el mar, la playa y el oficio de pescadores.

9.- Antigua sala de espera

* Sigue a continuación una habitación bastante grande con comunicación a la galería, al salón del trono y a la siguiente habitación. En su momento era sala de espera, antes de entrar en el despacho el obispo, que era la habitación contigua. Hoy está en desuso. Hay tres estanterías con libros. La mayoría de los libros que se habían ido almacenando en el Obispado han sido llevados a la Biblioteca del Seminario, pero han quedado aquí algunos restos.

Tenemos en una de estas estanterías la Enciclopedia Ilustrada Espasa, que fue estimada como objeto de gran valor en otros tiempos. Hoy, con la facilidad de consultar por Internet, no se juzgará tan necesaria. Son 70 tomos originarios, a los que se han sumado otros 35 añadidos como Apéndices.

En el centro se encuentra una mesa sencilla con 6 sillas de cuero, procedente de la herencia de D. Anacleto Galache, de Fuenteliante. Junto a las paredes una sillería de líneas barrocas, muy elegante y bien conservada.

También figura aquí un cuadro que ostenta la imagen de la Inmaculada, una pintura del siglo XVIII, de óleo sobre lienzo, de 21 x 112 x 94 cm. Representa a la Virgen María con túnica blanca y manto azul, con amplia cabellera cayendo sobre la espalda. A sus pies está la bola del mundo, a la que rodea una serpiente con una manzana en la boca. Dos angelitos, a los pies, portan una azucena y una palma; en la parte superior adornan el cuadro algunas cabezas de angelitos alados.

Hay dos candelabros de cinco velas y cuadro de cerámica, artesanal, con la catedral de Ciudad Rodrigo. La lámpara del techo combina el cobre y el cristal.

Así es espacio por espacio la zona noble del Palacio Episcopal   | Imagen 810.- Antiguo recibidor episcopal de visitas

Tiene, como la habitación anterior, dos puertas: una comunica con la sala de espera y la otra con la galería. Hoy está en desuso.

* Hay una mesa escritorio grande con cajones por ambas partes. Adornan la habitación 6 sillas y 2 sillones sencillos, muy grandes, tapizada en terciopelo rojo, muy bien conservado.

* Una consola barroca, con mesa de mármol, que sostiene un crucifijo y candelabros metálicos.

* Hay un mueble-fichero, con puerta vertical, con departamentos planos para documentos grandes y con varios cajoncitos para depositar y ordenar las fichas.

* Existe un Crucifijo, bastante grande. Según la ficha de Patrimonio Diocesano es talla en madera, anónimo, del siglo XVII. Presenta los brazos caídos, las rodillas flexionadas, la cabeza inclinada a la derecha, con los ojos y la boca entreabiertos. La anatomía está muy marcada con señales de la pasión sufrida y con un paño de pureza corto y con muchos pliegues.

* Podemos observar un cuadro, que reproduce la Virgen del Pilar, firmado por el Arzobispo de Zaragoza, certificando de su valor como "auténtica". La firma es del 2 de enero de 1940, año en que se celebró la conmemoración del XIX Centenario de la venida de María en carne mortal a Zaragoza. Ese mismo año, en agosto, se organizó desde Ciudad Rodrigo, una peregrinación diocesana extraordinaria a Zaragoza, en tren, con numerosa participación y con cuidada preparación. Queda como recuerdo en la Catedral una lápida grande con un texto recordatorio del acontecimiento.

* Cuadro en papel estampa de Santa Teresa del Niño Jesús ("Santa Teresita"), con firma de Celine, indicando la fecha de 1912. Se trata de una santa religiosa carmelita, que murió a los 24 años en el convento de Lisieux, en 1897. Fue canonizada por el Papa Pío XI en 1925 y declarada Doctora de la Iglesia por Juan Pablo II en 1997, en el centenario de su muerte. A pesar de ser monja de clausura, por su amor a la Iglesia y a la labor de los misioneros, es considerada como Patrona de las Misiones, junto a San Francisco Javier.

* Se exponen aquí dos estanterías de D. Demetrio Mansilla, como lo indica su escudo episcopal, grabado en la parte superior, con algunos libros.

* Finalmente podemos observar dos grabados pequeños, a plumilla, con la firma de Mª Cecilia y una lámpara de cobre en el techo.

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