Llevo mucho tiempo intentando entender las prioridades de las personas. Aparentemente todos queremos salud, dinero y amor. No sé si por ese orden. Los que conocen la pirámide de Maslow saben que necesitamos comer, trabajar, socializarnos, reconocimiento, y arriba de la pirámide afecto y lo espiritual, en la parte alta pero parece que en menor cantidad. Los chicos y chicas de la casa escuela, yo creo que tienen la pirámide invertida y lo que más necesitan es cariño.
Yo creo que no sólo ellos. Estamos en una sociedad en la que frecuentemente se acercan a nosotros por lo que podemos dar o lo que pueden obtener de nosotros: dinero, poder, trabajo, belleza, drogas, prestigio, protección, seguridad?
Qué pasa con las personas que ya en la adolescencia e incluso en la niñez, no cumplen los cánones. Qué pasa con los ancianos y los enfermos de cualquier edad.
Se tiene conciencia de los ancianos, aunque la realidad es que están sólos. En residencias o en casas por que los hijos no tienen trabajo y viven de sus pensiones. Pero cuántos niños también están en centros, después de haber estado en familias de acogida e incluso después de haber sido adoptados.
Por supuesto, no juzgo a nadie porque hay que estar en la situación de cada uno. Pero esta semana por ejemplo un chico lloraba porque tenían que operar a una perra mayor y sin embargo ante la noticia de un ictus en la abuela que lo cuida no reflejó aparentemente dolor.
He dicho muchas veces que creo que la sociedad se está desnaturalizando y perdiendo referencias importantes. Es fácil decir que hay que aprender a estar sólo, pero para muchos no está siendo fácil y pasan una vida de mendicidad afectiva dónde no encuentran el amor correspondido, ante esto algunos no lo soportan y tiran su vida por una ventana.
Las nuevas autoayudas, el yoga, mindfullnes, etc. A nuestros chicos y chicas históricos no les ha servido. Cuando analizas algunas vidas parece un carnaval de máscaras y no siempre tan divertidas y otras veces muy divertidas.
Es un juego la vida, casi como una ruleta Rusa que en realidad es americana. Nos volvemos a preguntar por el sentido de la vida y depende con quién hables es Dios, un salario, las hijas, la pareja, su trabajo, su utilidad a los demás, sus fiestas, sus amigos, su familia, varias juntas, un anuncio, una promesa.
Sea como fuere creo que en lo que estamos fallando en este acompañamiento educativo es que no aprenden a estar sólos o sólas, siempre dependen afectivamente de alguien y su felicidad está hipotecada a ese alguién.
Quien no se mueve no nota las cadenas. Por eso seguiremos moviéndonos para buscar solidariamente una mayor justicia para los más desfavorecidos.
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