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Pedrógão, entre el luto y la esperanza, un año después de la tragedia
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INCENDIO EN QUE MURIERON 66 PERSONAS Y HUBO 250 HERIDOS

Pedrógão, entre el luto y la esperanza, un año después de la tragedia

Actualizado 18/06/2018
Redacción

PORTUGAL| El verde se abre paso entre el negro de las cenizas. Esos dos colores dibujan el momento actual del paisaje, pero también podrían describir el estado de ánimo de los habitantes de Pedrógão Grande, Castanheira de Pêra o Figueiró dos V

La jornada evocaba una mezcla de sentimientos en la zona centro de Portugal denominada Pinhal Interior, donde el final de la tarde del 17 de junio de 2017 se llevó por delante la vida de vecinos, familiares o conocidos. Dolor y lágrimas por los que no están y por el año de lucha que han pasado los que sobrevivieron. Esperanza y solidaridad, porque la vida es más fuerte que todos los incendios, y siempre hay un renacer de las cenizas.

El conocido como 'incendio de Pedrógão Grande', por haber comenzado el 17 de junio en este concejo, se extendió por los concejos vecinos, provocando 66 muertos, cerca de 250 heridos, destruyendo unas 500 casas, 50 empresas y quemando más de 50 mil hectáreas de terreno, de las cuales, 20 mil de bosque.

En la zona estos días se suceden los homenajes. Como la misa a la que acudieron ayer el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro, António Costa, en Pedrógão Grande.

Antes, Rebelo de Sousa participaba en Pedrógão Pequeno (Sertã) en el Congreso Nacional de Quemados, al que asistían heridos del incendio del año pasado, algunos de ellos, después de permanecer meses en el hospital.

Hasta junio del año pasado, la aldea de Nodeirinho era desconocida para la mayor parte de los portugueses. Se tornó tristemente célebre porque allí murieron 11 personas, la quinta parte de sus habitantes. Ayer se inauguró un Memorial, una escultura formada por dos piedras, que simboliza un dios protector y sus protegidos, en cuya base hay una frase del libro del Apocalipsis: "he aquí, yo hago nuevas todas las cosas".

El memorial ha sido colocado junto a la fuente de la localidad, dentro de la cual, 20 personas se refugiaron aquella noche infernal, y gracias a ello salvaron la vida.

¿Qué ha pasado después de un año?

Se ha ayudado a las víctimas, se han reconstruido viviendas, se ha avanzado en la prevención, la reforestación aún llevará un tiempo, pero, sobre todo, se ha asumido que los cambios han de ser estructurales y que lo ya realizado no es suficiente.

Un año después ya se ha efectuado el pago de las indemnizaciones a los familiares de las víctimas y a los afectados, una medida "sin precedentes en Portugal", ha destacado Marcelo Rebelo de Sousa, que además ha dicho que ello implica "la asunción de una responsabilidad colectiva".

Desde los días siguientes a la tragedia y durante todos estos meses, no han dejado de llegar autocares con voluntarios a la zona. Han participado en tareas de limpieza, plantación, reconstrucción de viviendas y ayuda psicológica y social.

Surgió la Asociación de Víctimas del Incendio de Pedrógão Grande (AVIPG), mediante la cual los afectados se organizaron para la autoayuda y para la defensa de sus intereses. Hoy reivindican que, aunque la intención haya sido buena, no todo se ha hecho bien.

Para ver el bosque verde habrá que esperar. La Naturaleza tiene paciencia, las personas, no.

La reforestación de las zonas ardidas va a ser un proceso que demorará años, estando previsto que se desarrolle a lo largo de los próximos 20 años.

Estos meses ha habido que dejar a los suelos regenerarse y realizar protecciones contra la erosión. Aun así, miles de árboles han sido plantados por voluntarios, aunque se necesite plantar muchos más en el futuro. Desde scouts a estudiantes de escuelas y universidades han participado en estas plantaciones.

Pedrógão, entre el luto y la esperanza, un año después de la tragedia   | Imagen 1Se ha reforestado con muchos frutales: nogales, castaños, madroños, olivos o pinos piñoneros, pero también con alcornoques, robles, fresnos o pino bravo. No se pretende hacer desaparecer los eucaliptos, pues se considera que también deben tener aquí su espacio, aunque mucho más reducido que antes del incendio.

En muchas zonas aún no se ha decidido si cortar de raíz los árboles quemados, cuando los eucaliptos ya están brotando de nuevo.

Las reformas estructurales aún están por definir completamente. El incendio obligó a particulares y políticos a enfrentar un problema sobre el que es preciso tomar decisiones coyunturales, de las que sólo podrá evaluarse el resultado a medio y largo plazo.

Vivir el día a día, lo más difícil

Muchos de los habitantes de estos pueblos son personas mayores, para los que su rutina transcurría entre el cuidado de unos pocos animales, las labores de la huerta y los frutales. Además de entretenerse, era una forma de autoabastecimiento o de obtener algunos ingresos que redondeasen el presupuesto.

El incendio también se llevó por delante animales, corrales y aperos agrícolas. Por eso, los voluntarios y los vecinos han ayudado a volver a poner en pie esos pequeños establos, donde volver a cuidar unas gallinas o unos patos, que ayuden a la recuperación de la rutina.

Vivir el día a día es lo más difícil. Recuperar las rutinas, tan necesarias para el equilibrio mental de la población, en un entorno en el que muchos vieron morir a sus vecinos y se quedaron sin casa, no está siendo fácil.

Los que se dedican al turismo están haciendo un gran esfuerzo por mantener sus negocios, en una zona donde la Naturaleza lo es todo, también a nivel turístico, pues el viajero que llega hasta aquí no permanece si no está adherido a esta filosofía de vida.

En Pedrógão Grande las placas de las carreteras permanecieron tal y como quedaron hasta finales de mayo. Ver eso todos los días no ayudó a las personas.

Aún hay dinero de fondos por invertir. No faltará dónde hacerlo.

¡No le llamen 'carretera de la muerte'!

Pedrógão, entre el luto y la esperanza, un año después de la tragedia   | Imagen 2Esto es lo que piden los vecinos de las localidades situadas cerca de la carretera N236-1, que han visto aparecer por sus pequeños pueblos a multitud de curiosos durante todo el año, atraídos por el morbo de conocer la carretera donde murieron decenas de personas.

Que la llamen así les produce un tremendo dolor, aunque, en opinión de los psiquiatras que les han acompañado todo este tiempo, contar cómo vivieron lo que pasó a quien les visita sea una manera de expulsar el sufrimiento, de hacer una catarsis. Con todo, que se denomine así a algo tan sentido para ellos, lo consideran una falta de respeto y estar todo el día hablando de lo que pasó y de los posibles responsables, tampoco ayuda a sofocar el dolor y la rabia.

El acompañamiento psicológico, fundamental

Hasta 5.000 personas han sido atendidas por equipos multidisciplinares, formados por psiquiatras, psicólogos, enfermeros de salud mental y trabajadores sociales.

Desde el primer día hubo un acompañamiento a las víctimas. Al principio, para evitar que lo vivido se transformase en trauma, después, para ayudar a realizar el duelo.

Los equipos de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario de Coímbra han sido fundamentales en esta tarea. Ya antes del incendio, trabajaban en esta zona con las personas con enfermedad mental siguiendo el 'modelo Avilés', que consiste en tratar al enfermo a partir de su vida en comunidad. Este mismo modelo es el que han seguido para trabajar con las víctimas de los incendios.

El luto necesita su tiempo, al igual que lo necesita la naturaleza para regenerarse.

Preocupación por los más jóvenes

1.758 escolares, entre los 6 y los 18 años, pertenecientes a seis concejos: Pedrógão Grande, Figueiró dos Vinhos, Castanheira de Pêra, Pampilhosa da Serra, Góis y Sertã, han participado en un estudio llevado a cabo por Pinhal Futuro.

El estudio ha permitido concluir que el 7,9% de ellos, -139 jóvenes-, presenta síntomas de estrés postraumático.

El proyecto Pinhal Futuro hace, de forma complementaria, un seguimiento a sus padres y profesores. A pesar del seguimiento efectuado a los más jóvenes, preocupan, sobre todo, los adultos, ya que, según dicen, los niños responden mejor a situaciones de estrés, siempre que los adultos con los que conviven reaccionen bien.

Estos resultados fueron presentados el sábado en Coímbra por Pinhal Futuro en un acto al que también acudió el presidente de la República. El proyecto Pinhal Futuro ha sido desarrollado por el Centro de Investigación en Neuropsicología e Intervención Cognitivo-Conductual de la Universidad de Coímbra, y promovido por la Fundación Calouste Gulbenkian.

Homenajear a las víctimas y recordar el pasado para encarar el futuro

Marcelo Rebelo de Sousa dijo ayer en su visita a la región que los responsables políticos "están haciendo lo que pueden", pero también que ese esfuerzo ha de ser mayor y continuado en el tiempo. Admite que el país no es el mismo después de los graves incendios del año pasado, pero que los cambios han de ser consistentes, para que la tragedia no se repita. "Lo que toca es renacer todos los días durante tiempo indefinido", afirmó hoy Rebelo de Sousa.

Y es que la tragedia de los incendios ocurridos en el centro del país en 2017 ha obligado a reflexionar sobre muchos aspectos, también sobre las desigualdades existentes entre el interior y el litoral, evidenciando un verdadero problema de cohesión territorial en Portugal.

La revitalización del interior y la reforma de la política forestal eran dos asuntos antiguos en el país vecino, que quedaron de forma obvia colocados encima de la mesa con la tragedia de los incendios. Ahora el país parece estar dispuesto a enfrentar esos cambios.

El presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, ha dicho en Pedrógão Grande: "O esto sirve para que cambiemos de vida o, si no, ¿qué estamos haciendo aquí?"

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