, 22 de diciembre de 2024
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De fiesta y nostalgia
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EL APUNTE DE ANA PEDRERO

De fiesta y nostalgia

Actualizado 21/09/2018
Redacción

"(...) vuelo con la mente hasta los campos de Linejo, donde se recupera Liricoso, que se ganó la vida en la plaza, o sueño con ese Capitán de Garcigrande que embistió con el alma, bravo, y que todavía está embistiendo sobre este cielo azul y bochorno de e

De siempre el 21 de septiembre, este San Mateo que es ahora el día de los rejones, es el día de la fiesta en los tendidos y de la nostalgia en el corazón. El día del sol y de la sombra, del aplauso y la reflexión, del tener parte del corazón en la arena y parte en los tendidos del aire, repasando, haciendo balance de una feria que, cuando se cierren hoy las puertas de La Glorieta, ya será historia de Salamanca.

La fiesta de un público alegre y bullicioso, hornazo en ristre haciendo de un viernes un Lunes de Aguas, que celebra al santo patrón, que acude a La Glorieta para perpetuar, para honrar a San Mateo, como siempre se hizo en sus casas, para ver a las figuras del toreo a caballo.

Su fiesta, su santa fiesta y la nostalgia de quienes sentimos, sabemos que una nueva Feria llega a su fin, de que cerramos un ciclo, un año, un nuevo septiembre, con el rastro aún caliente de la emoción -y también la decepción-, la expectación de cinco tardes de toros en la memoria, de las apreturas en la tarde del relumbrón del tsunami Roca Rey que arrasa en el Planeta Toro y de cuatro puertas grandes que han hecho caer los cerrojos de La Glorieta para que cuatro toreros acaricien con sus dedos el codiciado cielo charro.

Y me pregunto, sola entre miles de almas, si habrá alguien más en los tendidos que repasa estos días que siente que hoy, mientras la plaza se parte las manos con Hermoso, Lea Vicens y Hermoso Jr. , Guillermo de nombre, y yo vuelo con la mente hasta los campos de Linejo, donde se recupera Liricoso, que se ganó la vida en la plaza, o sueño con ese Capitán de Garcigrande que embistió con el alma, bravo, y que todavía está embistiendo sobre este cielo azul y bochorno de esta tarde en Salamanca.

Y pienso en el hambre de triunfo de Antonio Grande, un novillero de poso y de clase que anuncia un toreo grande como su apellido, y en la cátedra dictada por Ferrera con el cuarto de Montalvo, o las puertas que han abierto a mordiscos, casi con ambición de novilleros, Juan del Álamo y Domingo López Chaves, que lleva veinte años en torero, que no son nada, o son todo.

Y ahora, mientras esto escribo, mientras la plaza ruge, palpita, y yo me siento ajena; mientras la plaza apura la penúltima copa y vive con pasión el penúltimo toro, yo pienso en el camino de regreso, en la Mariseca regresando a tierra firme, en esta Salamanca bonita que cada año se hace pequeñita en mi retrovisor y crece en el rincón donde guardo todo lo que amo. Cuánto te amo!

Y cuando queden en silencio los tendidos, y cuando solo corretee libre por ellos el aire; cuando cierren las puertas a tu arena y a tu cielo, será como si vaciasen de pronto mi alma, como si le echasen el cerrojo a la alegría de cada septiembre, al reencuentro, a la vida, mientras el público deja en el aire la última ovación en una tarde sin triunfo pero de fiesta.

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