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La Sierra de Francia y Rosa Gómez, mirada enamorada
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fotógrafa y filóloga

La Sierra de Francia y Rosa Gómez, mirada enamorada

Actualizado 13/10/2018
Redacción

"Tengo varios objetivos y uno es esta Antropología Visual, dar una imagen nueva del patrimonio cultural de nuestros pueblos, pero desde el presente"

Nos cita Rosa Gómez en la literaria umbría del Huerto de Calixto y Melibea. La luz del atardecer acaricia de oro la piedra, sin embargo, en la intimidad de este jardín urbano, la fotógrafa de mirada densa, parece buscar las sombras de sus bosques, las nieblas de sus paisajes exquisitos donde flota el hálito poético de su visión fotográfica. Lo efímero y lo eterno en el rito popular, en las tradiciones más ancestrales de Salamanca

Charo Alonso: No sabía que eras filóloga, tus textos son bellísimos.

Rosa Gómez: Cuido la palabra porque es otra herramienta, aunque vivimos en la sociedad de la imagen, y todo lo está ocupando la imagen. Soy filóloga, trabajé como profesora de español pero la docencia no me llamaba nada, me gustaba viajar, buscar... Queda el poso, para mí la palabra y la evocación literaria son importantísimas. También estudié diseño gráfico, lo que me da mucha libertad a la hora de transformar la realidad, porque una cosa es lo que se ve y otra lo que yo quiero reflejar y constituye mi cosmovisión de las cosas. El diseño y la fotografía van muy unidos, ambos se ayudan y ayudan a configurar una cosmovisión particular.

Ch. A.: Todos reconocemos tus imágenes ¿Sabemos el enorme trabajo que hay detrás de una fotografía?

R.G.: Entre la belleza que se ve y la que resulta, desde el momento de hacer click hasta el resultado final hay un proceso largo. Es fruto de mucho trabajo, sí, muchas horas de estudio, mucha práctica, muchos ensayos.

Ch. A.: La fotografía es un arte, pero quizás ahora la hemos banalizado, todos podemos hacer fotografías.

R.G.: Banalizado, no. Pienso que la fotografía no ha conocido nunca un lugar tan alto como el que tiene ahora. La imagen tiene mucho potencial y esto está bien siempre que no se caiga en la banalización. Siempre que sea para dar una visión personal. Si veo un atardecer muy bello pienso que hay miles de atardeceres ¿Para qué voy a fotografiar otro yo?

Carmen Borrego: Porque ese es tuyo, porque es único.

R.G.: Hay tantos, siempre me pregunto si lo que voy a fotografiar merece la pena. Porque el camino de mi viaje, concibo la fotografía como un viaje, es para buscar la belleza. Crear en el camino de la belleza. Y no es fácil porque la belleza está sobrevalorada y a la vez, se nos ataca por buscar la belleza.

Ch. A.: En tus paisajes de la Sierra y en tus retratos la hay?

R.G.: Eso quiero, porque mi fotografía es como un viaje, busca la belleza aunque el camino sea más largo, y más simbólico también. Y responde a nuestro estado de ánimo, hay fases. Cuando empecé a fotografiar tenía imágenes muy oscuras, pero eso parece normal porque no sabes manejar mucho la luz, ahora me encanta la luz. Sin embargo, otras imágenes responden a un nivel anímico mío que se vuelve a la oscuridad, y más viviendo en La Alberca, por eso quise quedar aquí con vosotras, para buscar la umbría.

Carmen Borrego: ¿Y en qué fase estás ahora mismo?

R.G.: Estoy esperando que vengan las nieblas, estoy deseando que lleguen las nieblas. El recogimiento del invierno.

Ch. A.: Nos has dicho que estudiaste filología y diseño. En la fotografía? ¿Eres autodidacta?

R.G.: ¡Yo, de pequeña, siempre estaba encuadrando! Quería ser cámara, pero en mi casa nadie sabía cómo se llegaba a ese trabajo. Siempre encuadraba, ahora estudio las películas, el encuadre? Hice filología, no quería dedicarme a la docencia, me gustaba viajar, y por eso estudié después turismo aunque me di cuenta de que buscaba la parte cultural de viajar. Luego vino el diseño gráfico y aprendí fotografía después de horas y horas. Es como si todo fuera una especie de engranaje que me ha llevado a la cultura, a la imagen, a la tradición, a la antropología? Al final, se ha mezclado todo y hago un trabajo artístico que conjuga todas mis inquietudes.

Ch. A.: Tienes una gran pericia técnica, eso hay que adquirirlo

R.G.: La técnica es importante pero no lo más importante, lo más importante es la experiencia de la vida, lo que estoy fotografiando, por ejemplo, tiene que ver con todas las películas que he visto. Tiene mi fotografía una gran carga cinematográfica. Ahí está también todo lo que he leído, todo lo que he viajado, y por supuesto, todo lo que ahora he estudiado sobre antropología.

La Sierra de Francia y Rosa Gómez, mirada enamorada | Imagen 1Ch. A.: Documentas el patrimonio humano y cultural de la Sierra de Francia. ¿Es tu objetivo hacer una fotografía testimonial, un archivo, esa Antropología Visual que has denominado tan bien?

R.G. Tengo varios objetivos y uno de ellos es esta Antropología Visual. Se trata de dar una imagen nueva del patrimonio cultural de nuestros pueblos, pero desde el presente. Es verdad que si no fuera por el pasado no estaríamos hablando de una tradición. Pero necesitamos el presente, dar una imagen actual de la vestimenta, las costumbres, las fiestas, los ritos, refrescar esa imagen de la tradición para que los niños, los jóvenes, quieran seguirla.

Ch. A.: Eres la autora de esos paisajes emocionales de la Sierra de Francia que todos apreciamos. José Luis Puerto dice que tienes "una mirada con alma".

R.G.: Es una cita muy hermosa. Mi trabajo quiere mostrar el legado, la identidad. Mantener los valores culturales de una tierra? esto hace que la fotografía que busco sea publicitaria. Te lo explico, la fotografía de "Antropología visual" debe seguir unos cánones de la publicidad. Por ejemplo, que tenga mucha fuerza visual, que tenga un color muy potente, que sea fiel a la realidad? por eso yo edito las fotos lo justo, quiero que el ojo vea lo que yo he visto, unos colores cálidos, un buen encuadre.

Ch. A.: ¡Son muy fuertes, captan la atención! ¿El trabajo de edición entonces no es excesivo?

R.G.: La edición siempre es esencial aunque quiero que la imagen sea lo más fiel a la realidad posible, pero que tenga un punto de magia, que consiga crear interés. Quiero crear y mantener este archivo documental para salvaguardar nuestra tradición y nuestro patrimonio. Eso es algo objetivo, pero tengo una visión un poco más personal, debe haber magia.

Ch. A.: Es un proyecto testimonial, ¿está pagado por las instituciones?

R.G.: Hago un archivo y tiene que ser homogéneo, recorrer la tradición, ese es mi objetivo. Una parte de este proyecto está financiado por los ayuntamientos y la Diputación, por eso no puedo mostrar todas las imágenes que hago. Algunas pertenecen a su archivo etnográfico. La mía es una labor social y una satisfacción personal.

Ch. A.: En tus imágenes hay niños y jóvenes participando en las fiestas populares: ¿Les llega esta tradición? Recuerdo una fotografía tuya impresionante en la que una abuela serrana le arregla el collar a una jovencita. Dice muchísimo esa imagen, es transmisión, orgullo, amor.

R.G.: Les llega y ese es mi objetivo, llegar a los mayores, a los jóvenes y a los niños. Hay que despertar ese interés por la tradición entre los niños para que quieran mantenerla, a los jóvenes para que se sientan orgullosos. Esa que dices es una foto que tiene mucha magia, la magia de la realidad. Una fiesta es como una boda de todo un pueblo, es algo divino esa conexión entre todos los miembros de una colectividad, y yo lo capto porque estoy ahí.

Ch. A.: Buscabas el instante decisivo de Doisneau?

R.G.: Encontrar una imagen que diga tanto como esa? El instante decisivo es complicado hallarlo porque tienen que darse los parámetros técnicos? Yo siempre trabajo con manual, nunca en automático y a veces ocurre que asistes a una imagen preciosa y no te sale porque las condiciones técnicas no funcionan. La técnica es importante, sin técnica esos momentos no los consigues, pero sin magia, sensibilidad, tampoco llegas al plano emocional.

Ch. A.: Vives y trabajas en La Alberca, perteneces a lo que documentas.

R.G.: Estoy viviendo en la casa de mis abuelos, superfeliz en La Alberca que es mi sede. Vivo en contacto con la naturaleza, sin ambas me sería muy difícil crear. ¡Si salgo por la tarde me encuentro con la Moza de las Ánimas! ¡Si salgo por la mañana la luz es maravillosa! La Alberca, bueno, toda la Sierra de Francia, tiene más potencial turístico y artístico de lo que pensamos y ese potencial es una fuente de ingresos que los pueblos necesitan para vivir. El hecho de ser una empresaria en mi pueblo, que la gente lo sepa, lo viva, es importante.

La Sierra de Francia y Rosa Gómez, mirada enamorada | Imagen 2Ch. A.: ¿No se ha centrado excesivamente el turismo en La Alberca?

R.G.: La Alberca es la gran desconocida, es el típico pueblo que toda la gente dice que lo conoce y no lo conocen. Se hace siempre la misma ruta, la calle de las tiendas, la plaza? Pero guarda un potencial increíble. ¡Ya me gustaría a mí hacer más cosas en mi pueblo! Y en Miranda del Castañar, en Mogarraz, en toda la Sierra de Francia, que tendría que ser la Toscana española. Yo siempre pensé eso, pero ellos eran más conscientes de su potencial, gastronómico, paisajístico. A diferencia de los italianos nos falta a nosotros ese orgullo real de la riqueza que tenemos. Yo lo tengo desde que empecé a viajar, tenemos que llegar a la conclusión de que hay que estar orgullosos de lo que tenemos, de que es un patrimonio valiosísimo. Nos falta el orgullo.

Ch. A.: ¿Y en la ciudad?

R.G.: El tema antropológico nos lo hemos cargado en la ciudad, la juventud ahora no va a aprender costumbres de los pueblos, los bailes, las tradiciones? sin embargo vamos a darle más importancia porque cada vez hay más interés por el patrimonio cultural y natural, porque uno sin el otro no vive. Queremos atajar la despoblación de los pueblos y hacen falta iniciativas que den trabajo, que den vida, y eso lo podemos hacer defendiendo el patrimonio material e inmaterial de nuestra tierra.

Ch. A.: Tú lo haces con tus libros, tus fotografías, tus exposiciones. ¿Para cuándo otra exposición tuya de paisajes, fiestas populares?

R.G.: Las exposiciones las he dejado ahora de momento porque busco una experiencia global, más amplia. Las exposiciones llevan mucho trabajo detrás y aunque se valoran mucho y la gente me pregunta cuándo haré la próxima quiero esperar porque necesito un espacio grande. Es una forma de divulgar excelente, yo me preocupo mucho por mostrar mi trabajo, por ejemplo, quiero insistir en que llegue a las personas mayores. Las redes sociales no llegan a los mayores que no consiguen ver esas fotografías. Ese es ahora mi empeño, que haya una conciencia entre los mayores y se den cuenta de lo que tienen entre las manos y quieran mejorarlo y transmitirlo.

Carmen Borrego: Rosa, ¿haces fotos siempre?

R.G.: Antes sí hacía fotos constantemente, ahora al tener un volumen de trabajo muy alto quiero descansar un poquito el ojo. Es una decisión muy meditada que normalmente nunca cumplo. Llevo el móvil o una cámara pequeña.

Ch. A.: Ese volumen de trabajo tan alto no solo tiene que ver con la fotografía sino con la divulgación de tu trabajo etnográfico.

R.G.: Es que lo considero muy necesario. Nuestro entorno es un privilegio. La Sierra de Francia tiene un enorme potencial y tiene mucho por hacer a nivel turístico, a nivel cultural y natural para desarrollarlo como un territorio rico y fructífero.

Ch. A.: ¿Y qué hace falta para que se haga?

R.G.: Quizás hace falta más unión entre los pueblos, el concepto de un patrimonio global, que vayamos todos a una para defender y potenciar ese patrimonio etnográfico, cultural, culinario. Ese patrimonio natural, humano? tan rico, tan hermoso?

Ch.A.: Tú lo haces a través del arte ¡Y de la técnica!

R.G.: La fotografía es técnica, pero el ojo humano es el que ve la fotografía y el que capta la magia. Y lo más importante es?

Carmen Borrego: ¿Una sonrisa?

R.G.: No, Carmen, la sonrisa está sobrevalorada, yo fotografío rituales, fiestas en las que la gente está seria, introspectiva. Es otra cosa. Incluso haciendo una comunión, una boda, en esa belleza del rito, de la seriedad? incluso de la atmósfera de cuento para el niño en la fiesta? es otra cosa. Lo más importante es otra cosa.

En las fotografías de Rosa Gómez habita el territorio. Se teje la tradición, se detiene el curso del tiempo entre el disparo del obturador y la emoción que provocan sus rostros en primer plano, sus ritos retratados a la manera de un Sorolla ávido de luz y de testimonio. Documenta y emociona, Rosa Gómez desde el conocimiento, la erudición, la pericia técnica y también la sublimación de la belleza. Esa belleza que habita en su día a día y que transmite la emoción, la trémula sensación de lo que es eterno. Hay en su mirada la concentración, la tenacidad, la serenidad de quien conoce lo ancestral y lo vive día a día? arte pictórico que retrata y evoca, que documenta y emociona, que convierte en icono. Sagrado ritual, eterna pervivencia de nuestra memoria. Identidad y tierra. Antropología de la belleza.

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