Un tinto de verano

He andado últimamente por los caminos de Cervantes y cruzándome con el Licenciado Vidriera me dio por elegir algunas de sus muchas sentencias para repensarlas y compartirlas sin especial artificio. Y aquí están algunas para degustarlas como tranquila consumición de verano.

- Va Tomás Rodaja, no Licenciado todavía, camino de Antequera y un capitán le ofrece irse con él a Italia, lo que tras breve duda acaba aceptando "pues las luengas peregrinaciones hacen a los hombres discretos".

Cervantes habla sin duda desde su propia experiencia y es algo que comentamos con frecuencia al viajar. Cada camino, sea de peregrino, de turista, de trabajo o de pura afición, enseña cosas a poco que se mire; abre el espíritu, quita lindes y rebaja discriminaciones; ayuda a valorar lo propio y a entender lo ajeno, presta tolerancia de la buena y te ayuda a valorar lo de otros y a agradecer lo tuyo?Y cien ventajas más que hacen ganancia segura de cualquier viaje. En cada viaje compruebo que Cervantes tiene toda la razón.

- Y a continuación el futuro soldado, a la fuerza más bien pues si no entra en el camino de las Letras le queda sólo el de las Armas, propone al capitán algunas condiciones en su alistamiento, para asegurar cierto margen de libertad.

Y es cuando afirma ese pensamiento, tan cervantino y, eso espero, tan de todo ciudadano de siempre, "más quiero ir suelto que obligado". Y este deseo de soltura lo mantenemos en todos los campos desde la política a la religión pasando por la vida ciudadana o los terrenos del amor. Y esto a pesar de que, como pasa también hoy, haya cómodas y dulces esclavitudes que atrapan al ciudadano cuando menos lo sospecha. El salmantino Vidriera pudo experimentar lo uno, las ataduras de cada día, y lo otro, las ganas de libertad, y por eso se embarca para Italia con algunas condiciones como cautela.

- Años después Tomás, ya en Salamanca después de recorrer Italia entera, rechaza los amores de una dama salmantina y ella le da a beber una pócima para forzar su querencia y quebrar su voluntad, "como si hubiese en el mundo yerbas, encantos ni palabras suficientes a forzar el libre albedrío", añade el autor como comentario. No es tan clara esta sentencia de Cervantes, pues a la vista está que efectivamente hay muchos ejemplos en las noticias de cada día y en la normal experiencia diaria de que la libertad se vende por un plato de lentejas y la voluntad se intercambia por una ventajilla de quítame de ahí esa nada.

Puede ser que en este campo nunca estuviera el precio más bajo como en estos tiempos tan baratos. Veo algo optimista a Cervantes en esto, pues hay en nuestra sociedad "yerbas, encantos y palabras suficientes para forzar albedríos y voluntades". Todos los días se muestran ejemplos grandes y pequeños.

De todas formas el Licenciado cayó en la trampa, bebió el hechizo y después de estar como para morir despertó creyéndose de vidrio y quebradizo. Y ahí comenzó su calvario. Hay remedios que si no son falsos, llevan al menos a males mucho mayores.

- Y con tan mal mayor se encontró el futuro Licenciado que entró en la locura de creer que era todo él de vidrio y de que "por ser hombre de vidrio era muy tierno y quebradizo".

Seguramente Cervantes se identifica con el Licenciado pues éste aprovecha su locura para decir todas las verdades y cantar las cuarenta sin castigo so pretexto de locura. Pero al ser de vidrio tenía que escapar de roces y apreturas para no quebrar, de forma que vivía con temor y mucho cuidado.

Y estaría bien recordar que también nosotros de vidrio somos y en cualquier momento se nos puede quebrar la pierna, la fortuna o la vida. Y esta condición de tanta debilidad debiera servirnos para aprender lecciones de humildad y de realismo.

Basten por hpy estas cuatro sentencias de Tomás Rodaja. Por cierto una vez licenciado por Salamanca, se instaló como letrado y cambió su apellido por el de Rueda que le pareció más "comercial". Aunque fue inútil la medida y decidió sin clientes ni beneficio dejar las Letras y embarcarse para Italia como soldado, donde cumplió como valiente y esforzado.

Por cierto el verano acaba y sería lástima grande y pérdida no pequeña que no encontraras breve hueco para leer las treinta páginas de esta Novela Ejemplar de Cervantes, El Licenciado Vidriera. Encontrarás que es verdaderamente "ejemplar". Anda, date ese gusto y tómatela con un tinto de verano.