No hay subdirector, quedan 5 médicos de los 8 previstos (además, uno está de baja y otro de prácticas), junto a 9 enfermeros (de 11) y 9 auxiliares (de 11)
Con un total de 700 reclusos, la cárcel de Topas (Salamanca) cuenta con una reelación de puestos de trabajo en la que figuran 8 médicos y un subdirector médico. Sin embargo, no hay subdirector y sólo trabajan cinco médicos. Una situación delicada ya que uno está de baja y otro, interino, de prácticas. Además, dos se jubilan en menos de un año y dos están preparando oposiciones para Sacyl.
A esto hay que añadir que en la relación de puestos de trabajo se incluyen 11 enfermeros (hay solo 9), un supervisor, 11 auxiliares(hay 9) y un farmacéutico.
Esta situación es similar en otros centros penitenciarios de la región. Además, los especialistas en Familia o internistas que se encargan de la atención sanitaria de los 3.666 reclusos actuales de Castilla y León no solo no cobran una prima por penosidad en el trabajo ?como en Cataluña o el País Vasco? sino que su retribución mensual es de 1.500 euros menos que la de su compañero de Sacyl, y ello, sin carrera profesional ni exención de guardias a partir de los 55 años, entre otros beneficios que se les escapa al medio centenar de médicos de prisiones adscritos al Ministerio delInterior.
Son funcionarios y no pertenecen al Sistema Nacional de Salud y ello pese a que la ley de mayo de 2003, con una moratoria de hasta noviembre de 2004, imponía la transferencia en toda España de este personal sanitario, además de los enfermeros, auxiliares y farmacéuticos. Colectivos estos últimos que también sufren discriminación salarial de entre 1.000 y 500 euros al mes, según categorías, y que también han visto disminuir sus plantillas.
Un facultativo de Familia de prisiones cobra 1.500 euros menos al mes que uno de Primaria y la penosidad del trabajo los ahuyenta
La falta de atractivo de los puestos de trabajo ya ha provocado que a las últimas oposiciones nacionales en las que se sacaron 35 plazas solo se presentaran diez aspirantes y que, «cuando se convocan para una interinidad y solo hay que pasar una entrevista, también se desprecien», destacan fuentes de los afectados. Y es que un médico recién especializado puede elegir y lo hace, opta por una plaza en un centro de salud o en las urgencias hospitalarias y no por atender a presos porque está mal pagado y con menos destinos posibles. El resultado es que ahora mismo las plantillas de las ocho cárceles de Castilla y León no están cubiertas, en general, ni al 50% y el número de internos se mantiene más o menos estable ?entre 3.666 ahora y 4.342 hace dos años?.
Si a este problema se le suma la cercanía de un buen número de jubilaciones ?más los muchos que preparan oposiciones para pasarse a Sacyl? en los dos a cinco próximos años, el 80% de los médicos del sistema penitenciario ya no estarán ni se habrán sustituido con nuevas generaciones. Son los datos y cálculos de Plataforma de Sanidad Penitenciaria.
La situación es desigual entre prisiones, especialmente negra se presenta ya en la vallisoletana de Villanubla donde la relación de puestos de trabajo recoge seis médicos y ya solo quedan cuatro, de los cuales tres se jubilan este mismo mes de junio y el que queda prepara oposiciones para irse. O en la leonesa de Mansilla de las Mulas, donde de los ocho de plantilla solo quedan cinco (uno de baja); dos se jubilan en mayo y otros tantos en 2020, quedaría uno dentro de un año. Algo más contenida es la de situación de Segovia donde de seis hay cuatro y hasta dentro de tres años no abandonará la vida laboral ninguno.Pero reposición prevista no hay en ninguna.