‘Teresa, la jardinera de la luz’, otra batalla librada al fuego

Si a Teresa de Jesús le hubieran dicho, a pesar de que fueran tantos los caminos que recorrió, de ahí su apelativo de 'andariega', que iba a seguir haciéndolo tan intensamente cinco siglos después, habría dado por válidas todas las penurias y calamidades por las que pasó en vida. En estos últimos tres años ha sido el grupo teatral 'Lazarillo de Tormes' el que ha llevado la figura de esta mujer a todo aquel lugar que ha querido conocer la nueva perspectiva, dinámica y novedosa, que estos actores nos ofrecen. Viendo 'Teresa, la jardinera de la luz', montaje del que son responsables, se tiene la convicción de hacer un viaje en el tiempo, y de siglos, para colocarnos ante una vida de mujer tan llena y arrasadora en todos sus ámbitos, que la convierte en atemporal y la acerca al espectador de forma tan oportuna que parece estar a su lado, de su lado y desde su visión del mundo.

'Teresa, la jardinera de la luz' ha visitado numerosas localidades, dentro y fuera de nuestra Comunidad Autónoma, lo cual le ha posibilitado llegar a distintas provincias y diócesis de las que forman parte. Es indudable por tanto que la atracción que esta obra teatral ejerce reúne en torno a sí gentes de lo más variado de nuestra sociedad civil y religiosa. La Diputación de Salamanca así lo ha entendido, y colabora estrechamente este año con 'Lazarillo de Tormes' para que la provincia salmantina, cuna del grupo, se favorezca del privilegio de que sean la mayor parte de sus pueblos los anfitriones de esta obra. En este primer sábado de junio, y dentro de la cercana comarca del Campo de Salamanca, ha sido Carrascal del Obispo el pueblo que ha recibido la puesta en escena de la vida de una mujer del XVI, que por fin ha hecho gala a su sobrenombre de 'andariega' para aparecer ante todos ellos, humana, cansada del viaje, fuerte en sus creencias y libre en sus decisiones, una mujer universal, que baja de los altares como santa para que la vuelvan a subir como mujer.

Esto ha logrado un grupo de teatro de aficionados que ha realizado un trabajo de tal profesionalidad, que en ningún momento se duda de la verosimilitud con la que se ofrecen los datos históricos, biográficos, literarios y religiosos de Teresa de Jesús, pero desde una perspectiva tan humana que es imposible no rendirse ante lo que parece una absoluta evidencia. Y el altar mayor de la iglesia parroquial de La Visitación de Carrascal del Obispo, que hace honor al nombre de la parroquia, volvió a temblar ante la posibilidad de que el fuego arrasara algo tan valioso.

Hace cuatro años que un incendio amenazó la seguridad de un templo que encierra obras de gran valor, como lo son los retablos barrocos que a esta parroquia se trajeron desde la románica de santo Tomás Cantuariense de Salamanca. Se añadieron a ésta última en una de las reformas del XVII, pero no eran acordes con las austeras líneas iniciales del templo. Así pues la de Carrascal acogió y conservó con mimo estas obras. Esta población que fue cedida a la diócesis salmantina allá por el remoto siglo XII, por un rey Emperador, Alfonso VII, para que la iglesia velara por su alma y el de su esposa, heredó también el título de la persona a la que pertenecía, el obispo, aunque su auténtica identidad estuviera en los carrascos que tanto adornan su paisaje. Y es que como se pudo oír en 'Teresa, la jardinera de la luz': 'los grandes hombres tienen sus planes'. Los de Teresa eran claros y sencillos, evitar la injusticia social en la que vivía inmersa; la de las altas jerarquías como la Inquisición, impedirlo. El carrascal frente al obispo, la naturaleza libre y sabia frente a los títulos humanos que enmascaran la ignorancia. Pero como bien saben los vecinos de Carrascal, "contra las hogueras se puede luchar".

Desde el altar de la rescatada iglesia de La Visitación se oyó una historia que nuevamente se acercó a la gente desde un escenario que tan familiar es a todos como un altar, donde el color pardo de unos hábitos se ven con la elegancia y dinamismo con el que envuelven ideas, palabras y obras de una mujer que brilló por encima de las púrpuras y sedas egregias. La música renacentista, que el montaje ofreció en directo, sumergió en la universalidad de la sensibilidad, esa que demuestra la fuerte convivencia que les une y que han celebrado con su grupo de mayores como protagonistas, en un día en el que ellos y 'Lazarillo de Tormes' compartieron mesa y mantel después de haberlo hecho con 'Teresa, la jardinera de la luz'.