La Vicerrectora de Postgrado y Planes y Planes Especiales en Ciencias de la Salud de la USAL, inaugura la exposición 'Un beso en la frente', de Esther B. del Brío y Pilar Vega
El pasado sábado, la vicerrectora de Postgrado y Planes Especiales en Ciencias de la Salud de la Universidad de Salamanca, Purificación Galindo, ha inaugurado la exposición 'Un beso en la frente' que estará en el claustro alto del Convento de San Francisco hasta el mes de febrero, en horario de lunes a viernes de 10 a 14 h. y de 17 a 20 h.
En el acto inaugural han acompañado a la Vicerrectora el alcalde de Béjar, Alejo Riñones, el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial, Javier Ramón Sánchez.
La Vicerrectora, ha agradecido al Alcalde que haya facilitado la instalación de esta exposición en Béjar, ha presentado a la autora del relato, Ester B. Brío, catedrática de Economía y Senadora. Ha valorado que una persona tan ocupada como ella y con tantas obligaciones haya tenido tiempo para reflexionar sobre este tema y trasladarlo a los demás y ha mencionado también la colaboración de Pilar Vega, autora de las ilustraciones.
"En el tema de la violencia uno prefiere no pensar en ello, porque cuando lo piensas, es como cuando nos hablan del cáncer, es algo que a mí no me va a ocurrir, pero cuando a alguien próximo le sucede, es cuando nos paramos a pensar que es terrible y todo lo que podamos hacer porque esto cambie...
Los días pasados he estado en un acto que tenía que ver con la violencia ascendente, es decir que las mujeres no sólo son víctimas de los maridos, sino que también lo son de los propios hijos, no sé qué influencia tiene que ver el ambiente en el que haya un padre... También en algún caso puede ocurrir que los hombres sean las víctimas de violencia, porque los hombres a lo mejor lo hacen más físicamente y nosotras somos más?, en fin, hacemos o hacen la violencia desde otro prisma, pero también a veces se les hace la vida imposible de alguna manera.
Hay que seguir trabajando en la concienciación yo creo que es esencial, porque mucho de lo que sucede es por la historia que tienen y un poco lo que han vivido en la propia casa, que siempre al hombre le han dado como ese papel relevante, la persona que debe de controlar, y a la mujer, en mi época, te inculcaban estar siempre para satisfacer y estar siempre al lado de. Afortunadamente esto ha cambiado y las mujeres tenemos un papel similar al que tienen los hombres, hay algunos que lo aceptan y otros que no, pero tenemos que seguir trabajando en esta dirección.
Leyendo lo que pone en la exposición del relato inventado dice 'la acompañó hasta el portal de la casa y se despidieron en el ascensor', que se había portado muy amablemente le había dado un beso y 'al día siguiente me ofreció el anillo de compromiso y le dije que sí', claro eso también es una imprudencia, pienso yo, hay que concienciar en uno y en otro sentido, si alguien que no conoces, al día siguiente te ofrece un anillo de compromiso, dices sí y te casas a los tres meses o a los ocho o te juntas, que ahora ya da lo mismo, pues te pueden pasar estas cosas. Todo lo que concienciemos en este sentido es esencial y a nuestros estudiantes, es también esencial".
La exposición 'Un beso en la frente' es una puesta en escena del relato gráfico del mismo nombre, de la autora Esther B. del Brío Gonzalez y la ilustradora Pilar Vega, publicado, por Ediciones Universidad de Salamanca, dentro de la colección Memoria de Mujer.
Cuando Ana Gutiérrez recibe su primer beso de amor no imagina que será el inicio de la trampa infranqueable en que se convierte su vida. Tras una brutal agresión por parte de su ex marido, Ana pasará algunos años en estado de coma, con la única compañía de su madre y su hija. La interacción entre las tres mujeres servirá de catalizador para ayudar a Ana a salir paulatinamente del coma. Pero la situación no hará más que complicarse cuando su agresor queda libre de la cárcel.
Planteado como una obra gráfica de concienciación contra la violencia de género, Un beso en la frente' pretende representar el apoyo que la autora brinda a las mujeres que luchan por salir de esta dramática situación.
Los sentimientos de esta obra están conceptualizados y representados simbólicamente, en donde el espectador completa la doble lectura de la obra textual y visualmente. La narración se enriquece con una maquetación donde el juego de páginas negras y páginas blancas ayuda a comprender al lector las situaciones de sueño o realidad por las que va pasando Ana, la protagonista.
Sin caer en la dramatización de las escenas, las ilustraciones evocan el mundo sensorial y la perspectiva de autorreflexión desde la que se narra la historia. Una apuesta arriesgada por un monocromatismo blanco-negro, cuyo transfondo está basado en la máxima minimalista 'menos es más', en donde se omite aquello que puede resultar superficial, para que los sentimientos y las sensaciones que narra la historia afloren a un primer plano de comprensión.