Caos de tráfico pesado en El Payo por el corte de la CL-526

La localidad de El Payo vive desde el martes por la tarde un problema debido al tráfico pesado desviado por las obras que la Junta de CYL está llevando a cabo en la CL-526, carretera que une Extremadura con Castilla y León afectando a varias localidades de la comarca mirobrigense.

Son unas obras de refuerzo y renovación del firme. La CL-526 permanecerá cortada al tráfico en el tramo comprendido entre el municipio salmantino de Robleda y la carretera de Extremadura, concretamente en los puntos kilométricos 34,600 que está a la altura de la carretera de Peñaparda, hasta el punto 41,600, en el cruce con la carretera DTSA-370.

Las obras, que se prolongarán hasta el 23 de noviembre, obligan a desviar el tráfico desde la carretera DTSA-391 que transcurre desde Peñaparda y El Payo y por la carretera DTSA-370 hasta el punto 41 de la CL-526.

El problema existe en la localidad de El Payo, cuando al llegar a la Plaza Mayor, el tráfico se ha desviado en doble sentido hacia la Calle Calzada, con apenas tres metros de anchura, causando graves problemas cuando se cruzan dos vehículos de gran tonelaje, o autobuses de la línea regular que une Extremadura con el norte de España.

La alarma surgió cuando a última hora de la tarde del martes coincidían vehículos de gran tonelaje por la calle Calzada, de apenas tres metros de ancho.

Los vecinos salían a las calles para orientar a los conductores a la hora de hacer la maniobra de marcha atrás, algunos de ellos impactando levemente contra las fachadas de las casas hasta poder encontrar un hueco en el cual poder cruzar ambos vehículos.

Conductores de turismos y camioneros con rutas internacionales, encontraron al menos en el día de hoy señalizaciones confusas o desconocidas para ellos y para cualquier conductor, como ejemplo, una señal contradictoria, en la que a la vez que indica sentido prohibido, indica sentido obligatorio de camiones, acompañada en la misma vía con un contenedor pintado a spray cortando el paso, lo cual produce gran confusión ante esta señalización precaria que hace dudar a los conductores estupefactos ante tal situación.

El alcalde de El payo, Agapito Pascual, se puso en contacto a primera hora de la mañana con la JCYL, informando del grave problema de circulación que se estaba produciendo, dando cuenta esta a la Guardia Civil de Tráfico, la cual procedió al desvío de vehículos pesados procedentes del Norte de España por Fuenteguinaldo, Casillas de Flores y Navasfrías, con el fin de no hacer coincidir en las calles de El Payo el cruce de tales vehículos.

Esta buena intención no puso fin al problema, ya que la señalización provisional e improvisada colocada por la DGT para salir del paso, concretamente en el puente nuevo de Ciudad Rodrigo a la altura del cruce de Cáceres, duró poco tiempo, pues una señal de pie y unos folios en A4 escritos con la propia impresora de la oficina de tráfico, hicieron poco servicio informativo al despegarse de la señal.

Por otro lado la Alcaldesa de Peñaparda, Camila Vizarro, comunicó a este medio de comunicación, que el paso de vehículos por dicha localidad, no ha causado más problema que la molestia del ruido que producen los vehículos a su paso, ya que los habitantes están acostumbrados a una "vida tranquila" sin ruidos, pero es aceptable por el bien del acondicionamiento de la CL-526.

Por otra parte, el primer edil de Robleda, José Luis Varas, se mostró preocupado por las consecuencias que pueda tener el corte total del tramo de carretera, ya que puede afectar al transporte de madera y afectar a las empresas asentadas en dicha localidad, "No creo que haga falta cortar en totalidad durante tanto tiempo una carretera con tanto tráfico pesado que une dos comunidades autónomas y Europa" relató Varas a este medio.

Los tres alcaldes afectados por el corte de la carretera, coinciden en la opinión de que no se tiene en cuenta la importancia y tráfico que origina la CL-526, una vía que hace ya muchos años debería de tener otra categoría superior a la de comarcal.

Reportaje gráfico: Adrián Martín