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“Hay que actuar para que un día ya no sean necesarias las ONG”
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Martín Labie

“Hay que actuar para que un día ya no sean necesarias las ONG”

Actualizado 05/06/2018
Redacción / Fidel Mateos

El erasmus de origen belga ha desarrollado un espíritu solidario a través de sus experiencias en la ONG DBA, que nos cuenta en esta entrevista

Martin Labie ha finalizado su etapa en Salamanca como Erasmus, donde llegó en febrero y asegura haber cumplido sus expectativas académicas y ambientales plenamente. Este estudiante de Saint-Ghislain (Bélgica), que habla un español casi perfecto, a sus 20 años ha desarrollado también un espíritu solidario a través de sus experiencias en la ONG DBA, que nos cuenta en esta entrevista.

¿Por qué la gente decide afrontar la aventura de una ONG?

Me imagino que la gente puede tener varias motivaciones, pero que tienen en común siempre estar relacionadas con buenas intenciones y una forma de curiosidad. Que se trate de ayudar a los españoles sin hogar o a personas que viven a miles de kilómetros de nosotros, el objetivo principal es conocer su historia e intentar ver con sus ojos un determinado prisma del mundo.

Esas motivaciones evolucionan, claro. La primera vez que quise viajar con una ONG, en 2013, iba con el motivo de salvar al mundo y de solucionar todas las crisis mundiales. Luego me di cuenta de que no que no era así de fácil? ¡Pero quiero insistir sobre el hecho de que esa toma de conciencia no debilita la motivación para nada, lo contrario! La verdad es que la refuerza, porque al enterarse de que el trabajo será largo y duro también se da cuenta de que sí, se puede hacer algo más que soñar.

“Hay que actuar para que un día ya no sean necesarias las ONG”   | Imagen 1VIAJES SOLIDARIOS

¿Quién paga los gastos de quienes se embarcan en estos proyectos?

En mi caso, pagamos nosotros tanto el viaje como el alojamiento o la comida. Me parece normal, y así los participantes no se olvidan de que ellos también se benefician de esa experiencia. Junto a estos gastos, organizamos varios eventos para financiar los proyectos que teníamos en el terreno: reforestación, pozos, microembalses?

Creo que es muy importante que la gente se entere de que la mayoría de los voluntarios hacemos la diferencia entre el presupuesto de la ONG y lo que, como en cualquier viaje, nos toca pagar. Los viajes solidarios tienen un impacto positivo en el terreno, pero eso no debe hacer olvidar que también representan una experiencia humana y no un cargo para los voluntarios.

¿Nos puedes hablar de tus principales experiencias en los diversos países en este campo?

Cuando tenía quince años, dos voluntarias vinieron a presentar una ONG belga a mi colegio. Se trataba de una organización que coordinaba viajes con grupos de jóvenes entre 15 y 17 años a varios países del Tercer Mundo. La ambición era promover el intercambio cultural a través de proyectos solidarios, por ejemplo reforestando junto con un grupo de jóvenes locales. Hoy estoy convencido de que ese equilibrio entre acciones en el terreno y entendimiento del otro es primordial para lograr objetivos ambiciosos y que, tanto voluntarios occidentales como locales, estemos en la misma línea.

Me despertó la curiosidad, y vi una oportunidad de viajar a lugares desconocidos, ayudando lo máximo que pueda. Tenía una visión del mundo muy ingenua, y no sabía bien lo que significaba todo eso. Solo lo hice porque me pareció justo y aprovechable hacerlo.

"Ayudar en una ONG favorece un mejor entendimiento entre pueblos y culturas"

El primer verano viajé a Senegal. Ahí me di cuenta de cómo me gustaba el intercambio cultural. Creo que lo que contamos de esas experiencias al volver a casa es, al menos, tan importante como los proyectos en sí. Favorece un mejor entendimiento entre pueblos y culturas a medio plazo. Y de eso se trataba: con 30 belgas y 30 senegaleses pasábamos tres semanas reforestando, pero sobre todo intercambiando ideas. Conocí a jóvenes formidables, belgas y senegaleses. Me dieron más ganas aún de conocer el mundo y de aportar mi grano de arena cómo pueda, confiando en los que saben cómo hacerlo bien.

Me gustó tanto que ofrecí mi candidatura como monitor en esa misma ONG, y así siguió la aventura para cuatro veranos más?

HONRADEZ

¿Piensas que la mayoría de las ONG son honradas?

No creo que el microcosmos de las ONG sea diferente del resto de la sociedad. Creo que la inmensa mayoría de nosotros tenemos buenas intenciones, lo que sí puede pasar es que no logremos concretizarlas o que veamos las cosas con una perspectiva diferente de la del vecino.

¿Merece la pena comprometerse en esta ingente ayuda con el consiguiente esfuerzo y riesgo en países desconocidos, inmersos muchas veces en guerras y conflictos?

Aquí es necesario subrayar que en aquella ONG nunca hemos puesto nuestras vidas en peligro para un proyecto, ni mucho menos. Sin embargo, es verdad que muchos voluntarios lo hacen. No puedo hablar por ellos, pero me imagino que cuando uno tiene una vocación, esas preguntas se relegan al segundo plano. Personalmente, no creo que me atrevería a ello. Sé que a algunos les puede parecer cobarde o hipócrita, pero creo que cada voluntario contribuye como puede y quiere, y que algo es algo. Para el desarrollo del sector asociativo es importante difundir el mensaje de que no se trata de un sector cerrado, donde solo se necesita a personas listas para arriesgar la vida. Todos podemos aportar algo.

¿Qué deben hacer las personas interesadas en acudir a este tipo de eventos?

Informarse, sobre todo. ¡Muchas veces hay más oportunidades de lo que parece, solo hace falta estar atento!

Además de tener motivación y buenas intenciones, es primordial plantearse las buenas preguntas. "¿Cómo puedo hacerme útil en eso? ¿De verdad me conviene ese proyecto?" Siempre se puede hacer algo, y es importante encontrar una ONG cuyas acciones, además de atraerte, te correspondan.

No es recomendable participar en esos proyectos si vas con una idea determinada de cómo debe funcionar todo, porque puede ser que tengas un impacto más negativo que positivo. Quienes saben lo que de verdad hace falta son ellos quienes viven con privaciones al diario.

Una vez que hayas encontrado tu ONG, sé paciente y recuerda que muchas veces es necesaria una larga preparación para una aventura de un par de semanas. ¡Pero merece la pena!

Al preguntar a varios españoles, jóvenes y menos jóvenes, resultó que todos me aconsejaron ir a Salamanca?

¿Piensas que la sociedad está suficientemente implicada en estas causas?

Creo que más que una cuestión de cantidad, el problema reside en la manera. Para mí, hace falta pensar más al largo plazo y actuar para que algún día ya no sean necesarias las ONG. Muchos impulsos de solidaridad están directamente relacionados con la actualidad y no ven más allá. Es mejor que nada, pero así no se encontrará una solución viable a las crisis que nuestra sociedad está sufriendo.

¿Por qué elegiste Salamanca para tu estancia académica como Erasmus?

Llevaba dos años pensando en mi destino Erasmus, así que tuve tiempo para informarme y ver qué recomendaban los estudiantes españoles. Ese destino tenía que satisfacer varios criterios: castellano puro, vida cultural y estudiantil desarrollada y ambición académica. Al preguntar a varios españoles, jóvenes y menos jóvenes, resultó que todos me aconsejaron ir a Salamanca? No se equivocaron, ya que con los cuatro meses que llevo viviendo aquí, me he enamorado de la ciudad.

Nuestra ciudad entonces ha respondido a tus expectativas?

¡Totalmente! Me estaba esperando algo parecido, pero no hubiera pensado que fuera posible mezclar tan bien cultura y vida estudiantil. Me encanta, porque se nota que la ciudad entera fue pensada para los estudiantes y eso la hace muy cómoda y agradable para los Erasmus. ¡Además, ese ambiente favorece los encuentros!

Entrevista: Amador Vicente

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