Una de las cosas más lastimosas de esta campaña electoral de 2019 es la cantidad de mentiras y medias verdades que los políticos de diversos partidos difunden con absoluto desparpajo.
Es un insulto a los votantes que los tres partidos de la Derecha española abunden en una táctica de intentar engañar a los electores a base de denigrar con una catarata de insultos al partido socialista que gobierna actualmente.
Desde que se produjo la moción de censura al Partido Popular, consecuencia de sus numerosos condenados por corrupción, incluido el propio partido, no ha pasado día que se dijera, por alguien relacionado con las tres derechas, que Pedro Sánchez era un "ocupa de la Moncloa" porque no había sido elegido por los ciudadanos.
Es sabido que el presidente de gobierno no es elegido por los ciudadanos, sino por el Congreso de los Diputados y en este sentido es tan legítimo el gobierno de Pedro Sánchez como el de Rajoy o Aznar, ambos elegidos por el parlamento.
Otra mentira que se ha extendido en los medios de comunicación y las redes sociales es el supuesto pacto del PSOE con los independentistas catalanes para destruir España.
Semejante mentira, repetida hasta la saciedad, hace un enorme daño no a quien va dedicada sino a quien la profiere, en este caso los tres líderes de las derechas españolas.
No hay peor sordo que el fanático que no quiere oir, pero la verdad es que ese pacto cuya finalidad última, nada menos, es la destrucción de España no ha existido nunca.
Argumentar que ese pacto es una consecuencia del apoyo a Sánchez en la moción de censura nos llevaría a afirmar que José María Aznar cuando pactó con Pujol y su partido Convergencia de Cataluña para ser investido presidente de gobierno en 1996 estaba dando alas al independentismo catalán. Y cuando hablaba catalán en la intimidad estaba humillando a la lengua castellana.
Lo más desgraciado de esta eterna campaña electoral es la consideración del adversario político como enemigo político al que hay que destruir. Es asombroso que partidos como el PP que desconfiaban de la Constitución de 1978 se atrevan ahora a decir que el PSOE no es un partido constitucional, mientras pactan con VOX, un partido con planteamientos claramente anticonstitucionales.
Las palabras gruesas, los calificativos insultantes, los vetos rotundos ante notario, los mensajes sobre el peligro de la destrucción de España impiden ver cuáles son las propuestas que los partidos tienen para España y los españoles.
A los ciudadanos nos interesa que se resuelvan los recortes en la Sanidad, Educación o las pensiones, nos interesa que se controle el precio de la vivienda o la subida enorme de los alquileres, y sobre todo, nos preocupa el futuro de nuestros hijos, su educación, las perspectivas de empleo, etc.
Nos inquieta el abandono del campo y de sus gentes y la importación, en cambio, de naranjas de Chile o Argentina, melones de Brasil, miel y espárragos de China y carne de Japón como si no tuviéramos en España, naranjas, melones, miel, o carne, etc.
Al ciudadano español le aturde la pelea entre políticos, los insultos y descalificaciones, las groseras mentiras como cuando se dice que ha subido el paro y se comparan dos periodos de tiempo distintos, eso también es una burda mentira.
Personalmente, el debate identitario sobre el Ser de España y el peligro de su destrucción me aburre mortalmente, la España del 98 está afortunadamente fenecida y España, un país bastante próspero, está integrado en la Unión Europea y forma parte de los principales núcleos de decisión de Europa y el mundo. Tenemos problemas, por supuesto, como casi todos los paises, pero de ahí a difundir esa visión catástrofista falsa hay más de un trecho.
No existe ese peligro inminente de desintegración de España o ¿acaso, los independentistas catalanes han logrado algún tipo de apoyo institucional en la Unión Europea?.
Lo cual no quiere decir que no sea necesaria una reforma constitucional que modernice y actualice la Constitución española adaptándola a las nuevas realidades autonómicas culminando el proceso de federalización y resolviendo el eterno problema de financiación de las comunidades autónomas.
Porque la cuestión no es solo modernizar la constitución a la luz de los cambios de estos 40 años, sino terminar con el problema de la financiación de las Autonomías que resulta muy angustioso ya que los ciudadanos exigimos cada vez más de las administraciones públicas.
Necesitamos políticos que no griten tanto, envolviéndose en la bandera que es de todos, y sean capaces de decirnos a lo ciudadanos qué van a hacer para resolver los problemas sociales, políticos y económicos de España.
No queremos políticos que dicen resolver las cosas con soluciones de bar como poner la cadena perpetua para reducir los delitos, dar facilidades para tener armas en casa, bajar los impuestos a todo el mundo, ¿cómo sufragamos la sanidad, la educación, carreteras, pensiones, becas, ayudas al campo, ayudas a la dependencia, ayudas a la vivienda, etc, etc?.
Los problemas no se resuelven con soluciones simplistas como cuando se afirma la supresión de las comunidades autónomas, acabar con las transferencias o poner un 155 permanente en Cataluña. Los políticos que repiten eso mienten como bellacos porque saben que eso es ilegal y anticonstitucional.
Ojalá, los políticos españoles tuvieran una visión de Estado y fueran capaces de debatir sobre propuestas, en vez de insultar o mentir con el fin de mendigar unos votos en cualquier caladero. De esa manera, el ciudadano no pensaría, como dicen las encuestas, que uno de los problemas de este país es precisamente la clase política
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