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‘Teresa, la jardinera de la luz’ aumenta su proyección con una actuación en Vitoria
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representación número 261

‘Teresa, la jardinera de la luz’ aumenta su proyección con una actuación en Vitoria

Actualizado 27/05/2019

La organización corrió a cargo de la Diócesis de Vitoria para celebrar el año jubilar de la Catedral en su 50 aniversario

El país, nuestro rico y plural país vivía el sábado una jornada de reflexión a la espera de poder elegir a sus representantes más cercanos en sus ayuntamientos, en sus autonomías, y a los más viajeros que hablen de nosotros en Europa. Sin embargo la vida, que no es más que el contexto donde todo se va sucediendo cada día, trae nuevos ingredientes que marcan nuestra dinámica cotidiana como lo pueda ser este hecho relevante. Nuestra Historia, nuestra Geografía, nuestra Cultura, nuestro "modus vivendi" son hilos de la urdimbre que teje el tapiz de la existencia.

Y en esta jornada un grupo de actores aficionados de Castilla y León traspasan una vez más las fronteras de su tierra para llegar un poco más lejos todavía de lo que hasta ahora lo había hecho con la ilusión de llevar una historia que han sabido contar en clave de cercanía a pesar de los muchos siglos que de ella nos separan. Son 'Lazarillo de Tormes'. Siguen de camino con su obra teatral 'Teresa, la jardinera de la luz', y representan en Vitoria su tan conocido montaje para unas gentes a las que como en cada ocasión única saben involucrar en lo que cuentan.

Un escenario de excepción si pensamos que se trata de la magnífica Catedral Nueva de Vitoria. De enormes proporciones, una de las más grandes de España, Santa María Inmaculada Madre de la Iglesia, que ésta es su advocación, es una construcción neo-gótica que en este 2019 cumple tan sólo medio siglo de existencia. Para celebrar este cumpleaños, la Diócesis de Vitoria-Gasteiz ha tenido a bien invitar a los salmantinos actores de 'Lazarillo de Tormes' para que formen parte de las diversas actividades culturales programadas para este evento. Las numerosas representaciones que de esta puesta en escena se han hecho, más de 260, la evidente aceptación de público y crítica que ha tenido, y el hecho de que haya sido vista por gente de la tierra anfitriona, avalaban esta elección que como de costumbre entusiasmó a los presentes. No importó la contundente envergadura de este templo, que aunque inacabado, sobrecoge con su horizontalidad luminosa de vidrieras de gran riqueza, exhuberancia de esculturas modernistas, que tanto le adornan fuera y dentro, o su singular atrio que corona la cripta donde los vitorianos celebran sus ceremonias religiosas. Sobre el presbiterio del altar Mayor, un grupo de monjas carmelitas del XVI, con sus pertinentes hábitos de su siglo en lana de paño de oveja, acaban de cantar un Kyrie Eleyson con el que llegan desde los caminos distintos que las han traído a lo que en este momento es para todos los espectadores la iglesia de la pequeña localidad salmantina de Alba de Tormes.

Los distintos cuadros escénicos de la obra se mueven en torno al debate que estas carmelitas, hermanas de Teresa, entablan con un enviado de la Inquisición que encaramado en su púlpito denosta la vida y obra de su Madre, sospechosa de herejía para el Santo Oficio al que representa y que allí le ha enviado. Suena como cómplice acompañante un órgano que emite bellas notas de música renacentista y que salen de las manos del músico ciego Salinas. En torno a tan sencillo a la vez que elegante atrezzo, elaborado también por los componentes del grupo de teatro, nacen con frescura, no exenta de ironía y coraje, unos diálogos, rápidos pero profundos, duros a la vez que humanos. La vida y obra de aquella carmelita valiente, lúcida y moderna en todos los aspectos que de sí se proyectan en escena, llegan al público que siempre acaba entregándose a la mejor de sus dimensiones, la de mujer, intelectual y espiritual, mística pero con los pies en la tierra.

La estructura de almendra que configura el Casco Antiguo de Vitoria se convierte en esta tarde en una metáfora perfecta de lo que el altar de su maravillosa Catedral Nueva refleja. Muchos siglos de Historia, con sus luchas, logros, avances y retrocesos, con su muralla del XI como símbolo protector de tanta empresa. Una ciudad nueva que se expande y abre a sus pies, con la riqueza de tantos monumentos que dan a Vitoria su carácter señorial, elegante, y que provienen en su mayoría de la época de una Teresa que por entonces fue también muralla defensiva para los que no podían expandirse en sus vidas, sometidos por los poderosos que creaban muros a su alrededor. 'Teresa, la jardinera de la luz' contó una vez más con su singular belleza interpretativa a una monja carmelita que a llegado a tantos espectadores por desconocida en tantos matices, pero que se sigue reconociendo como parte de nuestro más importante bagaje cultural, como recuerdan los bellos poemas, escritos y pensamientos bien reconocidos y reconocibles a lo largo de la representación.

Una peculiar "jardinera" en una ciudad que fue galardonada con el premio europeo de Ciudad Verde en 2012, núcleo de caminos que unían Astorga y Burdeos, por los que tantos pies pasaron como lo hicieron los de Teresa de Jesús, allá por el XVI en aras de fundar conventos para acoger a tantas que como ella pudieron ser libres en una elección de vida diferente. Vitoria Sede del Gobierno y Parlamento Vascos, fuerte en sus raíces, salvaguarda de los suyos y acogedora puerta de entrada y salida para todos, aplaudió con fuerza la fuerza de una mujer cuyos pasos no llegaron a pisarla entonces, pero que tanto se parece a su famosa estatua del Caminante, que situada en medio de la ruta que va de su Plaza de la Virgen Blanca, patrona de la localidad a su Estación, representa a todo aquél que gusta de la ciudad y se queda en ella. Observando desde lo alto de su loma, la Catedral Vieja de santa María, siempre la Madre presente, siempre "abierta por obras", seguro que lo estuvo también ante la que estos castellano leoneses le ofrecieron a sus paisanos.

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