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Isabel Bernardo comparte su viaje por la historia de la gastronomía
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Isabel Bernardo comparte su viaje por la historia de la gastronomía

Actualizado 13/12/2018
Charo Alonso

El prólogo de la novela está escrito por Pepe Rodríguez, popular cocinero y juez del programa de televisión Masterchef

Es el teatro de las grandes ocasiones, pero no para una representación ni para un concierto. El Liceo se viste de gala ante una novela y el maestro de ceremonias no puede ser otro que el concejal de cultura, Julio López, quien se reconoce deudor del testigo de Isabel Bernardoen las tareas municipales y amigo cercano de una mujer de la que hace un recorrido admirado y afectuoso: poeta y gestora cultural, gastrónoma de sólido prestigio, columnista tenaz de la prensa escrita salmantina, Isabel Bernardo publica su primera novela y La Fundación Salamanca Ciudad de Saberes, tan cercana a su persona, le abre las puertas de su mejor escenario.

Una mujer de sólidas convicciones y férreas lealtades que, para Julio López, tiene tres pasiones: la literatura, el campo charro y la gastronomía, esta última compartida con quien no puede ser otro a la hora de presentarla: Santiago Juanes, porque si el periodismo cultural tiene en Salamanca una voz y una pluma, es la de este relator del día a día capaz de unir lo cotidiano con lo eterno desde las páginas de La Gaceta. Un columnista de raza, compañero de opiniones de la autora, a quien recuerda haciendo veladas culturales y gastronómicas desde siempre. Una gastrónoma que no solo posee y estudia una impresionante biblioteca sobre el tema (Porque hay cocina de pintura y cocina de libro, como nos ilustra Juanes sobre autores como Lope de Vega, Rabelais, Vázquez Montalbán, Esquivel, Pla y hasta Saturnino Calleja) biblioteca de donde ha salido la información sobre la cocina barroca que disfrutaban los colegiales de la Universidad de Salamanca con la que deleita y homenajea a la docta casa Isabel Bernardo.

Porque Salamanca es Santiago Juanes y Juanes viaja Salamanca en cada columna como viaja ahora las páginas de la novela de su compañera de página. Una novela que describe el mundo virtual donde es posible el amor, la amistad y el humor, y donde aparece un personaje que, como buen erudito de la literatura de Salamanca, se parece al cervantino Tomás Rodaja, el Licenciado Vidriera del que no se sabe de dónde vino. Porque así es Gaby, el protagonista de Bernardo que viaja en el tiempo a través de la historia sin saber de dónde viene, deleitándonos con sus paseos por la prehistoria, por obras tan poco conocidas e impresionantes como el Gilgamesh mesopotámico y todo ello ilustrado por los dibujos de un salmantino dedicado al cómic cuyos trazos y colores nos llevan a la infancia, José Revilla. El dibujante de El Jabatoo El capitán Trueno, quien se sorprendió mucho cuando la autora le propuso que colaborara en su novela, ya que él venía del mundo del cómic, pero cuya aportación fue decisiva para visualizar a este Gaby que atraviesa el tiempo y que tiene un aspecto actual, inolvidable.

Gaby, el algoritmo matemático encarnado en inmortal, es una creación original y sorprendente de la autora salmantina. Isabel Bernardo, quien inicia su intervención agradeciendo a la Fundación su colaboración con la editorial, reconociendo la importancia del trabajo de Revilla para visualizar a su personaje y recordando el mediático prólogo del cocinero de Master Chef, Pepe Rodríguez, no puede por menos, cosa que le honra, que recorrer, con una mirada cargada de afecto y reconocimiento, al público que escucha sus palabras. Una Salamanca reunida en torno a su persona y retratada a través de un agradecimiento tan sentido como exhaustivo, porque Bernardo traza en su abrazo a muchas Salamancas: la municipal, la cultural, la poética, la que pertenece a la Hermandad de su Cristo, la de los pintores, periodistas, profesores de la Universidad de Salamanca? y no duda en reconocer a quienes representan a instituciones tan cercanas a su persona como la del Casino de Salamanca, espacio cultural de referencia, el Centro de Estudios Salmantinos, la Hostelería de Salamanca, la gente de "su" pueblo, La Fuente de San Esteban y quienes, como no podía ser de otra manera, la acompañan en su trayecto vital. Mujer de lazos familiares y afectivos tan sólidos como su fecunda erudición y su pluma llena de gracia. Poeta de sentir profundo e imágenes aferradas a la tierra que conoce y ama.

Un amor, el que le tiene a las palabras y a los libros, con el que pliega, según ella, pájaros de papel que ahora convertidos en novela vuelan más allá de sus ventanas. Se trata de una historia en la que la documentación y la imaginación hacen un viaje a lo largo del mundo virtual y de la historia humana para recorrer el mundo de la cocina, desde las primeras hogueras prehistóricas ?en un insólito guiño a Atapuerca- hasta la actualidad. Y todo a través de un personaje, Gaby Un gastro byte, de ahí el nombre, que se trasmuta en hombre y resulta un tipo delicioso, disfrutón, fiel a sus principios que acaba escribiendo su propia historia.

Una historia, la de la cocina humana, paradójicamente narrada a través de un algoritmo matemático. Un ser trabajado con la misma precisión de un pastelero, ahí en esas cocinas, entre los pucheros que citaba Santa Teresa como espacio divino. Porque si Dios anda entre pucheros, la literatura se guarda en la cesta de Caperucita y nos sorprende con la prosa de Carmen Martín Gaite, tan cara a la autora y a una ciudad que no puede por menos que recordarla cada vez que cocinamos, cerca de su casa de la Plaza de los Bandos, la Salamanca universitaria, culinaria, literaria.

Porque es Salamanca la que está representada hoy en la mesa de letras de Isabel Bernardo. En torno a lo que es un banquete literario con postre incluido, porque la cena, aunque esté servida, no puede empezar sin el invitado más importante, un Gaby extravagante, viajero, enamorado, estudioso en la Salamanca universitaria, y encarnado en el actor Jess Martin´s,quien en un sorprendente montaje de luz, imagen y sonido logra encarnar también al protagonista de Isabel Bernardo. Y es un postre delicioso y sorprendente.

Solo cabe brindar, y hacerlo con toda la pasión y el calor de una buena cena en inmejorable compañía, por Gaby, por este libro bello que sale del horno bautizado con el agua bendita del caldero salmantino. Usos y costumbres de la cocina en la que se maceran el corazón, el talento, la originalidad y el conocimiento. Este libro es un regalo que alimenta ese gusto nuestro por la novela de aventuras, por la historia, por el viaje, por el hambre que te entra salivando al pasar página. Un regalo que nos hace Isabel Bernardo y que degustaremos, poco a poco, con este aperitivo fantástico. Brindemos por ella.

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