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El Chorrón, 1969
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Diálogos a pie de río

El Chorrón, 1969

Actualizado 30/12/2018
Redacción

El Chorrón, 1969 | Imagen 1En este año nuevo que comenzamos se cumplen cincuenta años de la creación de este emblemático tramo acotado de pesca de la trucha en el Tormes, lo que me trae recuerdos de cuando lo comencé a pescar. Voy a contaros cómo siendo un chaval me cogía la bicicleta, con todos los achiperres de pescar, la caña, las botas 'catiuscas' o de goma ?como mucho hasta por encina de las rodillas?, las lombrices, sanguijuelas, sardas o bermejas, renacuajos y demás cebos vivos o muertos, la gorra y el chaleco donde llevar los hilos, plomos, anzuelos, moscas, cucharillas, y el bocadillo, y nos desplazábamos al río a pescar, eso sí, no llevamos cantimplora porque todavía el agua del río se podía beber sin problemas. Montaba la bici en el tren que hacía la Ruta de la Plata entre Gijón y Sevilla.

La calefacción podía venir un poco del sobrante de la máquina, por lo que era imprescindible buenas ropas de abrigo, algo de orujo y buenas viandas. Para el calor, el vagón de madera se refrigeraba bajando las ventanillas, aunque entraban las carbonillas de la caldera. También valía un buen botijo o un abanico y, como no, la tan amigable compañera bota de vino. Era un viaje especial con aquellos personajes, desde el mozo de estación al guardabarreras, el guardagujas, los revisores?, y ?como no? el jefe de estación con su uniforme, gorra negra y roja, banderín rojo y con su silbato dando la salida del tren.

Nos desplazábamos haciendo la primera parada pasando el puente del Pradillo y el apeadero del pueblo de Arapiles, y así ?en este caso? por las aguas del río Tormes con paradas en Alba de Tormes, Siete Iglesias de Tormes o La Maya. Aquí es donde empieza lo mejor, eran tiempos en los que la pesca abundaba en cantidades hoy impensables, se había construido el embalse de la Maya o Santa Teresa y en cualquier parte se podían pescar cientos de bogas, barbos, gallegos o cachos, cangrejos comunes y, como no, la reina del Tormes: la trucha. El cupo de truchas diario, y se pescaban todos los días de la temporada que empezaba por San José y terminaba el día de la Asunción, era de 25 ejemplares, con muerte, y puedo asegurar que se conseguían con bastante facilidad. Cierto es que se pescaba con todo lo permitido, desde peces vivos o muertos a lombrices, saltamontes, ranas, cucharillas y mosca ahogada. Por cierto, desde aquí nuestro recuerdo al maestro don Wences Moreno, que fue el primer pescador de sedal pesado en nuestras aguas, y de su sabiduría aprendimos muchísimas cosas de la pesca y de las personas.

Entonces el río estaba vivo, las truchas tenían comida, desde insectos hasta bogas y cangrejos, pues no olvidemos que la trucha es un depredador. Qué contar del refugio de pescadores, de la única sociedad de pescadores y cazadores de nuestra provincia, con su propia guardería, qué recuerdos de este tramo acotado que iba desde el pie de la presa o bordón, hasta el piélago del Alamillo, que ?por cierto? aquí las truchas alcanzaban entre los cinco y diez kilos.

Ha ido pasando el tiempo y ¿qué queda de este paraíso de la pesca conocido en todo el mundo?, un tramo de pesca sin muerte donde sobreviven las cuatro truchas repobladas, con orillas de lamentables accesos, con un refugio en ruinas, otro nuevo lleno de miserias de los mal llamados pescadores, aunque lo que más me duele es la dejadez y el abandono. Ya no hay peces que pescar ni pescadores que se desplacen por sus márgenes, pero a estas alturas se preguntarán por qué llevaba la bicicleta en el tren, pues como en los apeaderos o estaciones había una habitación que se llamaba sala de espera, por si se retrasaba el tren, cosa muy frecuente, esperábamos a que llegara, pero si por un casual perdíamos el tren, porque nos perdía la afición de pescar, la única opción de volver a casa sin que nos castigaran, era volver en bicicleta, y después de un día de pesca con la costera llena de peces y el cansancio, no era muy agradable pedalear los casi 35 kilómetros ó 20 desde Alba que teníamos hasta casa.

Deseamos un feliz medio siglo de vida a este tramo y, como no, a todos los pescadores y en general a todas las gentes de buena voluntad, un feliz y próspero año nuevo, que lo podamos celebrar con salud y buena pesca. Feliz 2019.

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