Establecer la temperatura a 21 grados puede suponer un ahorro de hasta un 20% de energía y, si se baja a 16 durante la noche, se estaría ahorrando un 13%
1. Poner a punto los radiadores
Antes de encender o cambiar la configuración de la caldera de casa, es importante comprobar el estado de los radiadores y que funcionan correctamente. Si se cerraron las llaves de paso de todos los radiadores o de uno en concreto cuando acabó la temporada pasada, hay que acordarse de abrirla y hacer una prueba para comprobar que el agua circula sin problemas. En el caso de que no sea así, es probable que sea necesario purgarlos o equilibrar el sistema de calefacción.
2. Comprobar la caldera
Es conveniente realizar las siguientes comprobaciones antes de poner en marcha el sistema de calefacción:
3. Revisar el termostato
El termostato es el dispositivo encargado de regular el encendido y el apagado del sistema de calefacción, por lo que hay que asegurarse de que funciona correctamente. Para ello, OCU recomienda subir la temperatura ambiente y comprobar si la caldera se pone en funcionamiento. Después, se debe bajar la temperatura del termostato y comprobar si el sistema se apaga. Y comprobar las pilas en caso de que el termostato sea digital.
4. ¡No pasarse con la temperatura!
Establecer la temperatura de la casa a 21˚C puede logar un ahorro de hasta un 20 % de energía. Además, si se baja la temperatura a 16˚C durante la noche, se estaría ahorrando un 13% con respecto a mantenerla encendida a 20˚C.
5. Instalar válvulas termostáticas en los radiadores
En ocasiones, tener un solo termostato para toda la casa conlleva que algunas estancias estén más frías que otras o que el calor en unas habitaciones sea excesivo. Si lo que se quiere es regular la temperatura de los radiadores según el gusto, OCU recomienda instalar válvulas termostáticas.
6. Tener abiertos solo los radiadores que se van a utilizar
Cerrar tanto los radiadores como las puertas y las ventanas de las habitaciones que no se utilizar hasta que se necesiten.
7. No cubrir los radiadores
Cubrir los radiadores con elementos decorativos o usarlos como tendedero-secadora conlleva que la calefacción tenga que hacer un mayor esfuerzo para ofrecer la temperatura a la que la se ha configurado y, por tanto, un mayor consumo de energía.
8. Poner reflectores en los radiadores
Colocar un panel reflectante entre el radiador y la pared ayuda a aprovechar y distribuir mejor el calor, recuperando entre un 10-20 % del calor que se pierde hacia el muro.
9. La decoración también aísla
Utilizar alfombras y cortinas de color oscuro para que absorban la radiación solar ayudará a mantener, e incluso subir, la temperatura del hogar. También lo hará usar cortinas dobles como, por ejemplo, una cortina fina que permita entrar la luz y el calor del sol y otra más gruesa que no deje pasar el frío nocturno. Otras formas de mejorar el aislamiento es cubrir las paredes con cuadros o estanterías (la temperatura de una pared donde hay un cuadro puede llegar a ser 1,5 ˚C más alta que una desnuda), o bien poner un zócalo para proteger del frío que sube del suelo.
10. Revisar el aislamiento de puertas y ventanas
Taponar la entrada de corrientes de aire colocando pequeños sistemas de plástico en puertas y ventanas. De esta manera, se impide tanto la entrada de frío como la salida de calor y, además, ayuda a mantener la temperatura interior de la casa. Si hay grietas en los muros alrededor de puertas y ventanas, deben sellarse con masilla resistente al agua por el exterior de la casa.