En vista de la cantidad de visitas de políticos recibidos por Ceuta en los últimos días, como consecuencia de la crisis migratoria acaecida en esta ciudad autónoma y por Melilla, pareciera como si, de repente, Ceuta se hubiese convertido en la nueva capital de España, habiendo visto casi más políticos de primera línea que Madrid en las últimas fechas.
En este sentido, tanto Albert Rivera como el ya presidente del PP, Pablo Casado, no han querido dejar pasar la oportunidad de acudir a Ceuta para hacerse alguna que otra foto y, con ello, aprovechar la coyuntura sobre la inmigración para 'atizar' a un Gobierno que aún no parece del todo asentado en la Moncloa, dicho sea de paso.
Ciertamente, la llegada de inmigrantes de manera ilegal a España ha crecido exponencialmente en el último mes, quizá por el 'efecto llamada' que ha podido causar la acogida hace dos meses de los inmigrantes del barco Aquarius, que quedó vagando a la deriva en el Mediterráneo ante el cierre de puertos italianos para que no atracase.
Por otro lado, como habrá quien se pregunte qué ha sido de quienes navegaban en dicho barco, las últimas informaciones al respecto indican que una parte ha solicitado asilo en España y Francia, mientras que otros serán expulsados por el Gobierno a sus países de origen al haberse cumplido ya los 45 días de estancia en España ofrecida a los mismos sin que hayan solicitado asilo. Asimismo, 80 de ellos serán derivados a territorio francés (78 de los cuales ya han sido trasladados a Francia).
En cuanto a los que sí han solicitado asilo, una vez sean analizadas sus solicitudes se estimará caso por caso si se les otorga dicho asilo o si también se les expulsa del país. Como curiosidad, cabe señalar que de todos ellos, han sido 14 los inmigrantes de dicho barco que han estado acogidos en centros de la comunidad autónoma de Castilla y León.
En todo caso, desde el 'caso Aquarius' se ha vivido un aumento de la llegada de inmigración ilegal a España vía Andalucía, Ceuta y Melilla, hecho que ha sido aprovechado por parte del sector político para crispar el ambiente en esta materia, hasta el punto de que esta cuestión se ha colado ya en el CIS como el quinto problema que más preocupa a los españoles, si bien es cierto que la presión migratoria que sufre España es menor que la sufrida por Italia o Grecia, aunque sí es especialmente perceptible por su peculiar situación geográfica en Ceuta y Melilla.
En estas ciudades, de hecho, se han reproducido en los dos últimos meses varios asaltos a las vallas fronterizas, siendo especialmente lamentable el ocurrido hace poco más de una semana, en el cual una veintena de guardias civiles resultaron heridos, así como una docena de inmigrantes.
Estos hechos han provocado que esta semana el ministro del Interior haya decretado el aumento de la plantilla de la Guardia Civil en la zona, incrementando en una veintena de guardias los efectivos para reforzar la vigilancia en la valla de Ceuta, y otros tantos para reforzar la de Melilla.
El tiempo dirá si estas medidas tienen algún tipo de efectividad y, sobre todo, si acaban sirviendo o no para poder garantizar la seguridad de los guardias civiles destinados en la zona que, como servidores públicos que son, ha de ser la máxima prioridad en esta materia para el Gobierno y más concretamente para el Ministerio de Interior.
Por otro lado, aunque las situaciones más tensas se vivan en las vallas fronterizas, no ha de olvidarse que esta problemática deriva de la coyuntura existente en los lugares de origen de los inmigrantes, y que por ello, han de tomarse medidas en dichas zonas, colaborando con sus países para que se creen unas condiciones de vida que eviten la huida a la desesperada de parte de sus habitantes, así como combatiendo las mafias que se aprovechan de los inmigrantes.
De lo contrario, la propia pobreza en la que viven buena parte de los habitantes de los países subsaharianos seguirá teniendo la misma consecuencia: la huida hacia el mitificado norte con la esperanza de una mejor vida, y seguirán reproduciéndose situaciones como las vividas en los últimos años en Lampedusa, Ceuta o Melilla.
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