Llega en descenso y con sólo dos triunfos, aunque la 'semi' remontada del domingo y la victoria en los derbis anteriores le permiten ser optimistas, aunque prudentes
Nada que ver con lo esperado. El increíble ascenso logrado el año pasado en Compostela, con más de un millar de aficionados desplazados hasta tierras gallegas y después de un play-off y de una clasificación para el mismo con auténticos tintes épicos e históricos, abría una nueva etapa en el entonces Salmantino y en el fútbol charro. El primer paso recuperar el escudo y el nombre, ahora Salamanca CF UDS. Posteriormente la llegada de un director general para elaborar una nueva plantilla para asentar el proyecto en Segunda B y y para mejorar las estructuras internas del club. Ese hombre tenía un numobre, José María Movilla. El ex futbolista del Zaragoza hacía tabla rasa en la plantilla. Apenas se quedaba con dos jugadores, mientras que Amaro se ganaba el puesto tras una gran temporada y Tejedor decidía colgar las botas para pasar a labores de despacho. Movilla elaboraba un nuevo grupo con jugadores todos ellos con bastante experiencia en la categoría, muchos de ellos con experiencia en categorías mayores y en fases de ascenso.
El murciano José Miguel Campos se ponía al frente de la nave y, a pesar de lo irregular de la pretemporada (también es cierto que hasta la última semana no se cerró la plantilla) el equipo dejaba detalles de equipo jugón, dando la impresión de que iba a ser un equipo de esos que sabe templar al contrario a base de fútbol hasta dominarlo también en forma de goles. Así lo pareció en la presentación ante el Villanovense o en los primeros encuentros de Liga. En Fuenlabrada, pese a caer 5-1, tuvo un rato de muy buen fútbol, superando con creces a un rival más efectivo. En El Plantío dio un repaso de fútbol al Burgos. Sin embargo, con el paso de las jornadas el fútbol empezó a ser más anárquico, la sensación de bloque era cada vez menor y los resultados no llegaban.
De esta forma, Campos era cesado y tras su cese un huracán a nivel directivo y social arrasaba al equipo charro. Movilla dimitía 'echando mierda' sobre el presidente Carlos Martín, éste dejaba su cargo apenas una semana después y con una enorme presión de los socios en su contra y tras una semana convulsa llegaba la calma con el fichaje de Calderón, mientras Víctor Iglesias y Álvaro Tejedor tomaban el timón a nivel directivo, ejecutivo, o institucional, como ustedes quieran llamarlo.
A nivel deportivo, Calderón intenta dar consistencia y solidez a un bloque tocado moralmente porque se le han ido partidos que tenía ganados y porque las lesiones lo han masacrado. Primero con algunos jugadores que ya no venían en las mejores condiciones, o estaban lesionados de la pasada temporada como Indiano o Martín Galván, respectivamente, y luego con otros que iban cayendo como moscas, algunos de ellos ya de larga duración y sin ficha como Pumar y Vivi, también de forma respectiva. A pesar de ello y de algún borrón, el equipo parece que, por lo menos, quiere y son los fallos individuales los que le están condenando.
Fue el pasado domingo cuando una chispa de esas saltaba en el Helmántico. Con todo perdido ante el Real Madrid Castilla (1-3, min. 83), dos goles de Fer Ruiz, el último en en el último suspiro, en un córner en el que había subido, incluso, Alcolea, posibilitaban lo imposible y tras el pitido final, durante media hora afición y jugadores vivieron uno de esos momentos de cánticos e ilusiones compartidas, de sabor a conjura.
Eso y recordar que el año pasado el equipo se llevó los dos derbis hacen albergar cierto optimismo a los del Helmántico.
Sin embargo, el equipo charro ha estado instalado en puestos de descenso toda la temporada. Ahora es decimoctavo, con sólo 10 puntos, a dos de la salvación. Sólo ha ganado dos partidos, ambos en el Helmántico, y tiene el segundo pero balance del grupo en goles (-10), sólo superando al colista, Bouzas, que tiene -15. Todo ello debido a la debilidad defensiva pues es el equipo más goleado del grupo con 24 tantos, a casi dos tantos en contra por encuentro.
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