El mensaje central de esta jornada hace hincapié en la defensa del campesinado como opción clave para mantener un mundo rural vivo y asegurar la vida de la Tierra y el futuro de la humanidad
Juzbado fue el pueblo elegido este año para acoger la celebración del Día del Mundo Rural, una jornada de reivindicación y fiesta que desde hace casi cuarenta años ha alentado la conciencia y el alma campesinas en las comarcas del Noroeste salmantino. Organizado por las asociaciones Escuelas Campesinas de Salamanca, Adecasal y Asdecoba, el encuentro consiguió reunir a un centenar de personas para reflexionar y debatir propuestas en torno a un tema clave que consideramos necesario afrontar en profundidad al que apuntaba el lema de la convocatoria: "sin campesinado no hay futuro para el medio rural". En estos momentos en que el discurso de la despoblación rural y de la España vaciada corre el riesgo de quedarse en la superficie, sin tocar fondo, creemos que la opción por el campesinado (entendido no solo como una manera de producir apegada a la tierra, sino también y sobre todo como una manera de ser y de vivir en armonía con la naturaleza y en sintonía con la comunidad) es el único camino para ese cambio de rumbo radical que necesita nuestro mundo.
Comenzó la mañana con la acogida a las personas y colectivos participantes por parte de Fernando Rubio, alcalde de Juzbado, para pasar seguidamente a la intervención como ponente invitado de Jeromo Aguado. Quién mejor que él, campesino y pastor en tierras de Palencia "con olor a oveja", comprometido desde joven con la causa del mundo rural y la defensa de la vida en los pueblos pequeños, promotor de la Plataforma Rural ?Alianzas por un Mundo Rural Vivo- y militante en la Vía Campesina -ese gran movimiento global que lucha por los derechos del campesinado y la soberanía alimentaria de los pueblos- para hablarnos desde la experiencia vital sobre el tema propuesto.
Su intervención fue clara, contundente y emocionante. Habló de la casi desaparición del campesinado en nuestras sociedades "desarrolladas" y de la pervivencia de los campesinos y campesinas en los países pobres: pocos o muchos, atesoran aún el conocimiento esencial para el futuro de la humanidad en un mundo globalizado. Jeromo insistió en la idea de que la sociedad campesina no es una reliquia del pasado, como nos quieren hacer ver los gurús del capitalismo salvaje que nos ha llevado a la depredación de los recursos de la Tierra y a la destrucción de las formas de vida comunitarias, sino una auténtica propuesta de futuro. Ahí se encuentran las claves para abordar y reconstruir el futuro de la humanidad:
La reflexión de Jeromo suscitó un encendido debate entre las personas asistentes: se expresaron ideas y se hicieron aportaciones que nos proponemos ir madurando y concretando en propuestas frente a la despoblación.
Al término de la mañana, Jerónimo Jablonsky, Jabito para los conocidos, dinamizador sociocultural del municipio, presentó en una amena exposición el proyecto de desarrollo del ayuntamiento de Juzbado, que ha transformado por completo este pequeño pueblo convirtiéndolo en un municipio activo con iniciativas innovadoras.
La comida comunitaria en el salón de la casa consistorial dio paso a un agradable paseo por las calles y rincones del pueblo, guiados por el alcalde, para conocer algunas de las iniciativas emblemáticas: el museo de la falla y el mirador de la peña del castillo, la iglesia restaurada, las creaciones artísticas y las citas poéticas que jalonan la ruta cultural creada en el imaginario colectivo por esa iniciativa denominada "Juzbado, libro abierto", entre otras.
Despedimos la tarde con la actuación estelar del grupo de música tradicional Tahona, uno de los grupos pioneros en la recuperación y transmisión de la música tradicional de Castilla y León, con varias décadas de buen hacer y trabajo impecable en este campo. Disfrutamos de la emoción compartida que la música de raíz evoca y despierta en la gente que aún tiene alma campesina y, con sabor a fiesta, concluimos la jornada de convivencia y regresamos a nuestros pueblos y barrios con las pilas cargadas.