ZeroWaste: aquí no se tira ná

Aunque la novedosa corriente ZeroWaste (Cero Residuos), consiste en reaprender a comprar de tal modo que se genere la menor cantidad posible de residuos, sobre todo de plásticos, la verdad es que se parece mucho a lo que se hacía antaño, antes de que aparecieran los artículos de un solo uso, antes del famoso "usar y tirar", antes del consumismo desaforado que tiene ya prácticamente un siglo de vida.

Cuando yo era pequeña, el plástico estaba empezando a aparecer en las casas. Aún había muchos utensilios de latón o madera; se iba a la compra con bolsa de tela o con capazo; se devolvían los "cascos" de las botellas de cerveza y refrescos; se compraba el vino a granel en la bodega rellenando nuestra propia botella o damajuana; la leche se compraba a diario en la lechería rellenando la lechera de aluminio?. y tantas otras cosas que, a falta de envase traído de casa, la tendera empaquetaba cuidadosamente en papel de estraza o incluso de periódico si el producto era suficientemente resistente.

Con la llegada de los productos de usar y tirar, infinitamente más cómodos puesto que no hay que limpiarlos, la tendencia fue ir sustituyendo toda aquella forma de vida por esta otra más despreocupada: cuando habías salido a pasear y de repente recordabas que tenías que comprar algo, simplemente entrabas en la tienda y lo comprabas, y allí te regalaban la bolsa de plástico más adecuada al producto comprado. Esto, que durante muchos años nos ha parecido lo normal, e incluso a la mayoría de la gente se lo sigue pareciendo, era algo impensable en mi infancia, cuando vivía en un pueblo pequeñito y bastante atrasado en ese tipo de comodidades y otras.

Tal vez por eso no me ha costado adaptarme a llevar siempre una bolsa de tela dentro del bolso, ni varias bolsas/capazo en el maletero del coche para la compra en el super, ni me costará nada llevar mis propios envases a la carnicería, a la pescadería o a cualquier otra tienda, el día que todos estos establecimientos se desacostumbren de las bolsas de plástico y empiecen a mirar con buena cara los tuppers traídos de casa.

Pero además hay otra forma de zerowaste que a mí me encanta, y es la de reutilizar todo lo que tienes en casa. Mi madre, que vivió épocas austeras, está acostumbrada, como la mayoría de la gente de su generación, a no tirar nada. Ella lo hace por si un día lo puedes necesitar, y sobre todo porque es un "pecado" tirar lo que aún está en uso. Yo lo hago porque me gusta lo "vintage" y más si es algo que perteneció a la bisabuela.

Desde utilizar un vestido pasado de moda para retapizar una silla, hasta crear una lámpara rústica con los aros de sujetar las macetas, una mesa con la enciclopedia que regaló noséqué periódico o una alfombra patchwork para el cuarto de los niños con la ropa vieja, porque por supuesto, la que se les queda pequeña se dona o se vende de segunda mano para que otros niños puedan aprovecharla.

Es fácil, ni siquiera necesitas imaginación: afortunadamente, las revistas de decoración están llenas de cacharros vintage, muy monos y muy recién fabricados, pero que digo yo, que mejor será usar los originales si es que aún están en el trastero o en el desván o en el sobrao de la casa del pueblo ¿no? Con que eches un ojo a las revistas y al trastero, seguro que se te ocurren cosas. No es por ahorrar dinero (porque con la proliferación de tiendas lowcost, es fácil que te salga más caro), ni por el placer del "hazlotúmisma", es porque queda mono y sobre todo por el planeta: si no quieres que la basura acabe con nosotros, si no quieres comer microplásticos cada vez que comes pescado, si quieres que tus hijos y tus nietos puedan seguir viviendo en este planeta, más vale que te apuntes al zerowaste y reduzcas tus residuos a cero, primero, no comprando lo que no necesites, segundo, utilizando lo que compres mientras sirva, y tercero, dándole otro uso a lo que ya no sirve. Es fácil, solo tienes que ponerte a ello.