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Una exposición en el barrio del Oeste dará a conocer la figura de Diego Muñoz Torrero
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colaboración de zoes y la usal

Una exposición en el barrio del Oeste dará a conocer la figura de Diego Muñoz Torrero

Actualizado 25/03/2019
Redacción

Podrá visitarse en los establecimientos comerciales situados en la calle dedicada a este personaje

Una exposición en el barrio del Oeste dará a conocer la figura de Diego Muñoz Torrero | Imagen 1El vicerrector de Política Académica y Participación Social de la Universidad de Salamanca, Enrique Cabero, ha presentado este lunes, junto a la presidenta de ZOES, Inmaculada Cid, la exposición 'Diego Muñoz Torrero. Un héroe en el barrio', incluida en la programación del VIII Centenario de la Universidad.

Se trata de una muestra, que se podrá visitar en los establecimientos de la calle Muñoz Torrero, con el fin de dar a conocer la vida y el trabajo de este universitario salmantino que fue rector y dio su vida por la libertad

Muñoz-Torrero, de cuya muerte se acaban de cumplir 89 años, llegó a presidir la comisión redactora de la Constitución de Cádiz, conocida popularmente como 'La Pepa', aprobada el 19 de marzo de 1812. Durante un mes, además, estuvo al frente de las Cortes. De aquella época destaca también el hecho de que la bandera nacional utilizada en la cámara gaditana, de tafetán con dos fajas rojas y una amarilla intermedia -todas de igual anchura- fue regalo del propio Muñoz-Torrero. Esa enseña fue utilizada por la Milicia Nacional a partir de 1820.

Diego Muñoz-Torrero

Diego Muñoz-Torrero y Ramírez Moyano (Cabeza del Buey, 1761 - Oeiras e São Julião da Barra, 1829) ingresó en la Universidad de Salamanca a los once años para estudiar Teología y Filosofía. Tras ser ordenado sacerdote, obtuvo la Cátedra de Filosofía en 1784. Tres años después, a la edad de 26, fue nombrado rector.

Entre los méritos que se le reconocen durante su ejercicio rectoral se ha subrayado la ampliación de los fondos existentes en la Biblioteca Universitaria. De igual modo, se le reconoce su intermediación en los conflictos existentes entre las Facultades de Medicina y Artes, por un lado, y las de Teología y Jurisprudencia, por otro. Muñoz-Torrero apostó por la creación del Colegio de Filosofía además de representar un espíritu reformista en torno a los métodos de enseñanza, los planes de estudio, las prácticas académicas y los textos docentes.

Tras el alzamiento nacional contra José I en 1808, Muñoz-Torrero es nombrado miembro de la Junta de Extremadura y enviado posteriormente a Cádiz como diputado a las Cortes Generales en la legislatura 1810-1813. El 24 de septiembre de 1810, durante la jornada inaugural de las Cortes, es el primer diputado en intervenir haciendo varias proposiciones de tipo liberal relativas a la soberanía popular, la separación de poderes, la abolición de la Inquisición, la libertad de prensa o la de imprenta. En defensa de esta última apunta que se traicionarían los deseos del pueblo y se darían armas "al Gobierno arbitrario que hemos empezado a derribar, si no decretásemos la libertad de imprenta». «La previa censura es el último asidero de la tiranía que nos ha hecho gemir por siglos», añade.

El 24 de marzo de 1811 Diego Muñoz-Torrero fue designado presidente de la Cámara, cargo que ostentó durante un mes, hasta el 23 de abril.

En marzo de 1814, Fernando VII da un golpe de estado, disuelve las Cortes el 10 de mayo y declara nulas todas las disposiciones tomadas por ellas, persiguiendo y encarcelando a quienes tomaron parte en su constitución. Por liberal, Muñoz-Torrero fue detenido, y por su condición de sacerdote fue encerrado en el monasterio de San Francisco en Padrón (La Coruña), donde permaneció seis años.

En 1820, el general Riego encabeza una sublevación de las tropas reclutadas para ir a América, que, aunque fracasa, obliga al rey a jurar la Constitución. Muñoz-Torrero es elegido de nuevo diputado por Extremadura, y las Cortes le nombran presidente de su Diputación permanente, puesto desde el que consigue suprimir la Inquisición de forma definitiva.

En 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis enviados por la Santa Alianza devuelven a Fernando VII sus prerrogativas absolutistas, dando comienzo a la Década Ominosa. Muñoz-Torrero huye a Portugal, donde también es perseguido por sus ideas liberales. Hecho prisionero, es encerrado y torturado en la Torre de San Julián de la Barra hasta su muerte.

Fotos de Elena López

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