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Aurora y ‘Vitor’ se reafirman en el ‘sí quiero’ 50 años después
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BODAS DE ORO

Aurora y ‘Vitor’ se reafirman en el ‘sí quiero’ 50 años después

Actualizado 11/08/2018
Redacción

PEREÑA DE LA RIBERA | Confirmaron sus votos de hace medio siglo en una bonita ceremonia en la ermita de Nuestra Señora del Castillo

Aurora y 'Vitor' volvieron a darse el 'sí quiero' 50 años después. Si la primera fue en la parroquia de San José Obreo de Getxo, ahora tuvo lugar en Pereña, en la ermita de la Virgen del Castillo, el templo que guarda a la 'Virgen Chica'. Tras reafirmarse en sus votos en una ceremonia llena de emoción, los 'novios', familiares y amigos dieron cuenta de un gran banquete en El Legado de Enrique, establecimiento hostelero de la localidad.

Aurora Pedrero Ferreras (1941. Villarrín de Campos, Zamora) y Victoriano Salvador Hernández (1939. Pereña de la Ribera, Salamanca) se casaron hace 50 años en la parroquia de San José Obrero, en el barrio de Romo, en la localidad vizcaína de Getxo. Fue un 27 de abril de 1968 y cayó en sábado. Se fueron a vivir al barrio de Cueto, en Sestao, donde criaron a sus tres hijos ?María del Carmen, Cristina y Jorge-. En 2012 dejan el País Vasco para recalar en Madrid, donde acababa de nacer su segunda nieta. Aurora ha trabajado toda su vida como modista y empleada del hogar; Vítor como 'tubero', construyendo barcos, en La Naval de Sestao. Tanto ellos como sus hijos y sus nietas están íntimamente unidos a Pereña, donde tienen una casa en la que acogen con generosa hospitalidad a familiares y amigos durante los periodos vacacionales.

Devotos de la Virgen del Castillo

Vítor -de "Los Calisos- y Aurora son devotos de la Virgen del Castillo y, cada 14 de mayo, recuerdan una de las romerías más importantes y antiguas de Las Arribes (manifiestación de religiosidad popular que se remonta al siglo VIII). Este día se honra la imagen de piedra escondida por los cristianos para evitar que los musulmanes la profanasen.

En el siglo XVI fue hallada por un pastor. La leyenda narra que subía del río Duero cansado y sediento cuando se le apareció Nuestra Señora de los Ángeles para darle de beber. Obedeciendo a la Virgen tocó la roca con el cayado y brotó el agua de lo que hoy se conoce como La Fuente Santa.

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