Felipe Lázaro, poeta y editor cubano-español, comenta el libro 'En torno a la poesía de Pérez Alencart', de Viloria
El poeta, abogado y profesor venezolano-salmantino, Enrique Viloria Vera (Caracas, 1950) logra, en esta nueva obra suya, adentrarnos en el territorio sagrado de la prolija obra lírica del reconocido poeta Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962) sumando retazos como "fragmentos rezados de la existencia" que resumen "el inquietante arte del espíritu" del buen quehacer poético del bardo peruano de Salamanca.
En este libro, En torno a la poesía de Pérez Alencart (Betania, 2019), Viloria reúne, en la primera parte, diez esmeradas reseñas que escribió a varios poemarios publicados por Pérez Alencart y, en la segunda, añade otros siete textos críticos suyos que ahondan aún más en su trayectoria lírica. Termina esta obra, como feliz colofón, con una sustanciosa entrevista de 2016.
Pero estos ensayos literarios son algo más que un estudio al uso. Más bien son el testimonio de una sincera amistad solidaria entre bardos, de un reconocimiento a Pérez Alencart, como poeta, como profesor universitario y como eficaz promotor cultural; cuya magnífica labor se ha podido palpar en la Salamanca de estas últimas décadas.
En estas páginas hay mucho de amor fraterno. Mucho de amor entre hermanos como nos enseña ese acertado y fecundo principio cristiano de amar al prójimo. Ambos, Alfredo y Enrique, ya son salmantinos (aunque de origen peruano y venezolano, respectivamente) y no se cansan de esculpir en las piedras milenarias de esa ciudad que habitan el antiguo proverbio latino de Terencio: "Nada de lo humano me es ajeno". Como otros queridos poetas venezolanos, Caupolicán Ovalles y Carlos Contramaestre, que aún cantan, en el cielo de Salamanca, nuestra iterable canción de farra salmantina Los pájaros fornican en la Catedral.
Además, por este repaso poético, pasan los versos con la niñez amazónica del poeta americano, desde sus juveniles andanzas en su recordado Perú hasta su llegada como joven Licenciado en Derecho a una Salamanca intelectualmente estimulante. Los lectores no se cansarán de saborear ese maravilloso paseo salmantino, donde nos retrata su Universidad, y la Plaza Mayor, la Casa de las Conchas y los incesantes estudiantes, pero donde también se mencionan y se consagra la memoria de toda una legión de poetas universales que han pasado por esa culta ciudad, gracias a la magia y al poder de convocatoria de "nuestro hombre" en Salamanca.
Estos años pasados, que han acumulado varias obras editadas y eventos literarios organizados con mimo, nos confirman que Alfredo Pérez Alencart no solo es un excelente poeta como dan fe sus incesantes publicaciones poéticas o que ha sido (y es) un gran promotor cultural, capaz de movilizar las voluntades más diversas y diferentes para lograr sus exitosos proyectos culturales, sino que estamos ante un verdadero y apasionado amante de la Poesía (con mayúscula), un amante del resucitado de los Evangelios, un amante-amado de su mujer Jacqueline? Él siente amor verdadero por sus amigos (que honra y enaltece toda amistad) y se desvive por todos los poetas sin fronteras (y sin pasaporte). Recuerda y ama a su Perú natal y su querencia más íntima es su actual casa: Salamanca, que ya es parte de su corazón.
Me consta que, para mi hermano Alfredo (que vive asombrado pero amando cada segundo de vida), nada de lo que acontece en el mundo -o le pase a cualquier ser humano- le es ajeno?
Escalona (Toledo), 2019
Sobre el autor del comentario
Felipe Lázaro (Güines, 1948), poeta y editor cubano, lleva 59 años en el exilio. Salió de Cuba en agosto de 1960. Entre 1961 y 1967 residió en Puerto Rico y, desde entonces, en España. Es Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y graduado en la Escuela Diplomática de España. Fue uno de los fundadores de las revistas madrileñas Testimonio (1968), La Burbuja (1984) y Encuentro de la cultura cubana (1996); además del periódico La Prensa del Caribe (1997). Perteneció al Consejo Editorial de la Revista Hispano Cubana y del Boletín del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, publicados en la capital española. En 1987 obtuvo la Beca Cintas y fundó la editorial Betania. Autor de seis poemarios, de varios libros sobre Gastón Baquero y de diversas antologías sobre la poesía cubana del exilio. Sus últimos títulos publicados son: Indómitas al sol. Cinco poetas cubanas de Nueva York. Antología crítica (2011), Conversaciones con Gastón Baquero (2014), Tiempo de exilio. Antología poética, 1974-2016 (2016) e Invisibles triángulos de muerte. Con Cuba en la memoria (2017), el cual contiene 14 relatos y un epílogo.