Campo de batalla

Está situado en la cara norte de la Sierra de Gata o comarca de Agadones como también se la conoce. Su nombre procede de sus orígenes celto-romanos pues en él confluyen dos palabras que provienen de ambas civilizaciones pero que juntas se traducen como "campo de batalla". Aunque seguramente la referencia de este campo provenga del mundo agrícola, de los campos cultivados de pueblos prerromanos antes de que éstos se asentaran en la Península, también es cierto que la alusión al dios de la guerra, Marte para los romanos, se adecua perfectamente a la gran cantidad de batallas que Martiago tuvo que soportar a lo largo de su historia. Desde las romanas, pasando por la librada contra portugueses, para escapar a su jurisdicción, hasta las terribles contra franceses por la independencia del país. Y sin embargo Martiago conserva la riqueza de sus campos, la belleza de sus paisajes, y su tradicional estructura de calles estrechas y empinadas que nos hablan del abrazo montañoso que lo protege. Un escarpado Risco lleno de curvas es el último obstáculo que hay que sortear para llegar hasta esta localidad salmantina.

Y así lo hizo 'Lazarillo de Tormes' para llevar a Martiago una historia que también nos habla de siglos, de batallas, de valentía y arraigo, de pisar caminos y levantar la vista y el pensamiento muy, muy alto. Y es que "Teresa, la jardinera de la luz" lleva consigo en forma teatral aquello a lo que su título hace referencia: la vida de una gran luchadora, que supo sembrar entre las gentes la manera de hacer el mundo más fértil en todos los ámbitos de la vida, un mundo habitable por el que no dejó de pelear de palabra y obra. Y esta obra de teatro ha conseguido acercar también, de la misma forma que Teresa de Jesús lo hiciera en su época, con aquellos con los que convivió, el luminoso reflejo de lo que fue y sigue siendo, para cualquier espectador que se acerque a este montaje, que reúne toda la sencillez y profundidad que la descubren en su manera de ser, y de la que esta obra parece perfecta traducción. Sabedora de esto, la Diputación salmantina la ha elegido para apoyarla en esta tarea.

Pensar en la carmelita del XVI, rebelde reformadora de su Orden religiosa, para darle el giro austero y sincero que creía más cercano al mensaje de su admirado Jesús de Nazaret, parece cometido intrincado y dificultoso, como los caminos que llegan a Martiago y que tantas reformas han tenido que sufrir para hacerlos más accesibles. Muchos y complicados fueron los que esta monja recorrió en cuerpo y alma para conseguir sus objetivos terrenales que tanto fruto dieran en la Historia, intelectual y religiosamente. 'Lazarillo de Tormes' ha traído este perfil de mujer ante unos espectadores que maravillados en la simpleza de lo expuesto, lo están también con la forma en que se hace, pues en cualquiera de sus localidades existe el espacio requerido para que esto sea posible: el altar que por una hora se convierte en escenario para "Teresa, la jardinera de la luz". En Martiago ha sido su parroquia de La Asunción, que conserva en una de las jambas de su portada de entrada, una piedra votiva que recuerda huellas pretéritas de otros pueblos que les dejara algo tan importante como lo es su nombre, compartiéndolo a su vez con otro que ya habían dejado sus predecesores.

Todo crece y se complementa, y al igual que el nombre de Martiago con sus dos raíces, o el puente viejo de la localidad que se solapa en el nuevo y que se pueden contemplar juntos cuando la bajada de las aguas lo permiten, Teresa de Jesús supo bien qué unir a su nombre que hablara con claridad de quién era y con quién quería caminar. Algo tan sencillo, difícil de entender en una cerrada época en la que ser mujer, inteligente, sabia teóloga y sencilla monja a la vez, era sospechoso de herejía, máxime si se levanta admiración entre los hombres más poderosos de la tierra como el rey o el inquisidor general. Todo queda plasmado de forma tan evidente gracias a los actores de "Teresa, la jardinera de la luz" que parece sencillo sublimar la normalidad o viceversa. Los hábitos de las hermanas carmelitas son el vestuario correcto y apropiado para hablar de su maestra y madre, porque el público está perfectamente integrado en el contexto temporal al que 'Lazarillo de Tormes' les conduce para que haga el mismo recorrido espacial y mental que los personajes realizan a lo largo de toda la puesta en escena para traer a nuestro presente a alguien que ya se entiende como completamente actual. El mismo maestro Salinas y su repertorio parece formar parte de nuestras vidas. El Cristo de los Remedios que en este 14 de septiembre celebra Martiago con tanto fervor, fue gran protagonista sin duda para sus vecinos, que ante la historia vista en la escena de su parroquia, a la que ésta aportó su propio púlpito, pudieron encontrar el compendio de los que Teresa viera en Él.