El Teso de San Cristóbal congrega a los vecinos de Villarino el Lunes de Pascua

Asados de cordero, cabrito, hornazos, empanadas o tortillas ponen un nuevo aroma al Teso de San Cristóbal este Lunes de Pascua en Villarino de los Aires, un paraje rodeado de magia e historia, y adornado estos días por las flores violetas de los lirios, que distraen la vista para apartar los ojos de la enigmática Avispina, pequeña florecilla endémica de este lugar y que cada año por estas fechas saluda a los visitantes del Teso de San Cristóbal.

Desde primeras horas de la mañana cada rincón de este legendario paraje de las Arribes del Duero y del Tormes iba siendo ocupado por familias enteras, dispuestas a celebrar con el mejor mantel este Lunes de Pascua. Pero antes del almuerzo, la ermita del Teso acogía una homilía oficiada por el párroco José Ramón Mateos, acto que daba paso al convite de chochos y aceitunas, con vino de Arribes, ofrecido por el Ayuntamiento y al que asistía el alcalde de la localidad, Julián Martín; el segundo teniente de alcalde, Matías Martín, y la concejala de Cultura, Begoña Santos.

A continuación surgiría el baile bajo los sones de la gaita y el tamboril, la Peña del Pendón volvía a ser movida por los más audaces, a pesar de sus 60 Tn de peso, y las flores de los lirios se tornaban aún más radiantes para celebrar, después de San Roque, el día más importante del año para los villarinenses.

Mientras, en la coqueta plaza de piedra se preparaba la paella, más de 300 raciones de arroz para acompañar a hornazos y empanadas, todo regado con vino de la tierra, de Bruñal, Rufete y Juan García la mayoría, y así hasta la tarde con música de orquesta para rematar la fiesta.