La conservación de las iglesias

Quizás por torpeza mía más que por falta de información no he logrado saber los datos precisos de lo invertido por la Junta de Castilla y León en edificios de la Iglesia católica durante el año 2018, pero sin duda es una inversión muy considerable. Y quería yo comenzar por ese dato, aunque de lo que quiero escribir es sobre lo que la Iglesia invierte en la conservación de inmuebles que son de su propiedad pero de uso público y de utilidad común, porque creo que no se valora suficientemente el esfuerzo que la Iglesia está haciendo en ese campo. Y esto, resaltando el esfuerzo compartido en los acuerdos anuales de restauración tanto con Patrimonio como con la Diputación y numerosos Ayuntamientos.

Y me refiero, como ejemplo concreto porque lo conozco bien, a lo invertido por la diócesis, y más concretamente por la parroquia, en un edificio tan emblemático como la Iglesia de las RR. Agustinas, actualmente y desde hace más de cien años utilizado como Iglesia Parroquial de La Purísima.

Esta iglesia es para mí, que he trabajado en ella casi todos los días a lo largo de casi medio siglo, absolutamente hermosa, con quince lienzos de gran formato que forman uno de los mejores museos "in situ" que conozco de pintura italiana del XVII. La belleza de este espacio es muy difícilmente superable, sobre todo a determinadas horas de un día de sol en otoño. Sin embargo está poco valorada por los salmantinos; no son pocos los que corren a no sé dónde para admirar no sé qué y resulta que nunca han hecho una visita espaciada e inteligente a esta Iglesia napolitana en el corazón de Salamanca. Es la ignorancia ilustrada y así andamos en demasiadas cosas nuestras

Y está ahí, en pie y abierta, por el esfuerzo de muchos; repaso a los que he conocido personalmente. Recuerdo las obras de mejora y de restauración que realizó don Miguel, párroco bien conocido en su tiempo y después; intervino y creo que casi siempre con acierto en todos los espacios y elementos de la iglesia en una labor variada y constante de muchos años, a base de los donativos de los fieles y alguna ayuda bien escasa de alguna institución.

En los últimos cincuenta años la iglesia ha sufrido, o mejor disfrutado, una valiosa restauración; llegó a estar nueve años cerrada al público por las tres fases de obras que se sucedieron en todos los componentes de la iglesia: suelo, cúpula, techumbres, bancos, cripta, salones, puertas, ventanas, lienzos? Por cierto el Museo del Prado se cansó de restaurar lienzos y dejó sin restaurar sólo uno, el del Nacimiento "por la complejidad y dificultad de la obra que suponía". Ahí está todavía como reto.

Incluso, y fui testigo, los bancos, de madera de teca (que ya ni se pueden hacer con esa madera) fueron los mejores en su tiempo y los del más alto precio. La megafonía, de una compañía italiana, ha sido referencia durante mucho tiempo en media España así como la iluminación que ha resistido décadas con buena salud y alta calidad. Son años de enorme esfuerzo de inversión en toda la estructura, desde la veleta hasta el amago de cripta, y en casi todos los elementos complementarios. La Junta financió buena parte de los gastos en cúpula, tejados y suelo, así como el Museo del Prado y el Taller de Simancas en restauración. Pero los feligreses aportaron muchos millones, primero en pesetas y luego en euros, en todo este proceso hasta alcanzar cantidades increíbles para una institución formada por familias de clase media y baja. Y esta línea de mejora y de inversión sigue hasta el día de hoy con la misma calidad y la misma generosidad.

Es de justicia recordarlo? y agradecerlo. Porque lo que hoy tenemos y disfrutamos (y hoy me he referido sólo a la Purísima pero no olvido a otros espacios como las 365 iglesias parroquiales de la diócesis y las más de 200 ermitas) ha llegado hasta nosotros por la responsabilidad y la generosa colaboración de muchos salmantinos a través de sus parroquias y asociaciones, sin olvidar las ayudas de empresas y de las instituciones civiles.

Eso sí. Habrá que seguir en la misma línea para que bienes tan importantes, que forman parte de nuestra historia y de nuestra memoria colectiva y personal, lleguen en perfecto estado de belleza y de futuro a los salmantinos que nos sucedan.

Gracias a todos los que lo hicieron posible hasta aquí y que sigamos su estilo y su ejemplo.