Tornarte de nuevo a amar

Bellas palabras de santa Teresa que aparecen en uno de sus múltiples poemas de amor dedicados a Dios. Fue monja, pero ante todo mujer y supo expresar de forma maravillosa y sencilla, espontánea y clara, el profundo amor que sintió toda su vida por un ser, que aunque divino fuera, la colmó de vida y fuerza. Sentía su amor por Él, de tal forma, que logró plasmarlo en palabras, transformando en humano lo inefable. Porque lo sublime se viste de normalidad en aquella carmelita que supo aprovechar su gran formación intelectual y personal para acercarse a todos, incluido su gran amado, Dios hecho hombre, fue Jesús de Nazaret.

'Lazarillo de Tormes', ya consolidado grupo teatral en su último trabajo, 'torna' una vez más, a presentar su increíble Teresa, la jardinera de la luz durante otro completo fin de semana de este julio, en el que su profesionalidad se impone a cualquier contratiempo, aunque éste sea el calor difícil de llevar debajo de unos hábitos pesados hechos de paño de lana de oveja. Porque para contar a Teresa de Jesús como estos actores lo hacen hay que sentir la misma pasión que el personaje eje de la obra, sentía por su enamorado. Así es fácil llegar desde cualquier camino a cualquier propósito sea cual sea su cariz. Teresa, la jardinera de la luz vuelve a la comarca de Las Quilamas tan llena de leyendas e historias, para presentar en El Tornadizo la de una mujer diferente a como se la ha venido conociendo hasta ahora, porque el grupo de teatro creador de este montaje se ha preocupado de trabajar sobre otras facetas más humanas de 'la santa' y nos la descubre como la mujer que fue.

Este pueblo que avanza con la colaboración de todos sus habitantes, ha aprovechado también la ayuda de la Diputación salmantina para añadir algo más que favoreciera la vida de la localidad. Es maravilloso comprobar cómo el trabajo conjunto de su Ayuntamiento con nuestra Diputación provincial ha conseguido mejoras para facilitar a todos sus habitantes el buen tránsito por sus calles o el acceso a todos sus edificios. Rampas, escaleras y muevas barandillas permiten llegar con facilidad a la iglesia o la Casa Consistorial y la reforma del Archivo permite mantener en buen estado todas las riquezas documentales de la historia de estas gentes. Y de la obra de teatro de la que disfrutó El Tornadizo este viernes se desprende también con qué facilidad aquella monja del XVI supo abrir nuevos caminos de entendimiento, proximidad y colaboración conjunta ignorando las malas voluntades.

El ángel Gabriel, anunciador de buenas noticias, hizo lo propio con sus vecinos y abrió las puertas de su iglesia para convertirla en el escenario de Teresa, la jardinera de la luz. Brillaba también con la luz que irradian las cosas bien hechas, el casi recién estrenado retablo del altar Mayor, conseguido a base del esfuerzo de todos los allí presentes, gracias a los donativos recogidos en la fiesta de su benefactor san Sebastián que fue también espectador de excepción de la biografía, obra y contratiempos de aquella mujer con la que comparte santidad, y saber lo que significa el dolor que lleva consigo todo ser humano. De la misma manera el trabajo conjunto y entregado de un grupo de actores ha permitido hacer llegar a todos los públicos una perspectiva tan humana de alguien encumbrado en los altares, que hace más sencillo entender cómo la iglesia es un recinto apropiado para expresar nuestra humanidad, porque es allí donde todos nos vemos reflejados y nos compartimos en nuestras vidas.

El Tornadizo celebra en verano sus fiestas de la Virgen del Rosario para congratularse de compartirlas con los que todos los años tornan al pueblo a beber de sus fuentes como lo hacía Teresa de Jesús al regresar a su primera fundación de san José de Ávila después de patear tantos caminos para seguir fundando. Dio casa y libertad al mismo tiempo a todas las mujeres que quisieron seguir su ejemplo y viendo esta obra de teatro todo el público parece emocionarse con cada una de las palabras que oye, pues están tan cargadas de sentido como de miedo parece estar cargada la atmósfera en el primer momento en que un padre dominico mensajero de la Inquisición aparece para dominar todo el recinto desde lo alto de su púlpito. Gran trabajo de este actor que a modo de tornavoz, apenas utilizados en la actualidad, predica la antítesis de lo que las carmelitas que le enfrentan son con su sólo sencillo y buen decir. Una calurosa ovación, más que la tarde, amortiguó las notas renacentistas que durante todo el montaje salen de la admirable réplica del órgano del maestro Salinas, y que también aporta 'Lazarillo de Tormes'. Su intérprete vuelve a ser otro de sus actores cuando los espectadores reclaman también sus saludos.