Vengo de Peñaranda de Bracamonte donde acabo de presentar mi libro en un entretenido acto donde primaba la información pública del próximo Bolsín Taurino de aquella localidad que tantos recuerdos me trae, taurinamente hablando ( y algún otro drama familiar).
Desde este pequeño observatorio periodístico quiero agradecer la cariñosa acogida que me dispensaron este grupo de buenos aficionados reunidos en torno a la Asociación Taurina La Florida y que llevan para adelante con ilusión y trabajo, y el apoyo del Ayuntamiento, el Bolsín de Peñaranda, perfectamente coordinado por Fermín González.
Creo sinceramente que Peñaranda siempre llevó a gala ofrecer festejos taurinos de enorme interés para la afición, sin subirse nunca al esnobismo que marcaba las tendencias del momento, enhebrando combinaciones de llamativas luces y altísimos presupuestos.
En mi opinión debe prevalecer el interés del público, y por derivación en el acierto de la convocatoria y respuesta en la taquilla, a la hora de confeccionar estos carteles en poblaciones de respetable aforo, léase Guijuelo, Ledesma, Vitigudino?Huir del postureo y vanidades exageradas que suelen engendrar vacuos resultados o cuanto menos irrespetuosos en la presentación del ganado. Peñaranda siempre fue un ejemplo de ello.
Como también lo es, por fin, este año Ledesma. Plaza de sólida tradición taurina por donde ha pasado prácticamente toda la torería andante de esta tierra (y muchos coletudos de fuera) de los últimos veinticinco años. Les remito al espléndido libro sobre la historia taurina de la villa que hace escasos años ha publicado el profesor Santiago Martín.
Por alguna razón el Ayuntamiento presidido por José Prieto (bien asesorado por José Ignacio Gascón) creo que ha vuelto a la senda que a mí me parece más sensata: anunciar toreros de interés de la tierra, con claro poder de convocatoria en taquilla y dejarse en paz de floridas aventuras con las figuras, que al margen del resultadismo orejíl, lo que si consiguen es mermar sustancialmente las arcas del consistorio. Y tal y como está el asunto?
Chaves, anunciado en San Isidro, con un soniquete actual de renovada frescura, Capea, siempre corazón y en disposición a arrollar; cuando se torea poco se tiende a aprovechar con más ímpetu las oportunidades: es de cajón. Y Alejandro Marcos. Para mí, el torero que aúna en una pieza las mejores condiciones para triunfar, de fibra elegante, concepto clásico en la línea de los grandes estilistas que en esta tierra han sido como Flores Blázquez, Pallarés o Robles y una espada altibajera de posible arreglo.
Ustedes dirán que me paso un pelín, pero para servidor éste es un cartel de lujo. Y en el catálogo ganadero hay material para tener esperanzas de ver toros buenos.
Solo una pega. ¡Joder, que es lunes y yo no puedo ir!. Mis labores, ya saben.
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