La villa ducal aparece cubierta de un ligero manto de nieve y hielo
A medida que va descubriéndose el día, una fina espuma de frío recubre las ramas de los chopos y la cresta de los cerros. El amanecer viene crudo, como la memoria. De vez en cuando cruje el silencio al caer a la tierra desde las marchitas hojas una triza de cencellada. (Jclp)
Fotografías: Sergio Aparicio / José Luis Mateos