Mirad esa correspondencia de abanicos: ese tan hermoso que traza el cielo, con líneas punteadas de nubes, y esos otros que cada encina despliega con cada una de sus copas? (José Luis Puerto) / Foto de Ángeles Rebollo
Mirad esa correspondencia de abanicos: ese tan hermoso que traza el cielo, con líneas punteadas de nubes, y esos otros que cada encina despliega con cada una de sus copas.
Pero ¿cuál es el aire que tales abanicos ponen en movimiento? No es aquí el "ventalle de cedros" de San Juan de la Cruz, sino otro, poderoso y perenne, que trazan las encinas.
La hermosura del mundo se halla aquí, en este diálogo de abanicos entre el cielo y la tierra. Lo perenne y lo efímero; la claridad del blanco y del azul, frente a los matices de los verdes de la tierra. Los abanicos del mundo. "Y el ventalle de cedros aire daba"...
José Luis Puerto / Foto de Ángeles Rebollo