Seguramente la fake new más famosa de la historia del periodismo fue el programa radiado por Orson Welles el 30 de octubre de 193, víspera de Halloween, en el que se anunciaba una invasión de marcianos en Nueva Jersey. La cosa se planteaba ante el auditorio como un suceso real que se transmitía en directo (incluía la muerte por asfixia del propio locutor ante unos alienígenas que llegaban disparando haces letales hasta Brooklin); pero sólo era la escenificación de la novela SF de H. G. Wells. El caso es conocido, así como el pánico que suscitó entre los oyentes, aunque algunos sostienen que ese miedo fue no menos falso que la propia noticia que lo suscitó. Al fin y al cabo, se había anunciado previamente que se trataba de una puesta en escena teatral, algo que entonces era práctica común en las emisoras.
Pero no es tan sabido que Wells envió a Orson un telegrama expresándole su enfado por haber manipulado su obra de esa manera. Su idea de lo que había que transmitir al público era bastante diferente. Dos años antes, Wells había propuesto en una conferencia la creación de una "enciclopedia mundial" que estuviera en continua actualización y revisión y al alcance de la gente alfabetizada por su lenguaje divulgativo y por su accesibilidad en las bibliotecas públicas de todos los países. Se trataba de aportar al ciudadano medio una visión de conjunto de la historia y de las ciencias, evitando el analfabetismo y la maligna influencia de las seudociencias que venían prosperando desde finales del siglo XIX incluso entre intelectuales y artistas. Hablamos de la parapsicología, el espiritismo, la radiestesia, las energías psíquicas y cosas semejantes. Pero probablemente también Wells pretendía ?como buen representante de la moderna ilustración? alejar a unas masas recién alfabetizadas y urbanizadas de los pesebres del periodismo amarillo entonces rampante. (Randolph Hearst era su máximo exponente, luego también usufructuado por Welles en Ciudadano Kane). Su propuesta, salvo que la concebía como una enciclopedia encuadernada, se puede identificar con el actual proyecto de la Wikipedia.
Este episodio da pie a caracterizar un grave problema de nuestro tiempo, que tiene que ver con la educación y con los medios de comunicación de masas. Parece inherente al periodismo un proceso en el que aumenta exponencialmente su capacidad por emitir mensajes por los medios más diversos de modo casi instantáneo, pero que, por otro lado, viene lastrado por las mercancías averiadas de las fake news, de la omisión o marginalización de contenidos críticos con el sistema imperante, de la focalización en noticias de "sucesos" y de exhibicionismos de "famosos" y de una publicidad comercial y de otros tipos cada vez más agresiva. Por el lado del receptor, el estado del bienestar da mayores espacios de ocio y capacidad virtual para participar en la vida política y cultural del país. (Lo de virtual va con segundas). En España a este fenómeno general se suma la presencia de la historia revisionista y de la chulería intelectual de algunos escritores y periodistas, que no prescinden del insulto y la descalificación ad hominem en el momento de la polémica (o incluso sin ella). Y por el hecho de que alguno de los programas más deleznables ocupe desde hace años el mediodía emisor desde cadenas públicas.
Como reacción terapéutica ante todo esto existen asociaciones de periodistas críticos y comprometidos con la verdad y el periodismo de investigación. Y entre los consumidores de información con criterio se origina un sano escepticismo y descontento, que acompaña a los medios desde su mismo origen. "Mientes más que la Gaceta", se decía ya en el siglo XVIII a propósito del primer periódico existente en España. (Para no herir susceptibilidades, diremos que no estamos hablando de nuestro colega local. Por favor).
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