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Komo Teatro y Amalia de Prado, la vida como escenario
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ENTREVISTA

Komo Teatro y Amalia de Prado, la vida como escenario

Actualizado 22/07/2019
Charo Alonso

El grupo salmantino ha participado en el ciclo Plazas y Patios con un montaje sobre la vida de Inés Luna Terrero

Plazas y patios habitados por historias salmantinas, teatro en la calle recordándonos sus orígenes medievales, su voluntad de alcanzar a todos en medio de la pausa del calor, de la Salamanca abierta a su propia historia, a la calle habitada que se llena de grupos y actores que hacen de la ciudad monumental su escenario y decorado. Y es ahí, en las Úrsulas, en el paseo que amaba el rector Unamuno frente a la casa donde murió, pasillo hacia el Parque de San Francisco, donde Komo Teatro nos ha recordado la vida de una salmantina singular que vivió su infancia de niña privilegiada junto a la iglesia de la Purísima, donde su padre, Carlos Luna, estableció la primera fábrica de la luz que iluminó la Salamanca de principios de siglo.

Charo Alonso: Amalia ¿De dónde viene el nombre de "Komo Teatro"?

Amalia de Prado: La verdad es una y la que contamos es otra. Hacíamos poesía y ballet y cuando íbamos a actuar en un pueblo me preguntaron por teléfono ¿Cómo se llama el grupo? Yo no oí bien y contesté ¿Cómo? Y me volvieron a preguntar si era con C o con K.

Ch.A.: ¿Esa es la historia que contáis o la otra?

A.deP.: La que no contamos. Cuando nos preguntaban hablábamos de unos enanos de circo que se llamaban los "komoes".

Ch.A.: ¿Cuándo te iniciaste en el teatro?

A.deP.: Muy pronto, yo ya hacía teatro en Ciudad Rodrigo cuando vivía allí hace treinta y cuatro años. Había un grupo en el instituto y le faltaba al director una persona y empecé con ellos. Eran estudiantes todos, "Esperpento", se llamaba el grupo. Después, ya en Salamanca, he participado en un grupo llamado Cocoliche.

Ch.A.: ¿Con C o con K? Amalia, hay grandes actores en Salamanca, muy buenos grupos, pero todos con una trayectoria corta en el tiempo salvo algunas excepciones ¿Por qué?

A.deP.: Es muy difícil mantener un grupo estable, requiere de mucho tiempo, mucho sacrificio. Durante un tiempo ha habido muy pocas ayudas de la administración y eso cansa, o tienes mucho vicio, o te cansa pelearte. Aunque te da mucha satisfacción personal el teatro, que no es poco.

Ch.A.: ¿El problema es mantener el vínculo con los miembros del grupo?

A.deP.: Cualquier relación, laboral, amistosa, es a veces problemática. Ángel González Quesada, que es como Dios en el teatro de Salamanca, decía que con uno solo se puede hacer un grupo de teatro. Nosotros somos, antes de nada, un grupo de amigos, pero es cierto que cuando juntas a tanta gente tan distinta puede haber problemas porque somos humanos, porque nos falta tiempo, porque tenemos distintas visiones. Es normal.

Ch.A.: Con Komo Teatro lleváis desde el año 2000 con muchos montajes?

A.deP.: Parte de los que estábamos en Cocoliche hicimos Komo Teatro, y de los montajes que más recuerdo te puedo hablar de "Agnes de Dios" que quedó precioso pero tuvo muy poca trayectoria. También hemos montado "La Malquerida" y toda la trilogía trágica de Lorca. Y un montaje sobre Unamuno muy interesante.

Ch.A.: ¿Es verdad que trabajáis con directores que no pertenecen al grupo?

A.deP.: Si, lo hemos hecho, gente de fuera que nos ha ido muy bien, con los que hemos aprendido mucho, pero ya no podemos permitirnos ese lujo. Te puedo hablar de Claudio Casero, que es genial, un director que trabaja mucho la gestualidad y que tiene una visión muy moderna. Jesús Mari González, que tiene una visión más clásica. Hemos trabajado con mucha gente de mucho talento, pero ahora queremos dirigirnos nosotros.

Ch.A.: ¿Cómo os habéis interesado por Inés Luna Terrero?

A.deP.: Nosotros siempre le presentamos una propuesta a la Fundación Salamanca Ciudad de Saberes con temas salmantinos. Hemos hecho personajes femeninos salmantinos, o vinculados a Salamanca como la Marquesa de Almanza, Isabel la Católica? hemos abordado a Cristobal Colón en "Deza y Colón frente al Consejo de Salamanca"? pero yo estaba empecinada en que fuera esta vez una mujer y más moderna? leí sobre algunas salmantinas ilustres pero nada?

Ch.A.: ¿Y qué pasó?

A.deP.: Pasó que Jacinto, Jacinto Andrés Hernández de Vega, el actor que hace de Gonzalo de Aguilera Munro, había oído hablar a su madre de la Bebé. Entonces nos pusimos a buscar y encontramos un libro. Lo que de verdad nos ayudó fue un libro que nos prestaron pero no encontrábamos el momento de llamar a la autora porque no sabíamos cómo hacerlo.

Este barrio que ya es el mío, calles que fueron barro, entre el Alto del Rollo y las vías del tren, corrales y casas de ferroviarios donde también vivió y tuvo su taller en la Calle de la Paloma Agustín Casillas, tiene el privilegio de la cercanía. Mi farmacéutica hace teatro en un grupo con Pablo Málaga, mis pasos recuerdan siempre a Casillas cuando rodeamos la Náyade que convive con el incongruente busto del comunero y el Rollo medieval que servía para fijar los límites de la antigua Salamanda. Oye, Charo, me dice José el de la papelería, que hay un grupo de teatro del barrio que quieren hacer algo sobre Inés Luna y les he dejado tu libro? ¡Ah, diles que me llamen!

Publicada por la Diputación de Salamanca en el 2015, la biografía novelada de Inés Luna Terrero, Dama Luna, es uno de esos regalos que te hace la vida. Gracias a mi acercamiento al personaje de la inquietante hija de Carlos Luna, conocí a Aníbal Lozano, el más generoso de los editores; a Isabel Cristina Díez, que diseñó la portada modernista del libro y supo trabajar con las imágenes del Archivo Provincial donde Luis Alfageme me abrió las cajas de la memoria y hasta el hermoso álbum azul de la Dama del Cuartón. A Inés también le debo la amistad de Alfredo Vicente y Eladio Sanz, grandes conocedores de la vida de los Luna, así como el privilegio de tratar y querer a Marianela Alba, la Condesa de Alba de Yeltes, nieta del novio eterno de Inés. Inés, la de Traguntía, la causante de que la familia de Macu Vicente tuviera que establecerse en Centenares, una historia que nunca olvidó Martín Patino, enamorado del personaje y autor de aquellos "Espejos en la niebla" que recorrieron la memoria de Inés de la que quedan mi querida gente de Traguntía, Carlos Mezquita y los Paz, Álvaro y María Luisa. Cuántos regalos de Inés, como Toñi Gómez Pascual, quien vivió con Consuelo del Álamo a la muerte de la señorita en la finca que heredara Inés Terrero, la Consuelo que evocaba para mí mi amiga la poeta Charo Ruano. Un regalo al que se une la teatralización, libre y generosa de la gente de Komo Teatro a los que yo, sin saber tenía tan cerca.

Porque me llamaron, sí, aunque lo mejor fue que, volviendo de la casa de mi madre, encontré un cartel, me detuve y allí estaban, ensayando, las gentes de Komo Teatro, y Amelia, Amelia de Prado resultó ser mi vecina, pared con pared, Inés, Inés, Inesita Inés. El resto es la emoción de ver la obra y oírles cantar porque a Inés Luna, charra donde las haya, le gustaba la música salmantina?

Ch.A.: Todo el mundo dice que en la obra es un acierto la música ¡Qué bien cantáis!

A.deP.: Ellos cantan muy bien, Félix, Ali, Jorge de la Gándara, Jacinto, Julia y Carmen? todos cantan muy bien, yo no. Fue Claudio Casero el que nos enseñó, le gustaba mucho meter música y ritmos en medio de las obras.

Ch.A.: Y tenéis una voz privilegiada, la de Félix Nieto Ballestero?

A.deP.: Hay una anécdota muy bonita sobre la voz de Félix, estaba reanimando como cardiólogo que es a alguien y le hablaba? y la persona dijo que cuando abrió los ojos y oyó esa voz no sabía si estaba en el cielo o había vuelto a la vida.

Concebida como una sucesión de breves pinceladas sobre el personaje, la obra, que debía ajustarse a un tiránico molde de treinta minutos, resuelve de una forma muy original la trayectoria vital de una mujer nacida en el privilegio, que no solo desafió a las normas de su época, sino que asistió a los vaivenes de la historia desde una posición inusual, culta y cosmopolita. Criada en la Salamanca que asistía a la modernidad, su padre, Carlos Luna, como bien cuenta el profesor Eladio Sanz en su libro, era un emprendedor valiente para la Salamanca pacata y sumida en el atraso de comienzos de siglo, que quiso hacer de la finca de su suegro en Traguntía una explotación modelo y levantó la casa que sería, años después, el refugio de una hija que no solo aprendió a conducir desde que era una niña, sino que se vio envuelta en las turbulencias de su clase. Su relación con un rentero de su padre, su noviazgo con Aguilera, su independencia, su amor por los coches, los viajes, los perros, las fiestas, su forma de llevar la finca y sobre todo, su presunta relación con el Dictador Primo de Rivera, a quien interpreta magistralmente Félix Nieto Ballestero, hizo de ella un personaje tan atractivo como vilipendiado por aquellos que no entendieron su particular modo de vida. Aquella a quienes los suyos llamaban "La Señorita" con enorme respeto y a quien aquellos que, tras la guerra civil la convirtieron en una víctima de su propia originalidad llamándola "La Bebé", tuvo una vida de lujos aparentes, un deseo de trascendencia que llenó con su pasión por la religión cristiana maronita y un final de soledad y quietud tras las bardas y los árboles de su jardín de El Cuartón, ahora convertido en un espacio para la nostalgia y el encuentro. Fallecida en soledad de un cáncer de mama en Barcelona, la imagino como me la ha descrito mi querido amigo Don Alberto Estella: era como una actriz de cine subida en su coche, ahí, parada en la Plaza de los Bandos, esperando a su padre, abogado de la Señorita.

La charra valiente, viajera, atrevida, caprichosa, feroz en el trato con los renteros, cercana en la necesidad, la mujer que hacía teatro con las mujeres de Traguntía, que compraba tela en Vitigudino de la mano de su inglesa de compañía o de Consuelo del Álamo, su compañera de madurez, es Fundación, es vocación de entrega, de beca, de gestión generosa. Por eso era un olvido imperdonable que no hubiera letras en su tumba del colegio del Pilar, ella que quería ser enterrada en la capilla maronita que el tiempo y el destrozo y el despojo derribaron? ahí donde me contó Carlos Mezquita, que lucía una lámpara de cristal veneciano que se decía que ella había traído en un viaje sobre sus rodillas para que no se rompiera. Ansia de belleza y de modernidad, suya fue una de las primeras piscinas de la tierra salmantina, suyo el primer tractor que se trajo a la provincia. Inés, inesita Inés. Inés, según el extenso libro de Salvador Llopis, enamorada de Primo de Rivera, convertida en objeto de escarnio, allá en su finca de Traguntía que ella llamaba "su Liberty House".

Ch.A.: Me gustan mucho todos los personajes, pero la arenga de Primo de Rivera y sus alusiones a Unamuno justo ahí, al lado de su casa, son impresionantes.

A.deP.: A Félix le digo que parece que está dando un mitin, todo se puede aplicar a los tiempos en los que vivimos ahora. No podíamos haber encontrado un personaje más moderno que Inés? y mucha gente se acerca a decirnos? mi abuelo trabajó con ella, mi padre la conoció?

Ch.A.: ¿Qué te queda de tanto vivirla?

A.deP.: Tristeza, qué sola acabó, qué sola estaba. Hay cosas que no puede comprar el dinero, ni la tierra, hay cosas que no son los viajes? qué sola?

No hay telón en la calle, sino aplausos, música que enmudece mientras los miembros de Komo Teatro saludan, incluyen a José Manuel Martín Bueno y a María Jesús Alburquerque Casado. El teatro es un empeño de muchos, por eso hay que recoger el atrezzo, volverlo a cargar en la furgoneta, devolverlo al local, pensar en otro montaje, seguir ahí, día tras día, empeño y empeño en el tiempo que queda libre del trabajo? sin embargo, nosotros, el público sentado, el público de pie, el público de plazas y patios disfrutamos, aplaudimos y se oye entre la gente "Mi padre trabajó en la finca, qué mujer, la Señorita de Traguntía". Brava, Inés. Bienvenida, Inés. No estás sola, Inés.

Charo Alonso.

Fotografía: Amador Martín y Fernando Sánchez.

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