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El bardo, la mística y el teatro
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OBRA DEL DRAMATURGO IRLANDÉS DENIS RAFTER

El bardo, la mística y el teatro

Actualizado 25/06/2018
Redacción

'Teresa, la jardinera de la luz' llega a 200 representaciones desde su puesta en escena por el grupo Lazarillo de Tormes el 27 de febrero de 2015

Tres conceptos que ponen en relación al hombre con algo más elevado, que conecta esa condición humana con su propia alma. Un bardo canta, cuenta, trasmite historias de forma oral a sus congéneres, explicando así cosas que a todos atañen. Los místicos son personas capaces de conectar su espíritu con un Ser Superior que les convierte en bisagra entre cielo y tierra. Y el teatro, no es más que el espejo donde todos nos podemos mirar con las miserias y grandezas que nuestras vidas encierran, pues como dijera el gran autor teatral, el mundo no es más que un escenario en el que representar nuestra existencia individual y colectiva. Y por una mágica casualidad, reunidos los tres factores, nació hace tres años Teresa, la jardinera de la luz, que si apuramos el enigma de algunas casualidades, este pasado 23 ha llegado a su representación número 200, exactamente tres años, tres meses, tres semanas y tres días después de su primera puesta en escena allá por el mes de febrero del año 2015, un 27, víspera del nacimiento de la ahora ya famosa "jardinera de luz", Teresa de Jesús.

La historia es simple. Se daba el pistoletazo de salida al V Centenario del nacimiento de nuestra universal carmelita, y quien más y quien menos quiso aportar algo creativo e interesante en torno a su figura. El año se llenó de exposiciones, conferencias, libros, recitales poéticos de sus versos y múltiples obras teatrales sobre su vida y legado, así como algún que otro proyecto cinematográfico. Y en medio de esta vorágine un grupo de aficionados al teatro, de esta nuestra cultural Salamanca, se atrevió a unirse a la prolífica hazaña y empezó a preparar un trabajo, que cargado de esfuerzo, entrega e ilusión ha sobrepasado todos los pronósticos, y todavía nos acompaña después de tanto tiempo, batiendo un record de actuaciones, difícilmente superable hasta por profesionales, y que se ha debido a la continua demanda de los espectadores para ver la obra. 'Lazarillo de Tormes', que así se llama el grupo, sigue cumpliendo con un calendario que no sólo se ha circunscrito a nuestra provincia, sino que se ha extendido a otras de distintas Comunidades Autónomas, y que ha reunido a un variado público de muy diversa extracción social y cultural. Pero tanto obispos como catedráticos de universidad, estudiantes o agricultores, monjas o amas de casa, etc., etc. confluyen en la seguridad de que el montaje lleva consigo una luz que abarca todos los ámbitos y hace honor al nombre.

El bardo, la mística y el teatro   | Imagen 1Un día del otoño de 2014, 'Lazarillo de Tormes', se reunía con "el bardo irlandés" como a él mismo le gusta hacerse llamar, Denis Rafter. Gran hombre de teatro afincado desde hace tanto tiempo en nuestro país, escuchó el deseo del grupo de que diera forma a su obra de teatro y tomara las riendas de su dirección. Para un genio de la escena, que tantas alegrías ha dejado en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y símbolo indiscutible de la Feria Internacional de Teatro de Castilla y León, esta petición suponía un reto que no desdeñó, y así con la colaboración de todos los componentes de 'Lazarillo de Tormes', se dio forma a un guión que en tan solo una hora recoge de forma acertada y precisa toda la vida, obra y creación literaria de Teresa de Jesús. Una Teresa ante todo mujer, en la que después de una tarea de investigación certera y profunda, podemos ver la esencia de un ser humano, convencido de sus creencias, fuerte en sus deseos y femenina hasta el extremo de explicar como nadie el profundo amor que sintiera por su amadísimo Jesús de Nazaret.

Y así hemos contemplado durante tanto tiempo, como si cada una de las veces fuera la primera y única, unos bellos cuadros escénicos nacidos de la inigualable factura estética de Rafter, en los que unas monjas vestidas con hábitos de paño de estameña se mueven por el altar de cualquier iglesia, a la que convierten en la de Alba de Tormes, para convencer a un dominico enviado de la Inquisición del error en el que la poderosa sociedad varonil del siglo XVI se halla con respecto a su madre. La idea de usar el altar de cualquier parroquia como escenario partió del productor de 'Lazarillo de Tormes', Javier de Prado, y ha hecho posible así llevar el montaje a cualquier localidad, y siempre de forma gratuita, a pesar de la gran profesionalidad de unos actores que lo mismo interpretan que montan su atrezzo, después de descargarlo y volverlo a cargar al fin de cada representación, no importa si la puerta que se abre es de una iglesia románica, contemporánea, una catedral o la capilla de una universidad. Todos los elementos aportados han salido de sus manos, y es tal la calidad de los mismos, que incluso algunos entendidos han dudado de si el órgano en el que se interpreta música en directo del maestro Salinas, es el auténtico, sito en nuestra Catedral Vieja, o si la mujer de la que se habla en escena, doctora de la Iglesia, y "honoris causa" por dos universidades, está viva o muerta; es de entonces o de ahora. ¿Quién da más? Probablemente ellos, pues las representaciones continúan, aunque parece difícil superar su buen hacer escénico. ¡Enhorabuena al teatro!

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