El Foro Económico Mundial, también llamado Foro de Davos, es una fundación sin fines de lucro con sede en Ginebra, nos dice que el 1% de la población mundial acumula más riqueza que el otro 99% restante.
Y esto no es ni normal, ni lógico, no es necesario, no es tolerable, se está destruyendo el planeta, y esto por qué, cuando en el siglo XI, nunca antes como ahora habíamos tenido tantos recursos científicos, técnicos, tanta riqueza y sin embargo es cuando tenemos en el mundo más conflictos.
Todo esto es porque estamos perdiendo por el camino la dignidad humana, hemos olvidado lo que es el ser humano, porque lo hemos enfocado todo en el dinero, en el crecimiento, en los negocios.
Hemos pasado por épocas doradas nacidas en Europa como el Renacimiento donde surgieron personajes como Leonardo da Vinci, Rafael, Miguel Ángel, gente humanista capaz de conocerlo y abarcarlo todo, el arte, la ciencia, la religión, que auguraba un futuro increíble a la humanidad, cuando comienza la ciencia con el alemán Johannes Kepler, figura clave en la revolución científica, astrónomo, y matemático, Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, gente que tiene el coraje de decirnos que es la tierra la que gira alrededor del Sol, o con Isaac Newton, y cuando el mundo parecía que tendría un gran futuro hemos llegado a la destrucción.
Una parte de la ciencia se ha enfocado a una visión reduccionista del ser humano, después de las teoría de Darwin de que el hombre es poco más de un animal, que lucha por sobrevivir y que son los más fuertes los que sobreviven o los que mejor se adaptan.
Se está educando a nuestra juventud en el miedo, en ser competitivos, y que si no tienen una buena carrera universitaria, o una maestría en una Universidad Americana no se ganarán la vida, que está todo muy mal, para cuando terminen se adapten a la sociedad, y si se adaptan a esta sociedad que está enferma, acabarán igual de enfermos, es una sociedad que no está bien, que necesita ayuda, necesita recuperar la dignidad humana, somos animales que luchamos por sobrevivir, pero no es nuestra dimensión.
Si la vida solo es una lucha por la supervivencia, por qué los seres humanos hacemos poesía, componemos música, sinfonías preciosas, por qué pintamos cuadros, hermosas fotografías, construimos catedrales, esculturas maravillosas, hacemos esto porque somos humanos, y lo hacemos porque somos libres y creadores y lo hacemos por amor, porque algo que llevamos dentro lo queremos compartir y esto es la dignidad humana la capacidad de la libertad del amor y de la creatividad.
Cuando se empezó con la Globalización, solo se pensaba en crecer, en crecer, sin embargo en los países más ricos se dispara el suicidio, y te preguntas, ¿Cómo es que se suicidan si lo tienen todo?, no, todo no, solo lo material, no tienen un sentido en su vida, han perdido lo más importante.
Todos vamos a morir, por qué no hacemos algo de provecho, algo que tenga sentido, tuve la suerte de ser educado por mi madre que me decía, tienes que estudiar y prepararte para que al día de mañana seas un hombre de provecho a la sociedad que seas útil a los demás.
Y así he vivido, y cuando he sido útil es cuando me he sentido feliz, cuando he cooperado en los Campamentos de refugiados saharauis en África, y no por tener más o menos riqueza, eso no me importa, hacer algo con propósito y cuando uno trabaja con un propósito de ser útil a los demás algo interno se desarrolla, creces como ser humano y da un sentido de profundidad a la vida.
Hemos de construir una sociedad responsable, con una educación no competitiva, donde se enseñe ética, valores de solidaridad y valores humanos, ser digno, tenemos una sociedad en la que a los jóvenes hay que enseñarles que son ellos los responsables de lo que ocurra en el mundo y lo que ellos hagan les va a afectar a los demás.
Este es el problema que tenemos hoy, una educación errónea, perversa, que educa en el egoísmo, la competitividad, hay que ser competitivos, competitivos, si ya somos muy competitivos y mirad como nos va.
Trabajemos por una sociedad solidaria y de compromiso, de ser útiles a los demás responsables, con ética, sentido, y amor a los demás antes de morir.
Francisco Monago, Eugenio Barés, Sebastián Barés. |
Andrés Barés Calama
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