‘Teresa, la Jardinera de la luz’, humildad y fe en Robliza de Cojos

Robliza ha disfrutado el pasado viernes 31 de agosto de una de las representaciones más populares de toda la provincia de Salamanca. Una pintoresca palabra que o bien hace alusión a un conjunto de robles, o a la fuerza con la que se califica algo o a alguien y que probablemente derive de la que estos árboles emanan. Fuertes raíces, determinación de siglos en campos muchas veces inhóspitos. Robliza de Cojos es uno de los pueblos salmantinos con nombre más singular, donde las dos acepciones que lo conforman parecen una paradoja en su conjunto. La firmeza de una de ellas contrasta con la inseguridad del significado de la segunda. Curioso topónimo para una población que se ubica en pleno Campo de Salamanca, en una comarca de dehesas y gran afición taurina, que a pesar de haber conocido mejores tiempos, no ha perdido el gusto por la celebración en comunidad. Otro pueblo que ha aprovechado la ocasión que le ha ofrecido la Diputación de nuestra provincia para poder ver en su iglesia de santo Domingo de Guzmán, el montaje teatral 'Teresa, la jardinera de la luz'.

En esta ocasión los vecinos de Robliza aportan un escenario recién restaurado, pues hace muy pocos años que gracias también a la ayuda de la Diputación, pudieron por fin ver remozado su templo parroquial, que soportó un duro incendio a mediados del siglo pasado, y que bien asentado ahora en sus muros, cubiertas, campanario y con un acogedor interior, dio la bienvenida a una paradójica mujer que a pesar de haber vivido hace tantos siglos, se presenta ante nosotros con una actualidad que gracias al estupendo trabajo de 'Lazarillo de Tormes' está siendo redescubierta en su faceta humana, con sus cansancios y debilidades, sus grandezas y tanta determinación que nos permite conocer a la persona que fue. Dejó la huella de su talento para una posteridad que la venera en los altares y la reconoce en los claustros académicos. No se puede ser divina sin haber tenido antes una gran dimensión humana.

Una localidad que mantiene orgullosa su tradición de encender una gran hoguera para conmemorar su festividad de los mártires Sebastián y Fabián allá por enero, asistió incrédula a la amenaza que esta misma hoguera supuso hace cinco siglos para una persona culpable de ser íntegra y con unas convicciones que sólo aportaron grandeza en los que la rodeaban, y cuyas capacidades de toda índole la convirtieron en sospechosa de herejía. Era humilde y mujer pero estaba por encima del orden establecido. De eso dan fe sus hermanas de vida, carmelitas como ella, y que de ella recibieron toda su firmeza y seguridad. Desde un púlpito por encima de sus cabezas, no de sus espíritus, un padre dominico las somete a un severo interrogatorio para determinar el castigo que merece "la culpable".

Presente en todo lo que sucede durante la puesta en escena de Teresa, la jardinera de la luz está el titular de la parroquia de Robliza de Cojos, santo Domingo de Guzmán. Paradójicamente también, fundador de la Orden predicadora de Dominicos, entre los que la Inquisición encontrara mayor número de colaboradores.

Pero el predicamento que el pasado viernes desde el púlpito se oyó, fue variando a lo largo de toda la obra en intensidad, sorpresa, dubitación y finalmente aceptación de la evidente verdad que en el altar se derrama en insuperables palabras que sobre la madre y de la madre, sus hermanas regalan a los espectadores, testigos de juicio tan sumarísimo como injusto. Los actores de 'Lazarillo de Tormes' con herramientas tan simples como sus hábitos del XVI, su sencillo púlpito o el admirable órgano que suena para transportarnos a otro tiempo, consiguen siempre producir un efecto de credibilidad y sincera emoción que permite prestar atención a todo lo que Teresa de Jesús supuso en su época y despierta la curiosidad en todos los presentes de volver a revisarla, con la nueva cercanía con la que se la da a conocer.

Con los aplausos finales los vecinos de Robliza de Cojos no sólo recuperaron la alegría que produce la victoria de la verdad y el conocimiento, sino que también reconocieron la calidad de una puesta en escena tan bien realizada que permite que todos accedan a ella desde cada individualidad compartida en comunidad. La misma alegría que en el pueblo se comparte desde que espontáneamente hace ya muchos años un grupo de personas decidiera volver a festejar a santo Domingo en verano porque con el tiempo ha logrado reunir a todos los ausentes en torno a unos orígenes de los que se sienten orgullosos y que agradecen a los veteranos que iniciaron estos festejos. Sólo hay que, como Teresa, ponerse en camino para fundar firmes modos de vida, que muchos registran en sus memorias y otros, incluso lo ponen por escrito en un papel. "Es como estar otra vez en la escuela".