La deportista paralímpica desembarcó en el Edificio de Escuelas Mayores para acercar al público salmantino su conferencia 'Mi camino de Santiago: lecciones de vida, sueños cumplidos'
Dentro de la conmemoración de la efeméride de la Universidad de Salamanca y con ocasión del Año Europeo del Patrimonio Cultural, Irene Villa desembarcaba este miércoles en Salamanca para contarnos su "Camino de Santiago: lecciones de vida y sueños cumplidos", un viaje por su vida en la que supo superar el atentado que sufrió junto a su madre a los doce años y que provocó que le amputaran las dos piernas y tres dedos de una mano. Y a pesar de todo ello, supo perdonar y fue siempre un ejemplo de lucha que le ha llevado a convertirse en todo un ejemplo para la sociedad. Al acto, donde estuvo acompañada por Augusto Paramio, encargado de las actividades del centenario en el Ministerio de Cultura, asistió el rector, Ricardo Rivero, el vicerrector Cabero y otros miembros del equipo rectoral y de la sociedad salmantina.
La periodista no eludía hablar del anuncio de ETA de su disolución. "Yo odio y rabia jamás, porque está superado y asimilado. Ese círculo yo ya lo cerré en 2011, cuando dejaron de matar. Entonces el viernes, no sabía muy bien a cuento de qué venía esa escenificación. Sin embargo, siempre busco sacarle algo positivo y lo que hice el viernes pasado atender a los medios hablando de las víctimas que son las que tenemos que recordar, el verdadero fuerte que han representado la victoria de la democracia, del sentido común, del estado de derecho, la superioridad moral porque ninguna ha intentado vengarse ni es una asesina como su verdugo. Estamos aquí y queremos lo de siempre: memoria dignidad y justicia", comentaba, a la vez que ante el hecho de que si los miembros de la banda debían pedir perdón, añadía que "yo tuve que perdonar para tener una vida plena porque el que no perdona es el que sufre y no puede tener una vida plena. Bastante tengo ya amputado como para tener mi corazón también amputado. Decidí perdonar por eso", señaló.
Donde no quiso profundizar es en el hecho de la reagrupación de presos. "Ahí hay mucha gente luchando. Yo di un paso al costado porque no quería seguir siendo estandarte de las víctimas, pero si que las hay luchando por eso", dijo.
Ya a nivel personal, también repasó un poco como había sido su vida. "He tenido muchos Caminos de Santiago, como todo el mundo. Todos tenemos etapas en las que tenemos que dar todo de ti y luchar, etapas más difíciles y no fue sólo la del atentado, sino que luego a veces hay la llamada del trueno que dicen, el destino malo, pero también la llamada de que uno decide mejorar y yo me metí en una operación en Suecia muy complicada y estuve cuatro años en un camio de Santiago auténtico porque fueron cuatro años de ingresos en el hospital por una bacteria, de reamputación, de recolocación, de tendones, mucho dolor y me tuvieron que operar un montón de veces hasta que me cambiaron el tornillo que me pusieron en el fémur y ya pude empezar a caminar sin dolor, pero ese ha sido mi verdadero camino de Santiago", matizaba.
En realidad, reconocía que "los pongo independientes, son como círculos que se han ido cerrando. El de la operación de la bacteria se cerró. Ahora otro que se ha abierto es un camino, para mí el más maravilloso, por eso se me ilumina la cara y esta sonrisa porque es el más increíble, pero también el talón de Aquiles, que es el de la maternidad. Desde que fui madre en 2012 ha empezado un nuevo camino, muy gratificante, pero también doloroso, porque es ahí donde uno más sufre, no con tu sufrimiento sino con el de tus hijos. Yo ahora valoro muchísimo más el papel de mi madre que hoy también contaré, y lo fundamental que fue tener un pilar con esa alegría y esa sonrisa, pero ahora también tenemos nuestros baches, el día a día de lucha continua con tus hijos. Después será si no quieren estudiar, si sí. Afortunadamente de salud que siempre pido y es lo que menos está en nuestras manos, vamos bien", sentenció.