El zamorano corta los máximos trofeos en Villamor de los Escuderos con un sobrero de Espioja, después de vérselas con un lote imposible
Un lote infumable de Espioja ha impedido a Alberto Durán desplegar su toreo, por lo que el de Villamor de los Escuderos ha tenido que pedir el sobrero para mostrar el gran concepto del toreo que atesora y que, de tener más oportunidades, debería abrirle las puertas de los despachos en un sistema que no deja paso a los toreros que no están al amparo de las grandes casas, que no entran en el intercambio de cromos; un sistema que castiga la independencia.
Dice el refrán que no hay quinto malo y fue el quinto novillo, el sobrero, el que más entrega tuvo en un desigual encierro de Espioja en el que al zamorano le tocó bailar con la más fea, mientras que Finito de Córdoba, que sustituía a Miguel Abellán, pudo dejar pasajes de su precioso toreo de capote y su muleta exquisita.
El signo de la tarde cambió para Durán con el sobrero, que hizo salir al respetable con buen sabor de boca de la plaza y que le permitió cortar los máximos trofeos en su tierra. Tras sacarlo a los medios con airosas verónicas rematadas con una preciosa media, Alberto Durán brindó a su padre, Ramiro, para protagonizar los mejores pasajes de la tarde con series templadas y largas por ambos pitones, a pesar de ser la primera vez que pisaba un ruedo en esta temporada.
Firme, vertical y acoplado a la embestida del novillo, el zamorano ha demostrado una vez más que es un torero con un concepto clásico y puro, de muchos kilates, injustamente parado y apartado del circuito. El alma se le fue tras la espada para rubricar una gran faena que le hizo llevarse a su esportón las dos orejas y el rabo, trofeo que paseó emocionado por el ruedo de Villamor su sobrino Ramiro.
Al primero de su lote lo recibió con un elegante saludo capotero a la verónica y por chicuelinas. Muy falto de fuerzas, el novillo calamocheaba y perdía las manos, por lo que no dio ninguna opción al zamorano, a pesar de que Durán lo intentó, muy reposado, dándole tiempo y dejándole respirar, pero todo fue inútil. El público premió su entrega y saludó una ovación.
Puso también todo de su parte con su segundo el torero de Villamor de los Escuderos con el que cerraba plaza, al que puso un vistoso par de banderillas al quiebro, aunque se encontró con un animal falto de todo con el que era imposible cualquier lucimiento. El de Espioja tenía tantos kilos como falta de entrega y de ganas de embestir, por lo que Alberto Durán lo despachó de una certera estocada pidiendo el sobrero, con el que pudo desquitarse.
Al que abría plaza Finito lo recibió con hondas y templadas verónicas y muñecas de seda, para firmar después una faena a media altura ante un novillo muy cuajado que no terminaba de humillar ni de entregarse.
Codicioso y con un excelente pitón izquierdo fue el segundo de su lote, aplaudido en el arrastre, al que le instrumentó una faena cimentada en la mano zurda en la que dejó pasajes de su toreo caro y de su gran clase.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de Villamor de los Escuderos. Festival sin picadores. Con tres cuartos de entrada se han lidiado novillos de Lorenzo Espioja de desigual juego y presentación. Destacaron por su buen juego 3o y 5o, premiado con vuelta al ruedo, mientras que 2o y 4o fueron pitados en el arrastre.
Finito de Córdoba: oreja y dos orejas.
Alberto Durán: ovación, oreja y dos orejas y rabo.
PINCHAR AQUÍ PARA VER LA GALERÍA DE IMÁGENES (Fotos: Arturo Delgado)