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La Universidad y Salamanca recuerdan al jurista Pedro Dorado Montero en el centenario de su...
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actos en el cementerio y en el paraninfo

La Universidad y Salamanca recuerdan al jurista Pedro Dorado Montero en el centenario de su...

Actualizado 26/02/2019
Redacción

Coetáneo de Unamuno, fue catedrático de Derecho Penal, uno de los grandes referentes de la materia en nuestro país, y el Ayuntamiento le nombrará Hijo Adoptivo de la Ciudad

La Universidad de Salamanca ha rendido este lunes un homenaje al jurista Pedro Dorado Montero al cumplirse cien años de su fallecimiento. Coetáneo de Unamuno, con el que compartió Claustro, Dorado Montero, fue catedrático de Derecho Penal en la institución y, según avanzaba el alcalde, Carlos García Carbayo, por acuerdo de los cuatro grupos municipales, será nombrado Hijo Adoptivo de la Ciudad de Salamanca. Un título, como señaló el primer edil, con el que "se reconoce a su persona y a la impronta que dejó en el ámbito académico y en la vida municipal de la ciudad".

Los actos se iniciaban en el cementerio de Salamanca con la presencia del rector, Ricardo Rivero, acompañado por el citado alcalde. Posteriormente tenía lugar un acto académico en el Paraninfo al que asisteron el rector Ricardo Rivero; el catedrático y exrector, Ignacio Berdugo; el catedrático de la USAL, José María Hernández, el catedrático de la UNAM, Carlos Daza, y el profesor de la Facultad de Geografía e Historia, Juan Andrés Blanco, entre otros.

La actividad se traslada por la tarde a la localidad de Navacarros, en la comarca de Béjar, de donde era oriundo este renovador del penalismo que a finales del siglo XIX y principios del XX fue uno de los grandes referentes de la materia en nuestro país. Tras una recepción en el Ayuntamiento de la localidad, se descubrirá una placa en su casa natal.

La jornada finalizará en la Escuela de Ingeniería Industrial de Béjar, donde Laura Pascual, experta en la figura de Dorado Montero, pronuncia una conferencia a la que también asisten el rector Rivero; el alcalde de Béjar, Alejo Riñones; el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Béjar, Javier Ramón Sánchez; el exrector Berdugo; la directora del Centro de Estudios Bejaranos, Josefa Montero y los directores de su tesis, los profesores Nieves Sanz y Roberto Albares.

El campesino que llegó a catedrático

Pedro Dorado Montero (Navacarros, 19 de mayo de 1861-Salamanca, 25 de febrero de 1919) nació en el seno de una humilde familia campesina. Inició sus estudios en Béjar, donde tomó contacto por primera vez con el pensamiento krausista que tanto influyó sobre su obra.

Gracias a una beca del Colegio Mayor de San Bartolomé, quien luego fuera ilustre penalista cursó en la Universidad de Salamanca las licenciaturas de Derecho y Filosofía y Letras. Una vez concluidas, en 1883, culminó sus estudios de doctorado en Madrid y, más tarde, en el Colegio de San Clemente de Bolonia. En la capital de España entró en relación con Francisco Giner de los Ríos y su 'Institución Libre de Enseñanza' mientras que en Italia se acercó a los criterios doctrinales de la Scuola Positiva de Lombrosso, Ferri o Garofalo. De esa doble y dispar influencia nace la denominada 'penalogía doradiana'.

De vuelta a Salamanca se reintegra a la Universidad. En 1887 tomó posesión de una plaza de profesor auxiliar en la Facultad de Derecho, si bien no alcanzó la cátedra hasta 1892. Resulta incuestionable que la presencia de Dorado Montero en este puesto no sólo impulsó una nueva orientación a la disciplina, sino que otorgó a la enseñanza un rigor teórico casi obsesivo, al que supo añadir una dimensión prácticamente desconocida por aquel entonces.

Su permanente inquietud intelectual le llevó a enfrentarse en más de una ocasión al integrismo más tradicional. De entre estas disputas ideológicas la más conocida fue, sin duda, la que sostuvo en 1897 con el Padre Cámara, obispo de Salamanca, desencadenada como consecuencia de una denuncia de un grupo de alumnos que le acusaban de seguir doctrinas deterministas y materialistas "que no sólo son groseros errores filosóficos, sino herejías opuestas a los dogmas de nuestra Sacrosanta Religión Cristiana". Tras varios meses de polémica, el rector de la Universidad, Mamés Esperabé, respaldó a Dorado Montero acogiéndose a una Circular del Ministerio de Fomento sobre "amparo a los catedráticos en el ejercicio de su profesión".

Compañero de Claustro de Miguel de Unamuno, desarrolló una intensa teoría doctrinal de entre la que cabría destacar la publicación de obras como Problemas jurídicos contemporáneos, Del Derecho Penal represivo al preventivo o Bases para un nuevo Derecho Penal.

De salud frágil, su carácter se vio marcado por el accidente que de niño le lastimó gravemente una mano y una pierna acarreándole multitud de problemas físicos. Pedro Dorado Montero poseyó casa propia en la zona de rector Esperabé, un alejamiento del centro de la ciudad que da testimonio de su introspección. Sus hijas María Luisa y Elvira donaron a la Universidad la biblioteca y el archivo epistolar del célebre penalista. Actualmente el Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca acoge un aula dedicada a su ilustre memoria.

Fotos de Eva Fernández

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