Todo lo bueno se acaba. Se acaba un año perfecto, de un ideal perfecto. 2018 será siempre el protagonista de este sueño en sepia por haberlo acercado a lo posible, a lo palpable. Unas páginas que han llenado mi alma de colores, de sabores, de Insomnios y sueños, de desvelos y sensaciones. Pero es tiempo de decir adiós. De pensar que fue bonito mientras duró. De quitar esta hoja del calendario y empezar con las despedidas.
Con lágrimas en los ojos. Y, en nada, con echarnos de menos. Con recordar lo grato que fue? lo que vivimos juntos, el camino que hicimos, aunque haya sido tan corto.
2019 nos traerá otros proyectos, otros intentos, otras inquietudes? seguramente otros suspiros. Otros escritos y otros escritores. Nuevos libros, nuevas páginas. Distintas historias.
2019 no debería traer un Sábado del año. Debería pasar del Viernes 27 al Domingo 29, debería dar un paso en el vacío y saltarse el Sábado 28? de Diciembre. Igual que debería haber ocurrido con este 28, día de inocentes. Porque según escribo intentando un doble sentido para que parezca que dejo esta columna, a quien le entra mucha angustia y le falta el aire es a mí, no sé a vosotros. ¡¡Será que no tengo experiencia suficiente en gastar inocentadas!! (El cazador cazado). O será que no soy tan malvada.
Sea como sea, siempre hay una pregunta cuando celebramos el fin del año. Cómo vendrá el siguiente. Lo esperaremos con los brazos abiertos, con ilusión, lo invitaremos a sentarse a nuestra mesa, a la mesa de la vida, a paladear todo lo cotidiano, los sabores de nuestros días, a ver pasar las estaciones con calma, a respirar muy hondo, a celebrar encuentros, como el que tuve el privilegio de compartir en Noviembre con las personas que forman parte de este periódico? Momentos memorables que permiten acercarnos, otro saludo en otra ocasión, un adiós apresurado, o una delicia de charla con alguien a quien parece que conocemos desde siempre.
Cada uno de nosotros somos autores de nuestro propio destino. Al menos suele ser así en un gran porcentaje. Es tiempo de que cada quien abra sus páginas en blanco y escriba su relato. Las agendas son un gran invento que nos permitirán incluir algo nuevo en los horarios.
Mientras todo llega, a celebrar. A celebrar estar juntos, a por los abrazos, a los planes de futuro, a llenar el calendario.
Hasta el Viernes.
¡Que las doce uvas ayuden, al menos, a cumplir doce sueños!
¡FELIZ AÑO NUEVO!
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