La trastienda política de los premios Castilla y León

En el año 2014 chirrió lo suyo la concesión del premio correspondiente a Ciencias y Humanidades al jurista burgalés Tomás Ramón Fernández, entre cuyos méritos se destacó "su lúcida entrega y su compromiso en la construcción del Estado de las Autonomías". Ello hacía referencia a su pertenencia a la comisión que en 1981 elaboró el "informe García de Enterría", que sirvió de base para encauzar el proceso autonómico. El acta omitía sin embargo su posterior desengaño con el Estado Autonómico, al punto de que en 2012 abogó por reducir el número de comunidades autónomas, afirmando durante un campus de verano de la fundación FAES que "en España, más que un Estado propiamente dicho, lo que tenemos son 17 estaditos yuxtapuestos".

Pero lo anterior no era lo peor. El insigne jurista había sido sancionado en 1994 por la Comisión Nacional del Estado de Valores con una multa de 15 millones de pesetas por incurrir en un flagrante caso de información privilegiada: Siendo consejero del Banco de España, había vendido sus acciones justo el día antes de que el banco presidido por Mario Conde fuera intervenido. Hasta uno de los más conspicuos apologistas de Herrera, para más señas habitual jurado "pastoreador" de otro de los premios, se escandalizó, naturalmente en privado, del galardón recibido por Fernández.

¿A instancias de quien se había concedido ese premio pese a tan indecoroso proceder del galardonado? Seguramente del mismo que ha "inspirado" la concesión este año del premio en la misma especialidad, es decir, del presidente "pato cojo" de la Junta, que antes de irse se ha dado el capricho de galardonar a otro paisano burgalés. El descaro de Herrera, cuyo mano ha estado asimismo detrás de otros premios Castilla y León, así como de algún que otro Francisco de Cossío a la trayectoria profesional, es absoluto, sin ser consciente de que el miembro del jurado encargado de hacer suya su propuesta casi siempre acaba incurriendo en la indiscreción de confesar la procedencia de la misma.

La manipulación política de los premios Castilla y León alcanzó su apoteosis en 2010, año en el que llegaron a conculcarse hasta las bases del galardón. Coincidiendo con el movimiento partidario de abolir la fiesta de los toros en Cataluña, casualmente ese año se decidió conceder el premio de las Artes a una indiscutible figura del toreo, Santiago Martín "El Viti", que, eso sí, se había retirado de los ruedos en 1979. Casualmente también ese año por primera y última vez fue designado miembro del jurado un informador taurino.

En esa misma edición, el jurado del premio a los Valores Humanos declinó conceder el premio con carácter póstumo a los jesuitas asesinados en El Salvador en 1989, cuya candidatura se había presentado avalada por todos ex presidentes de la Junta y de las Cortes hasta ese momento. En su lugar, el premio fue a parar al Grupo de Rescate que, coordinado por la Junta, había intervenido en las labores de salvamento del terremoto de Haití, actuación que al haberse producido en enero de 2010, no cabía premiar en unos premios referidos al año 2009.

Y por si la desfachatez no hubiera sido suficiente, la concesión del premio del Deporte a Vicente del Bosque fue adelantada por los tres diarios que entonces se editaban en Salamanca días antes de que se reuniera el jurado, cuyo papelón quedó así en la mayor de las evidencias. Conocido todo lo cual, de qué podemos extrañarnos a estas alturas?.