Desde las que se realizan a recién nacidos o niños más mayores que necesitan adaptar sus dispositivos y prótesis a su ritmo de crecimiento
Anualmente, y según cifras médicas, en nuestro país se operan unos 2.000 niños con cardiopatías congénitas y valvulopatías pediátricas en diferentes tipos de intervenciones, que van desde las que se realizan a recién nacidos o niños más mayores que necesitan adaptar sus dispositivos y prótesis a su ritmo de crecimiento. No todas las cardiopatías son iguales, aunque la mayoría de las cardiopatías congénitas complejas requieren una intervención quirúrgica o un cateterismo terapéutico.
Una cardiopatía congénita es una lesión anatómica en una o varias de las cuatro cámaras cardíacas, de los tabiques que las separan o de las válvulas que regulan el tránsito de la sangre. No es infrecuente que estas lesiones se combinen entre sí de forma que un mismo paciente puede tener múltiples lesiones. Por otro lado, la valvulopatía es una lesión en alguna de las válvulas del corazón, que pueden ser por estrechamiento de las mismas (estenosis) o por incompetencia en el cierre (insuficiencia) o ambas al mismo tiempo (doble lesión).