Viernes, 19 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Primeros pasos de la 2ª República Española
X

Primeros pasos de la 2ª República Española

Actualizado 08/04/2019
Rubén Martín Vaquero

Después de la proclamación de la República y de la marcha del rey Alfonso XIII, se formó un Gobierno Provisional en el que estaban representadas todas las fuerzas republicanas de izquierdas y de derechas ?el propio presidente-, los socialistas y los autonomistas.

El primer problema al que se enfrentó el Ejecutivo fue la proclamación de la República Catalana independiente. Tuvieron que desplazarse a Barcelona tres ministros para dar la bienvenida a los catalanes, sosegar la tumultuosa marea y hacer entrar en razón a los políticos de Esquerra Republicana -el partido más votado el día doce- y que acatasen la República española.

Lo consiguieron a cambio de un mar de espuma. Entre otras orillas aceptaron un Gobierno catalán -La Generalitat- presidido por Francesc Macià, encargado de elaborar un Estatuto de Autonomía, que sería sometido a plebiscito en Cataluña -el pueblo catalán lo ratificó en agosto- y presentado a las Cortes Generales para su aprobación.

La primera medida del Gobierno central fue establecer la fecha del veintiocho de junio para la celebración de elecciones de diputados a Cortes constituyentes, encargadas de redactar una Constitución. Siendo conscientes los ministros del Gobierno de las carencias del país, de las altas expectativas levantadas con la llegada de la República redentora, y de la ansiedad con la que le exigían cambios a la recién nacida libertad, no quisieron permanecer impasibles y decidieron gobernar por decretos.

El socialista Fernando de los Ríos, ministro de Instrucción Pública, centró su política en la Enseñanza Primaria y presentó un proyecto de creación de varios miles de escuelas con sus correspondientes maestros y, sin olvidarse de extender la cultura a los adultos y alfabetizarlos de mil maneras, fomentó las Misiones Pedagógicas[1].

Se esperaban grandes cambios del ministro de Trabajo y Previsión Social, el socialista Francisco Largo Caballero el Lenin español, que mejorasen las condiciones laborales y sociales de los trabajadores. Sus primeras medidas fueron reformas agrarias como la Ley de Términos Municipales, que impedía a los patronos contratar obreros de otras localidades mientras en la suya hubiese desocupados, la jornada laboral de ocho horas para los jornaleros, el seguro de accidentes y la prórroga de los arrendamientos rústicos.

Manuel Azaña de Izquierda Republicana y ministró de la Guerra exigió a los militares un juramento de fidelidad a la República ofreciendo el retiro voluntario, y pagado, a los que no quisieran hacerlo. A pesar de que el presidente del Gobierno, Niceto Alcalá Zamora, era católico practicante, los decretos prohibiendo a las órdenes religiosas la titularidad de sus colegios, o la secularización[2] de los cementerios, o su negativa a financiar al clero, lo interpretó la Iglesia como un ataque frontal a los católicos.

Tradicionalmente los inmovilistas eclesiásticos españoles habían apoyado al régimen monárquico y la marcha del rey los dejó amargamente huérfanos. Si además tienen en cuenta que muchos republicanos se definían agnósticos[3], ateos o anticlericales, entenderán que la República no despertase simpatías entre los religiosos.

Precisamente los enfrentamientos entre Gobierno e Iglesia resucitaron antiguos anticlericalismos y provocaron grande tensiones sociales. Obispos, arzobispos y cardenales, hechos nostalgia, lanzaron andanadas de mordientes pastorales[4] contra el Gobierno republicano, como las del cardenal Pedro Segura y Sáez, arzobispo de Toledo, o las del obispo de Vitoria, Mateo Múgica, que obligaron al ministro de la Gobernación a invitarlos a abandonar España. Si bien hubo altos cargos de la Iglesia católica que acataron la nueva situación como el cardenal Vidal i Barraquer.


[1] Creadas en mayo de 1931 por Marcelino Domingo, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, para llevar la cultura a los pueblos, aldeas y lugares apartados. Además de bibliotecas, teatros, museos itinerantes, coros, proyecciones cinematográficas, etc., organizaban cursos y jornadas pedagógicas con los maestros rurales.

[2] Los cementerios pasaron a ser laicos y a no estar adscritos a ninguna confesión religiosa.

[3] Sin negar la existencia de Dios afirman que es imposible para el entendimiento humano comprender su naturaleza.

[4] Epístola o carta que escribe un obispo con instrucciones e indicaciones a los fieles, para que sea leída en las misas que se celebren ese domingo en las parroquias de su diócesis.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...