Tras un lustro en las islas oceánicas, el técnico charro marcha al Delhi Dynamos indio
Está a punto de cumplir los 34 y lleva la bandera de Salamanca en la mochila. Sin embargo, hace ya un lustro que lo que comenzó como una aventura se ha convertido en una vida apasionante haciendo lo que más le gusta. Y es que Jacobo Ramallo acaba de desembarcar en el Delhi Dynamos FC de La India tras un lustro en Australia. Llega de la mano de Josep Gombau, probablemente la persona que más ha influido en su vida deportiva y por lo tanto en su carrera profesional más reciente. Si esto fuera un cassette, rebobinaríamos hacia atrás para volver al principio.
Como no lo es dejamos que Jacobo Ramallo, el protagonista de nuestra historia, nos lo cuente. Muchos lo recordarán todavía por su paso por Navega, Santa Marta o UD Salamanca donde fue coordinador y entrenador (en la Unión desarrolló las funciones de entrenador). Muchos sabrían de su periplo australiano, pero otros muchos le habrán perdido la pista y puede que ahora estén refrescando sus recuerdos.
"La idea era pasar un curso en Melbourne y otro en Sydney. Australia siempre fue el país que le llamaba la atención a María (su pareja) desde que era pequeña y, si bien no había motivo para irnos, también puedo decir que no había motivos para no hacerlo", nos cuenta Ramallo, que reproduce cómo tomaron la decisión final cuando María le propuso desembarcar en Las Antípodas. "Podemos probar un curso en Melbourne, ya que dicen que es la mejor ciudad del mundo y tan Europea? y otro en Sydney para probar el ambiente australiano de surf y playa". Dicho y hecho, si bien sólo cumplieron la primera parte del plan pues fue ahí donde Josep Gombau se cruzó en su vida, justo cuando estaban a punto de acabar el primer curso en Melbourne. Gombau estaba a cargo del Adelaide United FC, un equipo de Primera División australiana en el que el catalán estuvo dos años. Tras conocerse, le hizo una proposición que acabó marcando la vida de Jacobo Ramallo. "El día que me siento a la mesa con él para hablar sobre trabajar en un equipo profesional, cuando en realidad apenas nos conocíamos, me sirvió una noticia buena y una mala. "La temporada que viene nos hará falta alguien a cargo del programa Football Schools y, que al mismo tiempo, ayude al primer equipo con algo de análisis. Si quieres propongo tu nombre a la directiva, pero antes quiero que sepas que yo no voy a continuar entrenando en Australia. Me marcho a vivir a Estados Unidos", soltó.
Hay momentos en la vida en que dices sí o dices no y te das cuenta de la dimensión con el paso del tiempo. Esto es lo que sucedió. Ramallo dijo sí. Y es que, como él mismo dice, "en realidad, la ruta de viaje seguía adelante, aunque tendríamos que desviar el itinerario inicial unos cuantos cientos de kilómetros. A los pocos días María y yo ya estábamos instalados y trabajando".
Pero como no todo es fútbol. Es más, en este reportaje, probablemente el fútbol sólo sea la excusa, Ramallo nos cuenta las sensaciones. "Ojalá me equivoque, pero no será fácil que podamos ser más felices de lo que fuimos en Adelaida. Es una ciudad tranquila y no muy grande, sin apenas tráfico considerando que ronda el millón y medio de habitantes, con veranos de mucho calor y un invierno bastante apacible y relativamente corto. Vivíamos en el centro y sólo tardábamos quince minutos en llegar a la costa".
Ahí comenzó una aventura que le permitió trabajar a las órdenes del exjugador del Barça y de la selección española Guillermo Amor, que relevó a Gombau al frente del equipo. "Ellos eran amigos desde hacía tiempo y creo que no hubiera sido posible diseñar una mejor transición para el club pues se mantuvo una idea parecida de juego y no hubo que empezar de cero. Con Josep el grupo había ganado su primer torneo de Copa y con Amor el equipo alcanzó el título de Liga al año siguiente clasificándonos para la Champions League asiática, algo que cada vez valoro más tanto en lo deportivo como en lo personal". Tras dos años el alemán Marco Kurz sustituía a Amor, siempre con Ramallo como mano derecha.